Por: Rasul Gudarzi
Poco tiempo después de suscribir un acuerdo entre Irán y el Grupo 5+1, formado por EE.UU., Reino Unido, Rusia y China más Alemania, la actitud de la contraparte ha influido en el ámbito de la colaboración y la llegada a un acuerdo final entre ambos.
Mientras los artículos del acuerdo definían claramente que el Gobierno de EE.UU., en el marco de las responsabilidades y la autoridad legal del presidente y el Congreso, no debería imponer nuevas sanciones nucleares a Irán, los Departamentos del Tesoro y de Estado anunciaron el pasado jueves nuevas medidas punitivas contra una serie de empresas y personas por "proporcionar apoyo" al programa de energía nuclear de la República Islámica de Irán.
En este sentido, las autoridades estadounidenses pretenden justificar su política de doble estándar, alegando que la violación del embargo por estas nuevas personas y empresas se remonta al pasado. Además, la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de EE.UU., Wendy Sherman, aseguró el mismo jueves que los legisladores estadounidenses tienen la plena autorización de la Administración del presidente Barack Obama, para endurecer las sanciones contra Irán fuera del marco de las actividades nucleares del país persa.
Desde que se suscribió el acuerdo, Occidente ha demostrado que no está dispuesto a reducir las sanciones, sino a endurecerlas. La Unión Europa, por su parte, castigó a 17 empresas iraníes bajo el mismo alegato de la Casa Blanca, es decir, nuevos embargos que tienen su origen en el pasado. Algo que pone de relieve el absoluto incumplimiento de los artículos del acuerdo y, en estas circunstancias, solo Irán se ve perjudicado al tener que cumplir con sus promesas voluntarias.
Durante este corto periodo de tiempo, el país persa ha cumplido con su promesa de permitir una mayor cantidad de inspecciones, entregar informaciones determinadas a la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA, así como datos sobre los planes de las instalaciones nucleares, describir edificios en cada sitio nuclear, el nivel operacional de cada uno de los lugares en los que se realizan actividades nucleares, entregar informaciones sobre las minas y materias primas, tomar las medidas necesarias para llegar a un acuerdo con la AIEA, con el fin de colaborar en una estrategia garantizada para el reactor de Arak IR-40, garantizar el acceso diario de los inspectores de la AIEA a los centros de Fordo y Natanz, para estudiar los documentos registrados por las cámaras en caso de que los inspectores no estén presentes en las instalaciones, el acceso guiado de los inspectores de la AIEA a los talleres de montaje y de producción de centrifugadoras, sus lugares de mantenimiento, además de tener acceso a las minas de uranio y molinos.
A Raíz de todo ello, los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) realizaron una visita, según ellos “satisfactoria”, al reactor de agua pesada de Arak, en el centro de Irán, y tienen previsto llevar a cabo una visita a la mina Gachin, en Bandar Abás (sur).
Asimismo, en el marco de la cooperación entre la AIEA y la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), el país persa entregó datos sobre su nueva generación de centrifugadoras. Todo por su propia voluntad, hecho que ratifica su seriedad en los diálogos y trata de hallar una salida diplomática al problema creado por Occidente. No obstante, esa actitud de su contraparte está dificultando el proceso, de tal forma que los diálogos se vieron interrumpidos en Viena, y la delegación negociadora persa decidió volver al país. Las nuevas sanciones y la política de doble rasero de EE.UU. provocaron diversas reacciones de Teherán; el alto negociador nuclear, Seyed Abás Araqchi, ha tachado la medida de “un gesto contrario al espíritu del acuerdo de Ginebra”, que recibirá la “respuesta adecuada” de Teherán.
Por su parte, la Cancillería iraní, pese a reiterar la seriedad de la República Islámica de Irán en los diálogos de Ginebra, aseguró que reaccionará a cualquier posible medida inoportuna y no
constructiva de la contraparte. A la vez, advirtió que Washington debería asumir las consecuencias de tal decisión imprudente que ha tomado, al ceder ante las presiones de los grupos extremistas dentro y fuera de EE.UU.
Las recientes sanciones antiraníes sacan a la luz las gigantescas discrepancias existentes entre el Ejecutivo y el Congreso estadounidenses, influenciados por el Lobby israelí.
Consecuencias de seguir sancionando a Irán
Si nos fijamos bien, en el corto plazo transcurrido desde el acuerdo logrado en Ginebra, Irán ha cumplido con sus deberes, tal como había prometido, si bien eran de forma voluntaria, mientras Occidente no ha podido respetar los suyos. Sin duda, esto perjudicará el proceso de colaboración y, posiblemente, despertará la desconfianza entre los ciudadanos iraníes respecto a los diálogos y las palabras de la contraparte, e Irán podría retirarse de la mesa de diálogo, conllevando retos más serios para Occidente. El director general de la AIEA, Yukio Amano, en una entrevista concedida a ‘Reuters’, afirmó que Irán sigue realizando "constantes" progresos en su programa de energía nuclear, a pesar de las sanciones impuestas en su contra.
El propio secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, dirigiéndose a las voces opositoras al acuerdo nuclear, afirmó que Irán, en 2005, poseía 800 centrifugadoras en sus instalaciones nucleares,
pero hoy cuenta con 19 mil, reconociendo que la imposición de más sanciones a Teherán, provocaría un aumento mucho mayor de su capacidad nuclear.
Teniendo en cuenta estas declaraciones, resulta evidente que un acuerdo nuclear final con Irán beneficiaría más a Occidente que al país persa, por lo que el primero debe aprovechar la disposición de Teherán para despejar las dudas acerca de sus actividades nucleares y atraer la confianza del pueblo y Gobierno iraníes. Cabe recordar que desde el inicio de los diálogos nucleares, el Líder Supremo de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, calificó a EE.UU. de prepotente, no confiable e incumplidor de sus promesas, y había advertido que no se sentía optimista respecto a los diálogos. No obstante, manifestó su pleno apoyo al equipo diplomático iraní, así que queda implícito que cualquier incumplimiento de lo establecido posibilitaría el abandono total de los diálogos.-