Overblog
Suivre ce blog Administration + Créer mon blog
31 août 2011 3 31 /08 /août /2011 16:57
  31-08-2011

 

Ladrones del mundo, uníos

      Slavoj Zizek     
London Review of Books

Traducción por S. Seguí

La repetición, según Hegel, tiene un papel crucial en la Historia: cuando algo sucede sólo una vez, puede ser descartado como un accidente, algo que podría haberse evitado si la situación se hubiera manejado de manera diferente; pero cuando el mismo evento se repite, se trata de una señal de que un proceso histórico más profundo se está desarrollando. Cuando Napoleón fue derrotado en Leipzig en 1813, pareció una cuestión de mala suerte; pero cuando perdió de nuevo en Waterloo, estaba claro que su tiempo había pasado. Lo mismo vale para la persistente crisis financiera. En septiembre de 2008, algunos la presentaron como una anomalía que podría corregirse mediante una mejor reglamentación, etc., pero ahora que los signos de una crisis financiera se repiten está claro que se trata de un fenómeno estructural.

Se nos dice una y otra vez que estamos viviendo una crisis de la deuda, y que todos tenemos que compartir la carga y apretarnos el cinturón. Todos, es decir, excepto los (muy) ricos. La idea de gravarlos más es tabú: si lo hiciéramos, nos dicen, los ricos no tendrían ningún incentivo para invertir, se crearían menos puestos de trabajo y todos sufriríamos. La única manera de salvarnos en estos tiempos difíciles es empobrecer más a los pobres y enriquecer a los ricos. ¿Qué deberían hacer los pobres? ¿Qué pueden hacer?

A pesar de que los disturbios en el Reino Unido los desencadenó el sospechoso incidente del tiroteo a Mark Duggan, todos coinciden en que expresan una inquietud más profunda. Pero, ¿de qué tipo? Al igual que en la quema de automóviles en las banlieues de París en 2005, los amotinados del Reino Unido no tienen ningún mensaje que transmitir. (Un claro contraste con las manifestaciones masivas estudiantiles de noviembre de 2010, que también fueron violentas. Los estudiantes dejaron claro que rechazaban las reformas de la educación superior que se proponían). Por esta razón, es difícil concebir a los alborotadores del Reino Unido en términos marxistas, como ejemplo de la aparición de un sujeto revolucionario; encajan mucho mejor con el concepto hegeliano de «chusma», es decir, los que están fuera del espacio social organizado y que sólo pueden expresar su descontento por medio de arrebatos “irracionales” de violencia destructiva, lo que Hegel llamó “negatividad abstracta”.

Hay un viejo cuento sobre un trabajador sospechoso de robo: todas las noches, al salir de la fábrica, inspeccionaban cuidadosamente la carretilla que empujaba. Los guardias no encontraban nada, siempre estaba vacía. Por último, cayeron en la cuenta: lo que el trabajador estaba robando eran las propias carretillas. Los guardias obviaban la verdad evidente, del mismo modo que han hecho los comentaristas de los disturbios. Se nos ha dicho que la desintegración de los regímenes comunistas, en la década de 1990, marcó el fin de las ideologías: el tiempo de los grandes proyectos ideológicos que culminaron en catástrofes totalitarias había terminado, y habríamos entrado en una nueva era de políticas racionales y pragmáticas. Si el tópico de que vivimos en una era posideológica es cierto en algún sentido, ello es visible en este reciente brote de violencia. Ha sido una protesta de grado cero, una acción violenta sin ninguna exigencia. En su intento desesperado de encontrar significado en los disturbios, los sociólogos y editorialistas han ofuscado el enigma que presentan los disturbios.

Los manifestantes, aunque socialmente desfavorecidos y excluidos de facto, no vivían al borde de la inanición. Personas en mucha peor situación material, para no hablar de situaciones de opresión física e ideológica, han sido capaces de organizarse en fuerza política dotada de programas claros. El hecho de que los alborotadores no tengan programa es pues en sí mismo un dato que exige interpretación y que nos dice mucho acerca de nuestra situación política-ideológica y del tipo de sociedad en que vivimos, una sociedad que celebra la posibilidad de elección, pero cuya única alternativa posible al vigente consenso es un ciego acting out. La oposición al sistema ya no puede articularse en forma de una alternativa realista, o siquiera como un proyecto utópico, sino que sólo puede tomar la forma de un arrebato sin sentido. ¿Qué sentido tiene celebrar nuestra libertad de elección cuando la única opción está entre la aceptación de las reglas del juego y la violencia (auto)destructiva?

Alain Badiou sostiene que vivimos en un espacio social que se experimenta cada vez más como “sin mundo”: en este espacio, la única forma que puede tomar la protesta es la violencia sin sentido. Tal vez es éste uno de los principales peligros del capitalismo: aunque en virtud de su ser global abarca el mundo entero, sostiene una constelación ideológica “sin mundo” en la que se encuentran personas privadas de su modo de localizar significados. La lección fundamental de la globalización es que el capitalismo puede acomodarse a todas las civilizaciones, de la cristiana a la hindú o budista, del Este al Oeste: no hay una visión capitalista global, ni una civilización capitalista en sentido estricto. La dimensión global del capitalismo representa la verdad sin sentido.

La primera conclusión que puede extraerse de los disturbios, por lo tanto, es que tanto las reacciones conservadoras como las liberales ante el descontento no son suficientes. La reacción conservadora ha sido predecible: no hay justificación para este tipo de vandalismo, es preciso usar todos los medios necesarios para restaurar el orden, para evitar más explosiones de este tipo no hace falta más tolerancia y ayuda social sino disciplina, trabajo duro y sentido de la responsabilidad. Lo malo de este relato no es sólo que hace caso omiso de la desesperada situación social que empuja a los jóvenes a estallidos de violencia, sino, tal vez más importante, que no tiene en cuenta la forma en que estos arrebatos se hacen eco de las premisas ocultas de la misma ideología conservadora. Cuando en la década de 1990, los conservadores lanzaron su campaña de “vuelta a lo básico”, su complemento obsceno fue revelado por Norman Tebbitt: “El hombre no es sólo un ser social, sino también un animal territorial; debemos incluir en nuestros programas la satisfacción de estos instintos básicos tribalistas y territoriales.”

Esto es lo que la ideología de “vuelta a lo básico” fue, realmente: la liberación del bárbaro que acecha bajo nuestra sociedad aparentemente civilizada y burguesa, mediante la satisfacción de sus “instintos básicos”. En la década de 1960, Herbert Marcuse introdujo el concepto de “desublimación represiva” para explicar la llamada revolución sexual: era posible desublimar los impulsos, darles rienda suelta y mantenerlos sujetos al mecanismo capitalista de control, a saber, la industria del porno. En las calles británicas, durante los disturbios, lo que vimos no eran personas reducidas a bestias, sino la forma esquemática de la “bestia” producto de la ideología capitalista.

Mientras tanto, los progresistas de izquierda, igualmente predecibles, pegados a los mantras de los programas sociales, las iniciativas de integración, el abandono que ha privado a los inmigrantes de segunda y tercera generación de sus perspectivas económicas y sociales: los brotes de violencia son el único modo que tienen que articular su descontento. En lugar de caer nosotros mismos en fantasías de venganza, debemos hacer un esfuerzo para comprender las causas profundas de los estallidos. ¿Podemos siquiera imaginar lo que significa en un barrio pobre ser joven, mestizo, sospechoso por sistema para la policía y acosado ​​por ésta, no sólo desempleado sino también no empleable, sin esperanza de un futuro? La implicación es que las condiciones en que se encuentran estas personas hacen inevitable que salgan a la calle. El problema de este relato, sin embargo, es que sólo cuenta las condiciones objetivas de los disturbios. La revuelta consiste en hacer una declaración subjetiva, declarar de manera implícita cómo uno se relaciona con una sus propias condiciones objetivas.

Vivimos en una época cínica y es fácil imaginar a un manifestante que, atrapado saqueando y quemando una tienda, si se le presiona para que exponga sus razones, responda con el lenguaje utilizado por los trabajadores sociales y los sociólogos, citando cuestiones como escasa movilidad social, inseguridad creciente, desintegración de la autoridad paterna o falta de amor maternal en su más tierna infancia. Él sabe lo que está haciendo, pero no obstante lo hace.

No tiene sentido reflexionar sobre cuál de estas dos reacciones, la conservadora o la progresista, es la peor: como habría dicho Stalin, las dos son peores, y eso incluye la advertencia dada por las dos partes de que el peligro real de estas explosiones se encuentra en la reacción predeciblemente racista de la “mayoría silenciosa”. Una de las formas de esta reacción fue la actividad “tribal” de los vecinos locales (turco, caribeño, sikh) que rápidamente se organizaron en unidades de vigilancia para proteger su propiedad. ¿Son los comerciantes una pequeña burguesía dispuesta a defender su propiedad contra una protesta genuina, aunque violenta, contra el sistema, o son representantes de la clase obrera en lucha contra las fuerzas de desintegración social? Aquí también deberíamos rechazar la exigencia de tomar partido. La verdad es que el conflicto se dio entre dos polos de los más desfavorecidos: los que han conseguido funcionar en el marco del sistema en oposición a aquellos que están demasiado frustrados para seguir intentándolo. La violencia de los manifestantes estuvo dirigida casi exclusivamente contra su propio grupo. Los coches quemados y las tiendas saqueadas no lo fueron en los barrios ricos, sino en los propios barrios de los manifestantes. El conflicto no es entre diferentes segmentos de la sociedad; es, en su manifestación más radical, el conflicto entre una sociedad y otra, entre los que tienen todo y que no tienen nada que perder; entre los que no tienen ningún interés en su comunidad y aquéllos cuya apuesta es la más alta posible.

Zygmunt Bauman ha caracterizado los disturbios como acciones de “consumidores defectuosos y descalificados”: más que nada, una manifestación de un deseo consumista violentamente escenificado, incapaz de realizarse del modo adecuado: por la compra. Como tal, también contiene un momento de genuina protesta, en forma de una irónica respuesta a la ideología consumista: “¡Nos invitan a consumir, a la vez que nos privan de los medios para hacerlo adecuadamente; así que lo estamos haciendo de la única manera que podemos!" Los disturbios son una manifestación de la fuerza material de la ideología, lo que desdeciría la llamada “sociedad posideológica”. Desde un punto de vista revolucionario, el problema de los disturbios no es la violencia como tal, sino el hecho de que la violencia no sea realmente autoasertiva. Es rabia impotente y desesperación enmascaradas como exhibición de fuerza, es la envidia disfrazada de carnaval triunfante.

Los disturbios deberían enmarcarse en relación con otro tipo de violencia que la mayoría progresista actual percibe como una amenaza a nuestra forma de la vida: los ataques terroristas y los atentados suicidas. En ambos casos, violencia y contraviolencia se encuentran atrapadas en un círculo vicioso, cada una de ellas generando las fuerzas que trata de combatir. En ambos casos, estamos hablando de ciegos passages à l'acte, en los que la violencia es un reconocimiento implícito de impotencia. Lo distinto es que, a diferencia de los disturbios del Reino Unido o de París, los ataques terroristas se llevan a cabo al servicio del Significado Absoluto que proporciona la religión.

¿Pero no fueron los levantamientos árabes un acto colectivo de resistencia que evitó la falsa alternativa de violencia autodestructiva y fundamentalismo religioso? Lamentablemente, el verano egipcio de 2011 será recordado como el fin de la revolución, el momento en que su potencial emancipador fue sofocado. Sus sepultureros han sido el ejército y los islamistas.

Los contornos del pacto entre el ejército (que sigue siendo el ejército de Mubarak) y los islamistas (que fueron marginados en los primeros meses del levantamiento, pero que están ganando terreno) son cada vez más claros: los islamistas tolerarán los privilegios materiales del ejército y a cambio proporcionarán la hegemonía ideológica. Los perdedores serán los progresistas pro occidentales, demasiado débiles –a pesar de los fondos de la CIA que reciben– para “promover la democracia”, así como los verdaderos agentes de los acontecimientos de la primavera, la izquierda laica emergente que ha tratado incesantemente de crear una red de organizaciones de la sociedad civil, de los sindicatos a las feministas. Antes o después, la situación económica, que empeora rápidamente, sacará a los pobres, en gran parte ausentes de las protestas de la primavera, a las calles. Es probable que haya una nueva explosión, que plantee la difícil pregunta de quiénes son los sujetos políticos de Egipto capaces de canalizar la rabia de los pobres. ¿Quién va a traducirla a un programa político: la nueva izquierda laica o los islamistas?

La reacción predominante de la opinión pública occidental ante el pacto entre los islamistas y el ejército será sin duda una exhibición triunfal de sabiduría cínica: se nos dirá que, como quedó claro en el caso de Irán (país no árabe), los levantamientos populares en los países árabes siempre terminan en un islamismo militante. Y Mubarak aparecerá como si hubiera sido un mal muy menor: mejor seguir con el diablo conocido que enredar con la emancipación. Contra tal cinismo, uno debería permanecer incondicionalmente fiel a la esencia radical-emancipatoria del levantamiento egipcio.

Pero también es preciso evitar la tentación del narcisismo de la causa perdida: es muy fácil admirar la belleza sublime de los levantamientos condenados al fracaso. La izquierda de hoy se enfrenta al problema de la “negación determinada”: ¿qué nuevo orden deberá sustituir al antiguo después del levantamiento, cuando el sublime entusiasmo del primer momento se haya acabado?

En este contexto, el manifiesto de los indignados (1) españoles, emitido después de las manifestaciones de mayo, es revelador. Lo primero que salta a la vista es el tono deliberadamente apolítico: “Algunos de nosotros nos consideramos progresistas, otros conservadores. Algunos de nosotros somos creyentes, otros no. Algunos de nosotros tenemos ideologías claramente definidas, los demás son apolíticos, pero todos estamos preocupados e indignados por las perspectivas políticas, económicas y sociales que vemos a nuestro alrededor: la corrupción de políticos, empresarios y banqueros, que nos deja indefensos, sin voz.”

Protestan en nombre de las verdades inalienables que deberían regir nuestra sociedad: “el derecho a la vivienda, el empleo, la cultura, la salud, la educación, la participación política, el desarrollo libre y personal y los derechos del consumidor, para una vida sana y feliz.” En su rechazo de la violencia, instan a una “evolución ética”. “En lugar de colocar el dinero por encima de los seres humanos, lo pondremos de nuevo a nuestro servicio. Somos personas, no productos. Yo no soy un producto de lo que compro, de por qué lo compro y a quién se lo compro.”

¿Quiénes serán los agentes de esta revolución? Los indignados descartan a toda la clase política, derecha e izquierda, como corrupta y poseída por el ansia de poder, sin embargo, el manifiesto consiste en una serie de demandas… ¿dirigidas a quién? No a la propia gente: los indignados (todavía) no afirman que nadie más lo hará en su lugar, que ellos mismos tienen que ser el cambio que quieren ver. Y ésta es la fatal debilidad de las recientes protestas: expresan una auténtica rabia incapaz de transformarse en un programa positivo de cambio sociopolítico. Expresan el espíritu de revuelta sin revolución.

La situación en Grecia parece más prometedora, probablemente debido a la tradición reciente de autoorganización progresista (que desapareció en España después de la caída del régimen de Franco). Pero también en Grecia el movimiento de protesta muestra los límites de la autoorganización: los manifestantes mantienen un espacio de libertad igualitaria, sin autoridad central que lo regule, un espacio público donde a todos se les asigna el mismo tiempo de intervención, y así sucesivamente. Cuando los manifestantes comenzaron a debatir qué hacer a continuación, cómo ir más allá de la mera protesta, el consenso de la mayoría fue que lo que se necesitaba no era un nuevo partido o un intento directo de tomar el poder estatal, sino un movimiento cuyo objetivo sea ejercer presión sobre los partidos políticos. Esto claramente no es suficiente para imponer una reorganización de la vida social. Para conseguirlo se necesita un organismo fuerte, capaz de tomar decisiones rápidas y ponerlas en práctica con todo el rigor necesario.-


Fuente: http://www.lrb.co.uk/2011/08/19/slavoj-zizek/shoplifters-of-the-world-unite

zizek.gif

               
Partager cet article
Repost0
31 août 2011 3 31 /08 /août /2011 12:34

Una caminata en la plaza Tahrir

http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20110831/150395606.html

11:02 31/08/2011

No había visitado Egipto en casi diez años. Mi llegada a Cairo a finales de Julio fue sin dudas una de las experiencias más intrigantes e emocionantes de este verano alrededor del Mediterráneo.

No había visitado Egipto en casi diez años. Mi llegada a Cairo a finales de Julio fue sin dudas una de las experiencias más intrigantes e emocionantes de este verano alrededor del Mediterráneo.

Desgraciadamente, casi nada había cambiado en el paisaje urbano de la capital egipcia. El caos, las infraestructuras en ruinas, los signos omnipresentes de una pobreza abyecta eran aún más ofensivos por lo que venía de Turquía, un país en donde casi todo luce impecablemente nuevo y limpio –al menos en Estambul, en Anatolia central y en el litoral meridional.

Indignado por esta herencia visible de la cleptocracia descarada que dilapidó los recursos de Egipto durante décadas, me fui a la plaza Tahrir con mi familia para tomar el pulso de la multitud revolucionaria. Fuimos acogidos por los activistas que mantenían ahí un sit-in desde el 8 de Julio –gente en su mayoría muy joven– con una mezcla de orgullo apacible e infinita gentileza que impresionó profundamente a mi esposa y a mi hija de doce años.
Había estudiantes de clase media expresándose en perfecto inglés, jóvenes trabajadores saludándonos efusivamente y tratando de comunicarse con sonrisas y conmovedores gestos de simpatía. Hasta los más austeros barbudos fundamentalistas encontrados pocos días después demostraron una cortesía escrupulosa, absteniéndose de cualquier muestra de hostilidad.

Unos de estos islamistas radicales me preguntó sobre mi impresión de su país. Le dije que el pueblo egipcio nos había generalmente tratado con una afabilidad excepcional que yo ya había notado en visitas anteriores. El hombre me contestó que “somos buenos porque somos musulmanes.” ¿Significa eso que mi esposa y yo, así como otros no musulmanes, no podíamos por definición ser gente buena?, le dije. “Oh no, no quise decir esto,” soltó un poco avergonzado. Tal vez un buen reflejo del humor ideológico inestable y de las contradicciones del salafismo local.

Sin embargo, Tahrir no refleja totalmente el clima que prevalece en Egipto. Los impulsos transformadores coexisten con un desencanto solapado, producto de la fragmentación y de las disputas entre las principales fuerzas democráticas y de la creciente opacidad del proceso político. El Consejo Supremo de la Fuerzas Armadas (SCAF) prometió elecciones parlamentarias para octubre o noviembre, pero nadie sabe qué grado de poder quieren conservar los militares en el nuevo Egipto y qué nivel de represión están dispuestos a ejercer contra las protestas. Y la fuerza relativa de la varias corrientes políticas en competición es todavía un misterio.

Pocos días después de nuestra visita, los activistas democráticos fueron expulsados de la plaza por el ejército y la policía, mientras el SCAF promovía una campaña de descrédito contra los grupos liberales e izquierdistas más dinámicos. Alrededor de Tahrir, algunos transeúntes y comerciantes locales alabaron la intervención de los uniformados, lo que no me sorprendió mucho. Hablando con taxistas, observadores casuales y otras personas en la calle, podía percibir frecuentemente un sentimiento de cansancio, aunque no necesariamente de hostilidad ideológica, frente al carnaval de Tahrir. Es comprensible que el deseo por el orden prevalezca a menudo sobre cualquier impulso rebelde en la gente que lucha a diario por el pan y enfrenta el tremendo estrés de la vida urbana de Cairo.

Sin embargo, el proceso revolucionario tiene sólo seis meses. Si aceptamos la idea del ensayista Frederic Jameson de que la sensibilidad posmoderna es típica de “una época que se olvidó de pensar históricamente,” tenemos que admitir que el “cansancio revolucionario” de algunos sectores de la población egipcia –así como sentimientos análogos en otros países árabes– quizás también reflejan tal impaciencia posmoderna, estimulada por hábitos consumistas de gratificación instantánea no menos poderosos que en Occidente. La verdad es que el actual proceso de transformación y emancipación en el Oriente Medio árabe será confuso, doloroso y contradictorio y durará probablemente al menos una década.

De vuelta en París, conté mis impresiones egipcias a una amiga argelina que acababa de visitar su país natal y estaba un poco irritada por la complacencia de sus compatriotas. Algunos de ellos, me decía, tomaban como pretexto la frustrante confusión de las evoluciones en Túnez o Egipto para justificar su propia pasividad política.

“Muchos árabes no entienden el verdadero marco temporal de estos ingentes procesos,” añadía. “Basta pensar en la revolución francesa: fueron necesarias varias generaciones de tumulto, con el Terror, las guerras napoleónicas, la restauración monárquica y nuevas insurrecciones para cumplir al menos algunos de los ideales del 1789.” Podemos esperar que las cosas sean más rápidas y menos sanguinarias para nuestros vecinos mediterráneos, pero habrá todavía muchos días de desconcierto y amargura.

Sí, puede haber muchos retrocesos y frustraciones, me explicaba un joven ingeniero en comunicación en Cairo, pero hay algo que ningún militar o religioso autoritario, así como ningún político corrupto reciclado, le pueden quitar a la ciudadanía egipcia: en la plaza Tahrir, la gente ha tomado la medida de su propio poder y de la dignidad que lo acompaña. Muchos nunca lo olvidarán.


*Marc Saint-Upéry es periodista y analista político francés residente en Ecuador desde 1998. Escribe sobre filosofía política, relaciones internacionales y asuntos de desarrollo para varios medios de información en Francia y América Latina entre ellos, Le Monde Diplomatique y Nueva Sociedad. Es autor de la obra El Sueño de Bolívar: El Desafío de las izquierdas Sudamericanas.-

© 2010 RIA Novosti

egipto-tahrir.jpg

Partager cet article
Repost0
31 août 2011 3 31 /08 /août /2011 12:06
  31-08-2011

 

Gadafi es un tirano sanguinario. Lo creía, después cambié de parecer

      Radija Benaissa     
Michelcollon.info

Traducido para Rebelión por Guillermo F. Parodi y revisado por Caty R.

Hace varios meses, me sentí impactado por la manera en que se reprimieron las manifestaciones en Libia. Estaba persuadido de que Gadafi aplastaba a sangre y fuego a los manifestantes y que bombardeaba civiles en Trípoli. Tuve la posibilidad a finales de julio de trasladarme para ver in situ la situación real, y poder dar testimonio.

Todo lo que dicen nuestros medios de comunicación es falso. Estuvimos en Trípoli, pudimos circular libremente, no había estado de sitio, no había tanques ni milicias armadas aterrorizando a la población. En Trípoli la calma reinaba en total contradicción con el caos anunciado por los medios, que decían que la capital estaba al borde de la guerra civil.

Todas las personas que encontramos –civiles, voluntarios, militares e incluso opositores- dicen lo mismo: hay seguramente cosas que cambiar en Libia pero corresponde a los libios hacerlas y a ningún otro, sobre todo no a los rebeldes que no sabemos de dónde salieron, y que la mayoría vienen del extranjero. Las encuestas hechas entre la población indican que Gadafi dispone al menos del 90% de apoyo en la región de Trípoli y al menos del 70% en todo el país. ¿Podemos destruir un país porque tiene una oposición del 30%? ¡En ese caso, hay que volver rápidamente a Francia pues somos más de 30% los que queremos que Sarkozy se vaya! ¿Quién va a armarnos y financiarnos?

La OTAN y Francia violaron las Resoluciones 1970 y 1973, que se creía que permitirían proteger la población libia. Numerosos civiles -incluidos mujeres y niños- murieron debido a los misiles de la OTAN. La Alianza no bombardea los lugares militares, sino escuelas, hoteles, almacenes y casas, sin ningún sentimiento y lo justifica diciendo que se trata de “daños colaterales”. ¿Cuántas víctimas ha causado la OTAN desde el principio de los bombardeos?

Francia y Qatar son responsables de la muerte de centenares de civiles, o quizá de miles. Francia y Qatar arman, financian y protegen a los rebeldes. Son esos rebeldes los que matan, violentan, destrozan, torturan, descabezan. Cometen las peores exacciones, las peores atrocidades sobre la población civil o sobre toda persona que no comparte su odio del régimen.

Numerosos vídeos dan prueba de su crueldad. ¡Son ellos a quienes apoyamos y que nos han sido presentados como la oposición democrática en Libia! ¿Pero quiénes son verdaderamente? Muchos vienen de Irak, Afganistán, Egipto, Níger y otros países de África. Son los mismos islamistas que, probablemente, combatimos en Irak y Afganistán. Así pues, un día los combatimos y otro los protegemos. ¿Cuáles son sus pretensiones? Ninguna, salvo el pillaje del país y crear el caos por todas partes donde pasan.

Es algo nunca visto: se atacó un país, matando cientos de civiles, bombardeando cientos de infraestructuras, apoyaron a rebeldes crueles, todo sin contar con informes de ninguna comisión de investigación, sin ninguna verdadera prueba de las masacres de Gadafi, solamente a raíz de artículos de prensa. Nos enteramos de que nuestro nuevo presidente BHL deseaba ayudar a Libia y en consecuencia fue necesario bombardear y sostener al CNT. Sin embargo, los libios no reconocen de ningún modo el CNT ni a los rebeldes y, pase lo que pase, defenderán su tierra y su libertad hasta el final. He aquí el testimonio de la gente que encontré en Libia. No comprenden por qué los atacan, por qué los matan y por qué destruyen su país siendo que ellos nunca pidieron nada a nadie. Las mentiras de los medios tienen una pesada responsabilidad en esta guerra. No sólo permitieron el voto de la Resolución de la ONU y el bombardeo del país, sino que también permitieron, a lo largo del conflicto, justificar las atrocidades cometidas en nombre de la “democracia” francesa.

Los periodistas saben que Gadafi nunca ha bombardeado a la población en las manifestaciones (ninguna imagen, ninguna prueba), y que las manifestaciones en Benghasi no tenían nada de pacíficas. Se armaba a los rebeldes con palos, cuchillos, sables: se pueden ver las imágenes y vídeos en Internet. Se las agarraron con las fuerzas del orden y sembraron el caos en la ciudad.

Los periodistas saben las atrocidades y las exacciones que se cometieron. Saben que estos rebeldes no representan de ningún modo a la población Libia, pero no dicen ni una palabra. Al contrario: repiten constantemente que los insurrectos avanzan y que pronto se derrocará el poder. No hay informaciones acerca de la muerte de centenares de civiles debido a la OTAN, no dicen nada de las violaciones, los actos de tortura y los asesinatos de civiles cometidos por los rebeldes.

La población libia sufre ante la indiferencia de todos. Debido al bloqueo, algunos libios carecen de medicamentos, comida y gasolina. Al amparo de la Resolución 1973, la OTAN y Francia cometen crímenes contra la humanidad. La OTAN, como organización, es responsable de los daños materiales y humanos de esta guerra. Es culpable de las consecuencias económicas desastrosas para la población libia. En democracia, es la población la que financia, y nosotros dejamos hacer, sin decir nada. En cuanto a Sarkozy, deberá responder por sus actos ante un tribunal por mentiras, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, violación de las Resoluciones 1970 y 1973 (bombardeando de civiles, armando y financiando los rebeldes). Francia no solo envió tropas para ayudar a las milicias rebeldes, sino que les proporcionó también armas y dinero.

Libia está vital y resiste. Presenta denuncias ante el Tribunal Penal Internacional, ante los tribunales belgas (jurisdicción de la que depende la OTAN), el Tribunal de Justicia europeo, los órganos jurisdiccionales nacionales de los Estados agresores. Realiza gestiones ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas.

¡Es tiempo de despertar y decir basta a esta propaganda mentirosa que justifica los crímenes y las masacres de la población en nuestro nombre! Los medios y nuestros políticos nos manipulan y nos mienten sobre la situación en Libia.

Imagínense un régimen que cuenta con un 30% de opositores. Otro país decide venir a armarlos, financiarlos y ayudarlos a armar un caos en todo el país. ¿El 70% restante no es mayoritario? ¿No tiene ningún derecho? ¿O será que nosotros -OTAN, Francia, Europa- defendemos el derecho de los que pueden aportarnos algo?

Aquí queda claro que nuestro apoyo a los rebeldes se debe a que Francia y los otros piensan recuperar contratos jugosos en Libia, y sobre todo robar las riquezas del país. Un libio me dijo: «¡Ahora que sus cajas están vacías, vienen a Libia reflotar sus cuentas!».

Una vez que uno ve la verdad de frente, todo se aclara. La verdadera razón de nuestra presencia en Libia no es la democracia, sino solamente el petróleo. Espero que los que lean esto tengan la curiosidad de ir a comprobar en Internet y se darán cuenta de lo que ocurre actualmente en Libia. Es necesario hacer todo lo posible para parar esta masacre, deteniendo los bombardeos y dejando de armar a los rebeldes.

La OTAN, Francia sobre todo Sarkozy y BHL deberán responder de sus crímenes ante la justicia. A nosotros nos toca hacer que eso ocurra un día y que sus crímenes no queden impunes.-

 

 

Fuente: http://www.michelcollon.info/Kadhafi-etait-tyran-sanguinaire-Je.html


gadafi antiguo amigo de occidente1

               
Partager cet article
Repost0
30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 13:53

 

Los secretos de la Banca secreta y el G-20
El G-20 encubre su intención manipuladora sobre la economia mundial, apoyado por una banca secreta,el BIS, que arrancó su poder a partir de la colaboración con Hitler.
Pura María García | http://lamoscaroja.wordpress.com/

No importa qué sector de la economía mundial nos detengamos a analizar. sobre él se extiende una cortina de desinformación, o información premeditadamente tendenciosa y parcial, mentiras y verdades a medias, lanzadas estratégicamente para evitar que los ciudadanos examinemos la realidad con un pensamiento global, asociando y relacionando hechos y sus consecuencias.

La expresión crisis económica encubre, además de otros elementos, el sobrepoder y las estrategias que el  G-20 está desarrollando, desde su formación, con fines absolutamente económicos e imperialistas. El grupo de los 20 poderosos   es el resultado de un proceso de ampliación de sus miembros, que constituyeron, primero el llamado G-7y  luego el G-8: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá. El G-7 aceptó la inclusión de  Rusia, no tanto por su poder económico sino por su poder militar al que no era aconsejable tener en contra. En su momento la Unión Europea reclamó participar y,  más adelante, llegó la hora de las peticiones de los principales países emergentes: India, Brasil y China. Luego se consideró que no podían dejar de estar México y Sudáfrica y, finalmente, se admitió la incorporación de Corea del Sur, Australia, Turquía, Indonesia, Arabia Saudita y   Argentina. Además de reuniones y cumbres, de cuyo contenido y acuerdos conocemos realmente muy poco –en realidad, lo que al grupo le interesa filtrar a la opinión pública-, el G-20 propone e implanta leyes, muchas veces sin consulta previa en el país en que se instauran, como sucedió con la Regulación del poder y funciones de la policía en Ontario, Ontario Regulation 233/10, en junio de 2010, ley que fue instaurada, otorgando un poder extremo a la policía sobre manifestantes y otras formas de la “disidencia” ideológica, o simplemente de un ideario distinto al oficialmente aceptado como correcto, sin otra consulta previa a su aprobación en una reunión del grupo.

 

El G-20, además, alarga sus poderosos tentáculos secretos hacia países que poseen condiciones, “economical possibilities”, pero a los que conviene mantener al borde de la pobreza o infradesarrollo para evitar que alcancen un nivel cultural, económico y de conciencia política que les haga alzarse contra los sutiles dictados imperialistas. La India y la actuación del grupo sobre ella es un ejemplo extremadamente significativo: desde hace un tiempo, el G-20 intenta implantar, con una aparente diplomacia que, sin duda, tiene sellada una fecha de caducidad, el protocolo de medidas políticas y económicas que la India, a la que se intenta no permitir ni una sola contramedida, ha de llevar a cabo con relación al cambio climático y la seguridad energética, no por azar una de las mayores obsesiones del grupo.

 

El gobierno hindú ha reivindicado hace unas semanas el foro de la ONU como el espacio  en el que deberían “debatirse las medidas hasta alcanzar un consenso”, confirmando su escepticismo ante las cumbres del G-20 en las que se toman decisiones y se transmiten siguiendo el método de la imposición. Este hecho ha comenzado a preocupar a los líderes del grupo, que temen que otros países, no tan “pobres”, ni susceptibles de “domesticación”, como Australia, reaccionen del mismo modo.

En la cumbre que tuvo lugar en Londres, el 2 de abril de 2009, el portavoz oficial del grupo hacía público el comunicado oficial. En él, entre otros temas, se resaltaba la necesidad que el mundo debía sentir de que el G-20 interviniese con mayor intensidad en el desarrollo de los acontecimientos económicos: “ El G-20 se plantea una actuación conjunta que permitirá facilitar que la economía mundial abandone la situación de recesión económica e inicie acciones preventivas que garanticen las mejoras en el futuro. Nos consideramos capaces y legitimados para llevar a cabo cualquier acción que se considere, con la finalidad de restaurar el flujo de crédito, dentro del sistema financiero, y asegurar que las instituciones políticas refuerzan su papel y alinean sus políticas con las directrices diseñadas por los países más poderosos, representados en nuestro grupo. En esta cumbre, el G-20 ha acordado unánimemente, aprobar la “inversión” de 250 BILLONES de dólares en la economía mundial para aumentar la liquidez económica global”

 

Varios hechos fundamentales se esconden, deliberadamente, en el párrafo anterior del comunicado. Uno de los más importantes de ellos hace referencia a la creación de un gobierno y una banca mundiales, formados, cómo no, por representantes de los países del auto-legitimado grupo.

 

A bombo y platillo, el G-20 anunció su gran disposición a controlar a las empresas calificadoras de riesgo, hecho que nos hace intuir  que ya querían evitar que fuese tan públicos y notorios los errores de agencias como la de Standard & Poor’s; aumentar el control de los fondos de inversión especulativos y, reconociendo que han permitido su existencia y proliferación, control de los paraísos fiscales.

Era, es, indignante, que por mucho G-20 que formen los representantes de la clase política de los supuestos 20 países desarrollados, nos supongan, a los ciudadanos, una diana fácil para sus mentiras y crean que, eternamente, va a resultarles sencillo engañarnos y hacernos creer que “creemos” que van a actuar para un bien de la mayoría, y no de la minoría ansiosa de poder.

 

Lo que el G-20 encubre, dese mucho antes de la cumbre de Londres, es una planificación cuidadosa, que en muchos sectores se denomina teoría de la conspiración mundial del G-20, de la creación de un Banco Único y Central, una organización que, con el argumento de actuar para ayudarnos a sobrevivir con éxito a la crisis económica, permitida indudablemente por ellos, dicte una política monetaria, común para toda la humanidad, y dirija sus pasos al establecimiento de una sola moneda, el dólar, para todos.

 

A pesar de que se ha intentado ocultarlo y negarlo, existe desde 1930 el llamado BIS (Banco para las transacciones Internacionales), un banco privado, orquestado, en una clandestinidad más o menos aceptada,  por los bancos mundiales más poderoso, con sede en Suiza. En sus orígenes, como contraposición secreta al Fondo Monetario Internacional, se dice que fue sustentado con dinero proveniente de los nazis. Resulta muy interesante visionar el documental de la BBC Banking with Hitler, que narra detalles increíbles sobre la denuncia que recae sobre 371 bancos suizos, bajo la acusación de haber colaborado con los nazis durante la segunda guerra mundial.

 

Durante el mandato de Roosevelt, Henry Morgenthau,  entonces secretario del Tesoro del gobierno americano, inició las investigaciones que le llevaron a afirmar que, junto con los 371 bancos suizos, bancos americanos e ingleses colaboraron, con sospechosa facilidad y afinidad, con el dictador y asesino nazi, mientras sus bombas caían y asolaban Europa. El BIS no solo realizaba por aquel entonces una política bancaria fraudulenta, paralela y afín al nazismo, sino que, además, atesoraba y traficaba con el oro que se había obtenido saqueando a la destrozada Europa.

 

C. Quigley, historiados y tutor de Bill Clinton, en su libro Tragedia y Esperanza: La Historia del mundo en nuestros días, 1966, reconoció públicamente haber formado parte del BIS, durante dos de los 20 años que duraron sus investigaciones, atreviéndose a afirmar que el BIS debería dejar de existir en el anonimato y pasar a la realidad política y económica, ya que sus  fines, objetivos y logros eran importantísimos para la economía mundial. De una manera nada pudorosa, sin vergüenza, se atrevía a sugerir que debíamos aceptar que el BIS fuese una banca cuya misión era, además de saquear y traficar para enriquecer  EXCLUSIVAMENTE a sus miembros,  controlaría y manipularía el sistema monetario de una nación, pero haciéndonos creer que, en realidad, era controlado por el gobierno correspondiente.

 

En el siglo XVIII, Rothschild pronunció la famosa frase de “Mientras se me permita controlar la moneda de una nación, quién dicte qué leyes es algo muy secundario para mí”. Se dice que el banquero envió a sus 5 hijos a las entonces más poderosas capitales europeas (París, Londres, Viena, Berlín y Nápoles) para que estableciesen allí el germen de esa banca privada y paralela que, a pesar de que los falsimedia y los gobiernos quieran impedir a toda costa que sepamos sobre ella, está actualmente haciéndose cargo del sistema económico de los países que ella misma ha llevado a la crisis y para quien prepara préstamos a un interés altísimo, fondos que generosamente se acepta sean inyectados (sin reparar en que ese dinero ha de provenir de algún lado y que, sin duda, tendremos que devolver desde un bolsillo global que parece llenarse, transitoriamente, para quedar, después, extremadamente más vacío).

 

Lo que empezó siendo una organización con ambición, pero con relativamente pocos miembros, es hoy un ente  compuesto por unas 55 naciones, aunque el grupo que la lidera es mucho más reducido, que se reúne periódicamente en Suiza y que observa una rigurosa jerarquía, basada en la aceptación de dos principios irrevocables: la banca central ha de trabajar  con independencia de los propios gobiernos y, de ningún modo, se ha de permitir que sea la clase política quienes tomen las decisiones vitales para la estabilidad del sistema monetario internacional. Estos dos mantras nos llevan, fácilmente, a una deducción sencilla, pero peligrosa: si el BIS cumple sus dos preceptos básicos, lo lógico es aceptar que es capaz de crear, manipular y hacer que suceda, en cualquier país, una situación de éxito o pobreza, en términos económicos, una bajada o subida del mercado económico. Sus hilos nos afectan y dirigirían como un marionetista hace con una marioneta que, ingenua, se cree importante cuando, realmente, únicamente es un instrumento para el enriquecimiento de unos pocos. Basta recordar qué sucedió en 1988, cuando se produjeron los acuerdos bancarios que llevaron a aumentar los requerimientos de la banca sobre el capital, de un 6% a un 8%. En aquel momento, Japón era el mayor acreedor mundial, aunque su banca estaba mucho menos capitalizada que la mayoría de bancos internacionales. Aumentando el interés, la banca consiguió instaurar en Japón una tremenda época de recesión, muy similar a la que hoy padecen los Estados Unidos: a la caída del precio de la vivienda, siguieron los gravísimos problemas con las hipotecas y su pago, que llevaron a la bancarrota a un elevado número de bancos, que tuvieron que ser nacionalizados, a pesar de que el gobierno japonés jamás quiso admitir el término nacionalizar.

 

El BIS y su mandatos han logrado, también, intervenir y manipular la economía de países como la India y, muchos lo aseguran, incidir y manejar al mismo Fondo Monetario Internacional, dejando que éste “parezca” que tiene el control de los acuerdos sobre policía económica cuando, en la sombra, el marionetista del BIS maneja los hilos invisibles del dinero mundial.

 

Sin duda, su influencia -su responsabilidad, hablando sin eufemismos- en la crisis económica americana- es tremenda: la llamada regla de marcar la contabilidad del mercado, acordada y aceptada por el FASB, una organización privada americana que  delimita las reglas de contabilidad de mercados para el sector privado, ha llevado a la congelación de los créditos, entre otras acciones que están influyendo en el agravamiento de la crisis americana y, consecuentemente, la crisis económica mundial.-

impuesto-banca.jpg

Partager cet article
Repost0
30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 13:45
  30-08-2011

 

Los rebeldes libios, entre Al Qaeda y la CIA

      Enrico Piovesana     
PeaceReporter

Traducción del italiano para Rebelión por S. Seguí

¿Están realmente respaldados los insurgentes por Estados Unidos y la OTAN? Si es así, ¿cómo se puede conciliar la presencia entre ellos de grupos fundamentalistas islámicos ligados a Al Qaeda, con un mando militar asignado estrechamente a un disidente histórico libio?

 

A finales de marzo pasado, durante una audiencia en el Senado estadounidense, el almirante James Stavridis, comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Europa a la cabeza de la sede europea de las fuerzas de la OTAN (SHAPE), dijo que había “huellas” (traces) de la presencia de Al Qaeda entre los insurgentes anti-Gadafi, aunque, en su opinión, no eran significativas.

 

Las huellas partirían del mensaje vídeo de 13 de marzo, en el que el libio Abu Yahya al Libi, un importante líder de Al Qaeda, instaba a sus compatriotas a continuar e intensificar la lucha contra Gadafi: "Los libios han soportado sufrimientos de todo tipo durante más de cuarenta años a manos de Gadafi, que los ha utilizado para poner a prueba sus rancias ideas, sus excentricidades y sus políticas de locos."

 

Las huellas continuaban con las noticias publicadas el 22 de marzo por el diario italiano Il Sole-24 Ore sobre la presencia de Al Qaeda en el frente de Adjabiya de veteranos libios regresados de Iraq y Afganistán. En primer lugar, Abdul-Hakim al-Hasidi, capturado por las fuerzas de EE.UU. en Afganistán en 2002 y ahora al mando de los rebeldes de Derna, quien declaró que los miembros de Al Qaeda son “patriotas y buenos musulmanes”.

 

''No hay duda de que la rama libia de Al Qaeda, el Grupo Combatiente Islámico de Libia (LIFG, por sus siglas en inglés), forma parte de las fuerzas opuestas a Gadafi. Lo que no sabemos es qué peso tiene'', manifestó (…) a la prensa india Bruce Riedel, ex analista de la CIA experto en terrorismo, durante años asesor militar de la Casa Blanca y miembro destacado del Consejo de Relaciones Exteriores y The Brookings Institution, de EE.UU.

 

El LIFG fue creado en 1995 por muyahidin libios veteranos de la guerra contra los soviéticos en Afganistán, con el objetivo de derrocar el régimen de Gadafi, contra el cual realizaron un atentado fallido, en Sirte en marzo de 1996, con el apoyo logístico y financiero (100.000 libras) de la inteligencia británica MI6. De resultas de ello, Gadafi pidió, por primera vez en el mundo, una orden internacional de detención de Osama bin Laden, pero Londres y Washington bloquearon el procedimiento.

 

A la cabeza de la rama libia de Al Qaeda (desde 2001 en la lista negra del terrorismo internacional islámico) se hallaban Anas al Libi, que huyó de Libia y obtuvo asilo político en Gran Bretaña (donde vivió hasta 2000, y al que luego se perdió la pista), y Mohammed Benhammedi, que hasta 2006 (luego también desaparecido) apoyó las actividades del LIFG con el producto del tráfico de drogas dirigido por el narcotraficante británico Curtis Warren.

 

El otro símbolo histórico de la oposición al régimen libio, de nuevo de actualidad en estos días, es el Frente Nacional de Salvación de Libia (NFSL, por sus siglas en inglés), movimiento laico fundado en los años 80 por disidentes exiliados en Estados Unidos y apoyado abiertamente por la CIA . También el NFSL intentó matar a Gadafi en abril de 1984, con una auténtica acción militar contra el cuartel general del coronel en Bab al Aziziya (ochenta personas murieron, entre libios, cubanos y alemanes del este).

 

El representante más conocido del NFSL es Khalifa Belqasim Haft, ex coronel del ejército que huyó de Libia en 1988 después de la derrota de Libia en la guerra de Chad.

 

Desde entonces ha vivido en Fairfax, Virginia (a 10 km de la sede de la CIA), donde durante años dirigió las actividades del brazo armado del NFSL, el Ejército de Liberación de Libia. Ahora, ha reaparecido en Bengasi para tomar el mando militar de los rebeldes, hecho público formalmente el 24 de marzo.

 

Bien mirado, la coexistencia de hombres de Al Qaeda y de los servicios de inteligencia anglo-estadounidenses en las filas de los rebeldes libios es una contradicción sólo aparente. Afganistán docet.-

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/27745/Ribelli+libici%2C+tra+Al Qaeda+e+Cia


obama-huele-petroleo-libio1.png

               
Partager cet article
Repost0
30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 12:25
  30-08-2011

 

Cómo llegó Al-Qaida a gobernar en Trípoli

      Pepe Escobar     
Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Se llama Abdelhakim Belhaj. Puede que algunos hayan oído hablar de él en Medio Oriente, pero pocos en Occidente y en el resto del mundo habrán tenido la ocasión.

Es hora de ponerse al día. Porque la historia de cómo un hombre muy valioso para al-Qaida se ha convertido en el máximo comandante militar libio en Trípoli, todavía desgarrada por la guerra, seguramente hará añicos –una vez más– esa selva de espejos que es la “guerra contra el terror”, y al mismo tiempo comprometerá profundamente la propaganda, cuidadosamente construida, de la intervención “humanitaria” de la OTAN en Libia.

 

La fortaleza de Muamar Gadafi de Bab-al-Aziziyah fue esencialmente invadida y conquistada la semana pasada por los hombres de Belhaj –quienes estaban a la vanguardia de una milicia de bereberes de las montañas al sudoeste de Trípoli-. La milicia es la llamada Brigada Trípoli, entrenada en secreto durante dos meses por Fuerzas Especiales de EE.UU. Resultó ser la milicia más efectiva de los rebeldes en seis meses de guerra tribal/civil. El martes pasado Belhaj ya mostraba un regocijo maligno por la victoria en la batalla, diciendo que las fuerzas de Gadafi escaparon “como ratas” (nótese que es la misma metáfora utilizada por el propio Gadafi para describir a los rebeldes).

 

Abdelhakim Belhaj, alias Abu Abdallah al-Sadek, es un yihadista libio. Nacido en mayo de 1966, afinó sus habilidades en la yihad antisoviética en Afganistán.

Es el fundador del Grupo de Combate Islámico Libio (LIFG por sus siglas en inglés) y su emir de facto –con Khaled Chrif y Sami Saadi como sus reemplazos-. Después de que los talibanes llegaron al poder en Kabul en 1996, el LIFG mantuvo dos campos de entrenamiento en Afganistán; uno de ellos a 30 kilómetros de Kabul –dirigido por Abu Yahya– limitado estrictamente a yihadistas vinculados a al-Qaida.

 

Después del 11-S, Belhaj fue a Pakistán y también a Irak, donde se hizo amigo ni más ni menos que del ultra peligroso Abu Musab al-Zarqaui, todo esto antes de que al-Qaida en Irak declarara su fidelidad a Osama bin Laden y a Ayman al-Zawahiri y potenciara sus horripilantes tácticas.

 

En Iraq, sucedió que los libios eran el mayor contingente suní yihadista extranjero, solo después de los saudíes. Además, los yihadistas libios siempre han sido superestrellas en los máximos niveles de al-Qaida “histórico”, desde Abu Faraj al-Libi (comandante militar hasta su arresto en 2005, y que ahora sufre lentamente como uno de los 16 detenidos de alto valor en el centro de detención estadounidense en Guantánamo) a Abu al-Laith al-Libi (otro comandante militar, muerto en Pakistán a principios de 2008).

 

El momento de un ‘entrega extraordinaria’

El LIFG había estado en los monitores de la CIA desde el 11-S. En 2003, Belhaj fue finalmente arrestado en Malasia, y luego transferido, al estilo de una ‘entrega extraordinaria’ a una prisión secreta en Bangkok, y torturado a su debido tiempo.

En 2004, los estadounidenses decidieron enviarlo como obsequio a la inteligencia libia –hasta que fue liberado por el régimen de Gadafi en marzo de 2010, junto con otros 211 “terroristas”, en un acto de relaciones públicas publicitado con gran fanfarria.

El orquestador no fue otro que Saif Islam al-Gadafi , la ‘cara modernizadora/ London School of Economics’ del régimen. Los dirigentes del LIFG -Belhaj y sus asistentes Chrif y Saadi– hicieron antes de ser finalmente liberados una confesión de 417 páginas llamada “estudios correctivos” en la que declararon por terminada (e ilegal) la yihad contra Gadafi.

Un relato fascinante de todo el proceso se puede ver en un informe titulado “Combatiendo el terrorismo en Libia mediante el diálogo y la reintegración” [1] Nótese que los autores, “expertos” en terrorismo basados en Singapur que fueron agasajados por el régimen, expresan su “profundo aprecio a Saif al-Islam Gadafi y a la Fundación Gadafi de Caridad y Desarrollo Internacional por posibilitar esta visita”.

 

Crucialmente, todavía en 2007, el entonces número dos de al-Qaida, Zawahiri, anunció oficialmente la fusión entre el LIFG y al-Qaida del Magreb Islámico (AQIM). Por lo tanto, a todos los efectos, LIFG/AQIM han sido desde entonces, uno y lo mismo, y Belhaj fue/es su emir.

 

En 2007, LIFG llamó a una yihad contra Gadafi, pero también contra EE.UU. y una serie de “infieles” occidentales.

 

Lleguemos rápidamente a febrero pasado cuando, como hombre libre, Belhaj decidió volver al modo yihadista y alinear sus fuerzas con el levantamiento amañado en Cirenaica.

 

Toda agencia de inteligencia en EE.UU. y el mundo árabe conocen su origen. Ya ha asegurado en Libia que él y su milicia solo aceptarán la Sharía.

 

No hay nada “pro democracia” en el asunto, bajo ningún concepto. Y, sin embargo, no se podía excluir de la guerra de la OTAN  a un hombre tan valisoso solo porque no le gustan mucho los “infieles”.

 

El asesinato a finales de julio del comandante militar rebelde Abdel Fattah Younis –por los propios rebeldes– parece apuntar a Belhaj o por lo menos a gente muy próxima a su persona.

 

Es esencial saber que Younis –antes de desertar del régimen– había estado a cargo de las fuerzas especiales de Libia que combatieron ferozmente al LIFG en Cirenaica de 1990 a 1995.

 

El Consejo Nacional de Transición (CNT) según uno de sus miembros, Ali Tarhouni, ha estado propagando que Younis fue eliminado por una sospechosa brigada conocida como Obaida ibn Jarrah (uno de los compañeros del Profeta Muhammad). Sin embargo ahora la brigada parece haberse disuelto sin dejar rastro.

 

Cállate o te corto la cabeza

No es precisamente por accidente, pero todos los máximos comandantes militares rebeldes son del LIFG, de Belhaj en Trípoli a un cierto Ismael as-Salabi en Bengasi y un cierto Abdelhakim al-Assadi en Derna, para no mencionar a un activo clave, Ali Salabi, ubicado en el centro del CNT. Fue Salabi quien negoció con Saif al-Islam Gadafi el “fin” de la yihad del LIFG, asegurando así el brillante futuro de esos “combatientes por la libertad” vueltos a nacer.

 

No hace falta una bola de cristal para imaginar las consecuencias de que LIFG/AQIM –después de conquistar el poder militar y de estar entre los “vencedores” de la guerra– no estén ni remotamente interesados en renunciar al control solo para complacer los caprichos de la OTAN.

 

Mientras tanto, en medio de la niebla de la guerra, no está claro si Gadafi planifica atrapar a la brigada Trípoli en la guerra urbana u obligar a la masa de las milicias rebeldes a que penetren en las inmensas áreas tribales de la tribu Warfallah.

 

La esposa de Gadafi pertenece a la Warfallah, la mayor tribu de Libia, con hasta 1 millón de personas y 54 sub-tribus. En Bruselas se dice confidencialmente que la OTAN espera que Gadafi combatirá durante meses si no años; de ahí la recompensa por su cabeza al estilo de George W. Bush y el desesperado retorno al Plan A de la OTAN, que siempre fue su eliminación.

 

Libia puede estar enfrentando el espectro de una Hidra guerrillera de dos cabezas; las fuerzas de Gadafi contra un débil gobierno central del CNT y de soldados de la OTAN en el terreno; y la nebulosa LIFG/AQIM en una yihad contra la OTAN (si los excluyen del poder).

 

Gadafi podrá ser una reliquia dictatorial del pasado, pero no se monopoliza el poder durante cuatro décadas para nada, y sin que tus servicios de inteligencia sepan una cosa o dos.

 

Desde el principio, Gadafi dijo que se trataba de una operación con respaldo extranjero y de al-Qaida; tenía razón (aunque se le olvidó decir que se trataba sobre todo de la guerra del neo-napoleónico presidente francés Nicolas Sarkozy, pero ésa es otra historia).

 

También dijo que era el preludio de una una ocupación extranjera cuyo objetivo era privatizar y apoderarse de los recursos naturales de Libia. Puede ser que –otra vez– tenga razón.

 

Los “expertos” de Singapur que elogiaron la decisión del régimen de Gadafi de liberar a los yihadistas del LIFG la calificaron de “una estrategia necesaria para mitigar la amenaza planteada a Libia”.

 

Ahora, LIFG/AQIM están finalmente abocados a poner en práctica sus opciones como una “fuerza política indígena”.

Diez años después del 11-S, cuesta no imaginar una cierta calavera descompuesta al fondo del Mar Arábigo que ríe burlonamente hasta el fin de los tiempos.-

 

 

Nota

1. En inglés. Haga clic aquí.

 

Pepe Escobar es autor de “ Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War ” (Nimble Books, 2007) y “ Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge ”. Su último libro es “ Obama does Globalistan ” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com . -

 

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MH30Ak01.html

libia otan derrota a gadafi

               
Partager cet article
Repost0
30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 03:10
Acuerdo PSOE-PP sobre la deuda: un pacto que perjudica a España

29 Agosto 2011

 

Juan Torres López / Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC.-

 

La reforma que proponen los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, consistente en limitar desde la constitución el déficit y la deuda pública es una medida que impedirá salir de la crisis y que España elimine el déficit social que tiene respecto a los países de su entorno y, además, constituye un ataque frontal a los principios más elementales de la democracia que demuestra que el capitalismo neoliberal es cada vez más incompatible con esta última. No sólo por la forma sugerida para aprobar la reforma de la constitución, sin que medie referéndum y pronunciamiento directo del pueblo, sino también porque su contenido mismo restringe el margen de maniobra que tienen los Estados para gestionar su economía. Por esa razón hemos decidido escribir este artículo, de ánimo divulgativo, en el que revelamos los enormes problemas económicos de una medida profundamente antidemocrática.

 

Los ingresos y gastos de un Estado

Un Estado, como cualquier otro agente económico, tiene una partida de ingresos y una partida de gastos.

Los ingresos pueden provenir de muchas fuentes, pero en la actualidad y como consecuencia de decisiones erróneas de política económica la gran mayoría se obtienen únicamente de los impuestos. En otro tiempo el Estado también obtenía cuantiosos ingresos de los beneficios de las empresas públicas, pero en las últimas décadas y debido a la avalancha de privatizaciones (más de 110 empresas en España) esta fuente de ingresos se ha agotado. Por otra parte, actualmente de todos los impuestos los más importantes son el de la renta (IRPF), el de sociedades (IS) y el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Hasta 2007 también existía el impuesto del patrimonio (IP), que afectaba únicamente a las personas con más riqueza, pero fue eliminado por el gobierno actual.

 

Los gastos también pueden ser de diferente naturaleza. Desde el mantenimiento de los servicios públicos del Estado del Bienestar (como la sanidad pública, la educación pública o el transporte) y el pago de todo el personal asociado (médicos, profesores, bomberos…), hasta el simple despilfarro y la corrupción política.

 

Por lo tanto tenemos que los ingresos de un Estado dependen fundamentalmente de los impuestos, pero estos a su vez dependen de la actividad económica. El Estado recaudará más cuantos mayores salarios tengan los trabajadores (impuesto sobre renta), cuanto mayor sea el nivel de beneficios empresarial (impuesto sobre sociedades) y cuanto más consumo haya en la economía (impuesto sobre el valor añadido). Así que en momentos de bonanza económica los ingresos del Estado serán elevados. Y con ingresos elevados se permitirá gastar más, o incluso ahorrar.

 

Lo que ha ocurrido en España en los últimos años es que la economía ha estado creciendo a ritmos muy altos debido a una burbuja inmobiliaria, que tarde o temprano tenía que estallar. Pero mientras la burbuja duraba los ingresos del Estado han sido cuantiosos porque había muchos trabajadores cobrando sueldos, las empresas ganaban mucho dinero y el consumo era muy importante (ayudado por el crédito bancario, eso sí). Sin embargo, en lugar de modificar el patrón de crecimiento y promover un modelo productivo distinto que permitiera que el país no dependiera de la existencia de una burbuja, los partidos políticos en el gobierno prefirieron (PP y PSOE) dejar pasar el tiempo y aprovechar las ventajas de un ciclo económico positivo pero ilusorio.

 

Además, estos gobiernos aprovecharon las circunstancias de bonanza para beneficiar principalmente a los propietarios de capital y sobre todo a los del inmobiliario rebajándoles los impuestos. Redujeron los tramos del impuesto sobre la renta y rebajaron los tipos impositivos (el porcentaje de impuestos) tanto del impuesto sobre la renta como de el de sociedades. Y al mismo tiempo iniciaron un proceso de desgravaciones fiscales (también principalmente beneficiosas para los más ricos) que suponían que el Estado ingresara menos. Aún así, y debido a que el gasto público no crecía suficiente para acercarse a los estándares del resto de países europeos, existía capacidad para ahorrar. Por eso la economía española ha tenido superávits en las cuentas públicas, es decir, ha gastado menos de lo que ingresaba. A pesar, como hemos dicho, de que la capacidad recaudatoria había disminuido.

 

Pero cuando llegó la crisis, primero por la vía del contagio financiero internacional y luego como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, las cosas se pusieron feas. Los bancos dejaron de prestar dinero a empresas y hogares, y se dejó de invertir y de consumir. Cayeron entonces los beneficios y el consumo, lo que llevó a la baja la recaudación por impuestos y, por lo tanto, los ingresos públicos. Pero por el contrario los gastos se incrementaron.

 

Y se incrementaron porque el Estado tuvo que salir a ayudar a la banca, pero sobre todo porque para intentar frenar la crisis tuvo que comenzar proyectos de estímulo económico que suponían un importante gasto. Además, el Estado tiene medidas llamadas anticíclicas, como las prestaciones por desempleo, que hicieron aumentar el gasto. En definitiva, como consecuencia de la crisis el Estado vio cómo sus gastos se disparaban y sus ingresos se reducían. El Estado entraba, por lo tanto, en déficit.

 

Cómo pagar el déficit

Cuando el Estado tiene que gastar más de lo que ingresa necesita obtener el dinero de algún lado. Existen diferentes herramientas económicas para conseguir ese dinero, pero algunas han sido delegadas a instituciones independientes y de la Unión Europea (como la potestad de imprimir dinero, ahora dominio del Banco Central Europeo). Por lo tanto lo común es que el Estado se endeude en el mercado de deuda pública, donde pide prestado a los inversores financieros. Y estos inversores financieros son aquellos que tienen dinero de “sobra”, como los bancos y las grandes fortunas que hacen anualmente millones de beneficios y que cada vez pagan menos impuestos. Así, al final la paradoja emergió cuando los propios bancos culpables de la crisis y las grandes fortunas beneficiadas de las rebajas de impuestos en todo el mundo eran las que finalmente prestaban dinero al Estado para que éste enjugara los déficits que habían surgido por su culpa.

 

En cualquier caso, es obvio que la deuda contraída deberá ser pagada de alguna forma, y en una situación en la que los gastos superan a los ingresos eso parece difícil. Por esa razón los economistas neoliberales –que son los que dominan las instituciones europeas y los que han asesorado a los distintos gobiernos españoles- proponen lo que se llaman “planes de ajuste”. Estos planes tienen como objetivo prioritario reducir el gasto público hasta el punto en el que se equilibran de nuevo los ingresos y gastos o incluso, si es posible, hasta que los ingresos vuelven a ser superiores a los gastos. Por eso se llaman “políticas de austeridad”.

 

Las políticas de austeridad no funcionan

El problema es que lo que parece muy intuitivo a nivel doméstico (por ejemplo de una familia) no lo es tanto para la economía en su conjunto. Es lo que en economía se llama “falacia de la composición” y que significa que aunque haya medidas que individualmente sean buenas en realidad si se aplican colectivamente pueden ser catastróficas. Por eso rebajar los gastos en un momento en el que los gastos superan a los ingresos puede ser fatal para la economía.

La razón es que el gasto público es un estimulante del crecimiento económico, como a continuación explicaremos.

 

Eso significa que si se rebaja el gasto público se reduce la capacidad de crecimiento económico de una economía, y eso conlleva que habrá menos beneficios empresariales y menos consumo. Dado que como hemos visto antes los ingresos dependen de esas variables (beneficios y consumo) al final tenemos que los ingresos también caen.

 

Así, aunque bajemos el gasto público lo que conseguiremos será deprimir la economía (que entrará en recesión) y por lo tanto también los ingresos públicos, lo que significa que la relación ingresos-gastos se mantendrá igual. O, lo que es lo mismo, tendremos los mismos problemas de deuda que antes de comenzar a rebajar el gasto pero, además de ello a una población que en conjunto será más pobre (porque verá cómo los servicios públicos se deterioran y se pierden puestos de trabajo y caen los salarios).

 

Se necesita más gasto público, pero más eficiente

En realidad, y aunque sea contraintuitivo, lo que se requiere es precisamente más gasto público. Porque lo que se necesita es recuperar los ingresos, no rebajar los gastos, y eso puede hacerse bien subiendo los impuestos (medida recomendable y necesaria, como recordaremos) bien incrementando la recaudación vía beneficios y consumo. O, dicho de otra forma, lo que necesitamos es crecimiento económico. Aunque no de cualquier tipo.

 

Durante la crisis los economistas neoliberales proponen medidas aparentemente orientadas a facilitar que las empresas creen empleo. Para eso reducen los tipos de interés y facilitan préstamos baratos a los bancos, siempre con el objetivo de promover que las empresas se endeuden para que inviertan (contratando trabajadores y mejorando la capacidad productiva). Pero sucede que en un contexto de crisis todas esas medidas no funcionan debido a lo que se llama “trampa de liquidez”, y que se explica porque las empresas no quieren invertir porque saben que nadie va a comprar sus productos. Y como no pueden vender, lo que hacen es despedir trabajadores, y dado que esos trabajadores son también los consumidores de los productos de otras empresas, al final la economía profundiza su crisis. Es decir, por más facilidades monetarias que se les de a bancos y empresas no se saldrá de la crisis en ningún momento.

 

Lo que se requiere, entonces, es que el Estado empuje la economía a través del gasto público y de lo que se llama el “multiplicador keynesiano”. Cuando el Estado gasta dinero en, por ejemplo, construir una carretera, lo que está haciendo es pagar sueldos a trabajadores que antes estaban en paro y pagar a empresas del sector que antes estaban desocupadas. Eso pondrá dinero en la economía, ya que esos trabajadores gastarán ese dinero en otras empresas, y esas otras empresas contrataran más trabajadores que a su vez gastarán también el dinero en más consumo, y sucesivamente. Si el impulso inicial del gasto público está bien planificado y es suficientemente poderoso, puede salirse de la crisis. Y además eso permitirá que el Estado recaude mucho más y por lo tanto que sus ingresos crezcan. Ese crecimiento de los ingresos reducirá la brecha con los gastos e incluso podrá conseguir que sean superiores.

 

Lo que importa es, por supuesto, que el gasto público tenga sentido y esté programado. El llamado “Plan E” tuvo un efecto muy temporal porque la economía estaba atrapada en los restos de la burbuja inmobiliaria y el plan lo único que hizo fue intentar resucitar esos restos. Lo que se requiere, por el contrario, es planificar un programa de gasto público potente encaminado a cambiar el modelo productivo y promover sectores como las energías renovables y las nuevas tecnologías, teniendo presente también el reciclaje del sector de la construcción.

 

Es importante remarcar que no cualquier gasto público es bueno, y por eso es necesario incrementar la eficiencia de dicho gasto. Eso quiere decir que hay que iniciar programas destinados a mejorar la eficiencia en la administración pública, a racionalizar mejor el dinero público y también a perseguir todos los casos de corrupción y de privilegios desorbitados de la clase política (amén del gasto militar).

 

La recaudación de los ingresos

Si bien los gastos, como hemos dicho ya, deben ser eficientes y bien planificados (y no basados en el derroche), a su vez los ingresos deben ser suficientes y estar igualmente bien planificados.

 

Los impuestos no son todos iguales ni afectan a todos los sectores y personas por igual, de modo que cualquier modificación impositiva tendrá consecuencias variadas. Por eso conviene planificar un sistema de incentivos adecuado que organice qué tipo de impuestos y qué nivel para los mismos tienen que existir.

 

En unos momentos como los actuales, en los que la desigualdad se ha incrementado extraordinariamente y la financiación del Estado del Bienestar depende de facto de los ingresos de las clases medias (porque las grandes fortunas evaden impuestos en paraísos fiscales) se requieren medidas de shock.

 

Hay que incrementar los impuestos a las rentas altas, lo que significa incrementar los tipos impositivos y también crear nuevos tramos. Simultáneamente hay que incrementar los impuestos a las rentas del capital y a las empresas, amén de recuperar el impuesto de patrimonio. Pero todo eso será insuficiente si no se combate con firmeza el sistema financiero especulativo que permite la existencia de paraísos fiscales. En definitiva y sin ánimo de profundizar en un programa detallado, hay que incrementar los impuestos a las rentas altas (que consumen menos pero especulan más) sin modificar mucho la presión fiscal de las rentas populares. Eso permitirá incrementar los ingresos del Estado sin que el consumo privado se vea mermado.

 

Limitar por ley el gasto y la deuda es una aberración económica

Por todo lo expuesto debe quedar claro que limitar por ley el gasto es una verdadera barbaridad, que no sólo afecta al carácter democrático del sistema político (al restringir el margen de maniobra) sino también al propio funcionamiento del sistema económico.

 

Los déficits son necesarios y una herramienta “extra” en el ámbito económico. Es cierto que no pueden sostenerse indefinidamente, pero precisamente para combatir la crisis y los déficits crónicos es necesario que en determinadas fases del ciclo económico se incurra en déficits importantes. Y sin esa herramienta es más que evidente que no se podrá salir de la crisis.

 

Y en economía como la española que tiene un gran déficit social respecto a los países de nuestro entorno, los déficits presupuestarios serán imprescindibles incluso en etapas de bonanza. Las infraestructuras públicas, los servicios educativos y sanitarios (hospitales, colegios, universidades, centros de investigación…) y en general la inversión a largo plazo necesaria no solo para el bienestar de los grupos de población de menos renta que no se podrían pagar los proporcionados por el mercado sino también para las empresas obtengan beneficios no se pueden pagar al contado. Sin endeudamiento es muy probable que no se puedan crear y al no crearse se perderá empleo y riqueza en el futuro.

 

¿Por qué se proponen entonces este tipo de medidas que van a ser tan negativas para el conjunto de la población?

Sencillamente porque favorecen al capital privado. Por un lado, menos posibilidades de financiar servicios públicos abrirá la puerta al negocio privado en salud, educación, servicios de dependencia… Y, por otro lado, todos ellos, serán financiados por los bancos privados.

 

Porque lo que pone de relieve el cinismo de la propuesta que hacen PP y PSOE es que limitar el endeudamiento del Estado para financiar la provisión de los bienes y servicios púbicos que se requieren para que haya suficiente y buena actividad económica y empleo, no va a evitar que haya más deuda. No la habrá pública pero sí privada como consecuencia de la financiación de los mercados, mucho menos eficiente además, y del mayor endeudamiento familiar como consecuencia de la pérdida de nivel de vida.

 

Obstáculos importantes

Para terminar debemos reconocer que España tiene dificultades añadidas porque está especialmente endeudada a nivel privado y porque tiene una camisa de fuerzas muy incómoda en la Unión Europea. Para superar estas dificultades España necesita que la Unión Europea cambie su política de actuación y comience a desarrollar un programa similar al aquí apuntado pero en el marco de la Unión Europea. Además, ninguna de estas medidas será efectiva si no se regula masiva y estrictamente el sistema financiero internacional que sirve para que las grandes fortunas y las grandes empresas especulen sin fin a costa de las arcas públicas de todos los Estados y, por lo tanto, del bienestar de todos los ciudadanos. Eso supone establecer prohibiciones de prácticas como las operaciones a corto, operaciones al descubierto, el uso de instrumentos financieros altamente especulativos (como los hedge funds y los Credit Default Swap) y el establecimiento de controles de capitales en toda la Unión Europea.

 

En lo que a nivel privado se refiere, el endeudamiento privado puede resolverse promoviendo mayores ingresos (en este caso salarios). Por eso es necesario promover un pacto capital-trabajo basado en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, el refortalecimiento del poder de negociación de los trabajadores y en la regulación de los beneficios empresariales (para que se destinen a la creación de empleo). Entramos así de lleno en el mundo de la política y las relaciones de fuerza, lo que requerirá el uso de herramientas económicas como las nacionalizaciones para imponer las condiciones a los empresarios reticentes. Con un pacto capital-trabajo y con una estrategia de coordinación salarial a nivel europeo España puede superar su alto nivel de endeudamiento privado y acabar con los desequilibrios comerciales que arrastra desde hace tanto tiempo, y sin salir del euro.

 

Por el contrario, aplicando el recetario neoliberal del Partido Popular y del gobierno de Rodríguez Zapatero es completamente seguro de que nuestra economía se resentirá. Se crearán más oportunidades de beneficio para el capital privado y las clases más ricas pagarán menos impuestos aún, pudiendo adquirir sus servicios de bienestar en el mercado, pero las clases populares perderán cada vez más calidad de vida.

 

Bibliografía complementaria:

En Octubre la editorial Aguilar publicará un libro titulado “¡Hay Alternativas!” en el que Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón explican de forma pedagógica las causas últimas de la crisis y las medidas necesarias para salir de una forma justa y social.

Debe tenerse en cuenta que la medida en este artículo analizada fue una recomendación incluida en el llamado Pacto por el Euro, que dio lugar a las movilizaciones del 19 de junio promovidas por la plataforma Democracia Real Ya y los sindicatos. Por eso es recomendable leer el artículo de Juan Torres y Alberto Garzón (19-J. Contra el Pacto del Euro. ¡Democracia real en Europa ya!) en el que criticaban con detalle los argumentos esgrimidos por los economistas neoliberales. De una forma más genérica merece la pena leer los artículos de Juan Torres titulados ¿Por qué el 3% de déficit público y no el 2 o el 7? Mentiras y verdades sobre el déficit y la deuda, de 2010, y Pacto de Estabilidad y Estado del Bienestar: una nota sobre su dudosa credibilidad, de 2005.

En lo que se refiere al comportamiento de los mercados financieros es interesante leer la descripción que hace Alberto Garzón en ¿Qué son los mercados financieros y la especulación financiera? y las propuestas que existen para solucionar el problema de deuda pública y desactivar el chantaje de los mercados financieros en ¿Por qué debemos reestructurar la deuda pública y cómo hacerlo?. De forma paralela el papel de la desigualdad en el crecimiento económico queda explicado en “La importancia económica de la desigualdad” que se suma al estudio de la “Evolución de los Salarios en España (1978-2011)“, donde se puede comprobar que la desigualdad es la causa principal de la crisis que padecemos. De forma más general la página personal del profesor Vicenç Navarro (http://www.vnavarro.org) contiene gran cantidad de artículos que analizan la situación actual y en particular la importancia clave de la desigualdad.

Dado que este debate no está solo limitado a España, y ni siquiera a Europa, conviene leer también los documentos académicos escritos sobre la situación de Estados Unidos. Por eso recomendamos leer el artículo de Robert Pollin “U.S. Government Deficits and Debt Amid the Great Recession: What the Evidence Shows“, el de James Crotty “The Great Austerity War: What Caused the Deficit Crisis and Who Should Pay to Fix It?“ y otro de Robert Pollin “Fighting Austerity and Reclaiming a Future for State and Local Governments“.-

 

rajoy_zapatero.jpg

Partager cet article
Repost0
30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 02:21
La sangrienta farsa Libia
Monday August 29, 2011
 by Antonio Caballero

 

Dicen Correa del Ecuador, Chávez de Venezuela, Castro de Cuba, que esto de Libia no es una revolución democrática, sino una invasión imperialista. Dicen otros, desde Obama de los Estados Unidos y Sarkozy de Francia (con su soldadito de plomo el todavía llamado "joven" filófoso Bernard-Henry Lévy) hasta varios columnistas de la prensa colombiana, que lo que pasa es que el pueblo libio ha tomado en sus manos su propio destino.

Me parece que tienen razón los primeros (y con ellos el principal protagonista y una de las muchas víctimas de esta farsa sangrienta, Muamar Gadafi). Cuando escribo esto el episodio no ha terminado todavía (y los capítulos que vienen durarán varios años más, como en Irak o Afganistán); pero por las imágenes de la televisión que nos han mostrado sigo sin creer que sea de verdad seria la revolución libia. Como no lo ha sido la egipcia de la plaza Tahrir: ¿quién manda en Egipto? Los generales del depuesto dictador Mubarak. Ni la tunecina del vendedor ambulante inmolado por el fuego: ¿quién manda en Túnez? Los políticos del exiliado dictador Ben Ali. ¿Cómo va a ser seria una revolución de muchachos que corren en camiseta y bluyines, armados de rifles de cacería, para enfrentarse a los tanques del tirano? ¿Una revolución que avanza en jeeps armados con ametralladoras antiaéreas por carreteras asfaltadas por el tirano para las multinacionales petroleras? ¿Cómo va a ser popular una revolución que solo triunfa porque la Organización del Atlántico Norte (Otan), la más poderosa coalición de fuerzas militares de la historia, decide ponerse a bombardear el país? Los aviones de Francia, Gran Bretaña, Italia y los Estados Unidos han hecho veinte mil incursiones aéreas sobre Libia, sin contar los cañoneos desde el mar, en los seis meses que ha durado la rebelión. Dicen que sale a millón de dólares cada cohete disparado contra el palacio fortaleza del tirano Gadafi, hoy por completo machacado (pero con sus moradores lanzando arengas por la radio).

Un detalle: el régimen de Gadafi era el penúltimo de los que hace cincuenta años surgieron en el Oriente Medio árabe contra el colonialismo occidental, inspirados por un nacionalismo laico y "revolucionario": el de Nasser en Egipto, el de Burguiba en Túnez, el del FLN en Argelia con Ben Bella y Bumedién, y en Siria y en Irak el de las dos ramas rivales del partido Baas. Todos ellos se corrompieron y se convirtieron en tiranías personalistas con vocación dinástica, a veces enemigas y a veces amigas de Occidente (y de sus empresas petroleras). Así, por ejemplo, cuando la revolución islámica de los ayatolas expulsó de Irán al Sha, el nuevo amigo que sirvió para contener la expansión chiita fue Sadam Hussein de Irak, en una guerra que costó varios cientos de miles de muertos de cada lado. Desangrados a la vez Irán e Irak, Hussein cayó en desgracia. Y vinieron las dos guerras del Golfo: la invasión "democratizadora" que toda-vía está en marcha. En cambio siguen siendo amigos, y en consecuencia no sometidos a sesiones terapéuticas de democratización forzosa, los tiranos dinásticos de Kuwait y de Arabia Saudita, de Yemen, de Jordania, de Marruecos, de los pequeños emiratos del Golfo.

A ver qué pasa ahora con Bashar al-Assad, que en Siria se defiende a cañonazos de unas protestas callejeras como las de Egipto, Túnez, Libia, etcétera: las de la llamada "primavera árabe". Ya el presidente Obama le advirtió a Assad que, en vista de que no quiso encabezar la "transición democrática", debe abandonar el poder. Y decretó contra Siria sanciones económicas.

Que no se burlen del venezolano Hugo Chávez cuando decide traer sus reservas de oro a "países amigos" para que no se las roben. Gadafi tenía las suyas en la Gran Bretaña, en Suiza, en los Estados Unidos. Y se las congelaron. Así que no pudo seguirles comprando armas y municiones a esos mismos países, y terminó siendo derrocado.

Con lo cual la Otan tomó en sus manos el destino del pueblo libio.-

Related Link: http://www.semana.com/opinion/sangrienta-farsa-libia/16....aspx

 

Anarkismo.net     http://www.anarkismo.net

 


http://www.anarkismo.net/article/20413
 

Anarkismo.net is a international anarchist-communist news service
guernica de picasso
Partager cet article
Repost0
29 août 2011 1 29 /08 /août /2011 20:21

Países de la OTAN tuvieron que jugar sucio para ganar la guerra en Libia

http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20110829/150372636.html

16:55 29/08/2011

Países influyentes de la OTAN como Reino Unido y Francia, tuvieron que jugar sucio para ganar la guerra en Libia, y ahora, exponen argumentos para justificar la cacería a muerte emprendida contra Maumar Gadafi.

Países influyentes de la OTAN como Reino Unido y Francia, tuvieron que jugar sucio para ganar la guerra en Libia, y ahora, exponen argumentos para justificar la cacería a muerte emprendida contra Maumar Gadafi.

A medida que la guerra civil en Libia se aproxima su fase final con Gadafi prófugo, combates en el sur de Tripoli y sangrientas matanzas por parte de ambos bandos, la OTAN es de nuevo el centro de la atención.

Según la prensa, Inglaterra, Francia, Qatar y Jordania, infiltraron de forma clandestina unidades militares en el territorio libio para ayudar directamente a las agrupaciones armadas rebeldes durante los combates para la ocupación de ciudades, y de forma muy especial durante el asalto final a Trípoli la semana pasada.

Uno de los primeros en difundir estas noticias fue el  diario británico The Guardian en una nota del 23 de agosto, según al cual,  antiguos miembros del Servicio Especial Aéreo (SAS) británico, contratados por agencias de seguridad privadas realizaron operaciones de inteligencia militar en Libia a favor de la OTAN.

Organizados en varios grupos, esos mercenarios veteranos recopilaron información de alto valor profesional que posteriormente suministraron a comandos del ejército regular de países extranjeros también infiltrados en la fase final terrestre en el territorio libio.

El trabajo principal de los comandos extranjeras fue recopilar sobre el terreno información sobre la ubicación exacta de los objetivos claves de defensa de las tropas leales a Gadafi.

Con esa información a mano, el mando de la OTAN reforzó la eficacia de las incursiones aéreas de los cazas de la coalición que en las últimas semanas destruyeron bases de vehículos, tanques, piezas de artillería y arsenales del ejército libio.

Las labores de inteligencia de esas unidades permitieron a la aviación de la OTAN neutralizar la línea de defensa por el norte y los flancos oriente y occidental de Trípoli,  por lo que las tropas rebeldes pudieron entrar en la capital prácticamente librando combates esporádicos de mediana intensidad.

Otro rotativo inglés, el Daily Telegraph citando fuentes propias, informó que militares del 22 batallón 22 de la  SAS en  Libia desde las últimas semanas, organizaron los operativos que pusieron en marcha los rebeldes para tomar por asalto los objetivos claves en Trípoli, como la televisión, el aeropuerto y otras instalaciones importantes.

Según el rotativo, el plan general para el asalto a Trípoli y la movilización de los grupos de la oposición por la ciudad fue elaborado por británicos que controlaban directamente el movimiento de los rebeldes tras confirmar la información suministrada por el comando de la OTAN responsable de la fase aérea de la ofensiva.

La contundencia de los ataques de la aviación de la OTAN sobre las tropas libias neutralizó su capacidad de reacción, por lo que Trípoli prácticamente cayó sin oponer resistencia.

Una vez anunciada la toma de la mayor parte de la capital, e incluso el cuartel general de Gadafi, el primer ministro británico David Cameron de la forma más natural del mundo, dio la orden de capturar a Gadafi y los rebeldes pusieron precio a su cabeza con una recompensa de más de un millón de dólares.

Talvez eso explica el fulminante ataque aéreo emprendido por cazas británicos contra un supuesto bunker de Gadafi en la ciudad de Sirte, patria chica del líder libio y ultimo baluarte de las fuerzas gadafistas.

Por primera vez, y con marcado alarde belicista, la prensa internacional explicó que los cazas Tornado británico lanzaron bombas de penetración especiales para destruir fortificaciones subterráneas, es decir, para liquidar a Gadafi en la parte más profunda de su refugio.

Al comentar el asalto a Trípoli expertos militares rusos destacan que el éxito de la operación estuvo condicionada por la coordinación de acción de la aviación de la OTAN y las tropas de tierra que marcharon según un plan coordinado, completamente diferente a la forma de combate utilizada antes por los rebeldes.

La intervención directa de militares extranjeros fue la única opción de los gobiernos occidentales implicados en la operación en Libia para sacar la situación del punto muerto porque ni los rebeldes ni las tropas de Gadafi tenían la capacidad combativa suficiente para obtener la victoria por sus propios medios.

Para Londres y París, una victoria rápida a cualquier precio se convirtió en una necesidad perentoria porque la opinión pública europea ya veía con ojos críticos la aventura del bloque atlántico en el país africano.

La sombría perspectiva de situación económica en Europa y la actitud crítica ante el problema de la inmigración hizo que la “defensa de los valores democráticos”, “la defensa del pueblo libio” y otras consignas políticas utilizadas por los gobiernos europeos cada vez tuvieran menos apoyo entre el contribuyente europeo, agobiado por sus propios problemas.

Entre tanto, las capitales europeas preparan una campaña para justificar la cacería contra Gadafi al que acusan de todos los crímenes perpetrados en Libia desde febrero cuando comenzó la revolución, y en especial las atrocidades cometidas durante el asalto a Trípoli.

Aprovechando la carencia de imparcialidad por parte de la prensa internacional, Gadafi ahora es responsable de los muertos aparecidos en su bunker de Trípoli y otros centenares desperdigados en hospitales y hasta los muertos abandonados en las calles.

Aunque Amnistía Internacional denuncio que tanto los gadafistas como los rebeldes han cometido ejecuciones y torturas indiscriminadas en las que la mayor parte de las víctimas es la población civil.

La carencia total de agua potable y electricidad en Trípoli también es obra maléfica de Gadafi, según la mayoría de los reportajes de los corresponsales occidentales.

Expertos rusos consideran que esta campaña es indispensable para que los gobiernos de Europa puedan justificar los juegos sucios cometidos por en la guerra, sobre todo cuando otros países como Rusia o China pueden denunciar que esos países violaron los términos establecidos por las resoluciones de la ONU que autorizaron la intervención en Libia.

Parte del juego político para repartir responsabilidades porque la caía de Gadafi no significará el fin de la crisis en Libia, sino el comienzo de otra fase mucha más aguda de consecuencias difíciles de predecir.

La mayoría de los expertos en Rusia como en el exterior coinciden en que Libia comienza una fase de incertidumbre en la que cualquier cosa puede ocurrir, desde su fragmentación en tres partes con el estallido de conflictos regionales muy sangrientos.

Son muy pocos los que se atreven a pronostican que Libia conservará su integridad territorial y  establecerá un gobierno democrático de corte occidental conservando al mismo tiempo,  todo el contenido de su cultura musulmán.

Viendo el actual desarrollo de los acontecimientos, son más pocos los que piensan que no habrá más violencia, más destrucción y más muertos.

Y a pesar del pesimismo, posiblemente nadie se atreverá a proponer la aprobación de otra resolución de la ONU para defender al pueblo libio.-

© 2010 RIA Novosti.-

libia trípoli bombas otan1

Partager cet article
Repost0
29 août 2011 1 29 /08 /août /2011 19:36

Fuerzas de la Alianza (y no los "rebeldes") controlan el país

Libia sin final: La OTAN bombardea y Kadafi resiste con la guerra asimétrica

(IAR Noticias) 29-Agosto-2011

 

En el medio de una guerra civil, sin luz, sin agua, con hospitales colapsados, aún sin precisión de las cifras de muertos que se suman por miles, con una catástrofe alimentaria y humanitaria, y mientras las potencias ganadoras comienzan a repartirse el petróleo como un botín de guerra, la OTAN sigue bombardeando Trípoli y ciudades libias, mientras las fuerzas especiales de EEUU, Reino Unido y Francia conducen las operaciones "rebeldes" orientadas a terminar con los focos de "guerra asimétrica" lanzada en diversos puntos por comandos civiles y restos del aparato militar kadafista. 

Informe
IAR Noticias
/

Aunque los "rebeldes" (mercenarios USA-OTAN) afirman controlar Trípoli y el 70% de Libia, nadie se atreve a dar un pronóstico sobre la evolución y el desenlace final de la operación militar de conquista del país petrolero.

Focos de la resistencia kadafista (una mezcla de guerrilla urbana y residuos del aparato militar combinados en una guerra asimétrica contra la OTAN y sus servidores locales) pelean en distintos frentes, tanto en la capital de Libia como en ciudades como Sirte y Sebha,  con las fuerzas "rebeldes" y los comandos de fuerzas especiales de EEUU, Reino Unido y Francia, que conducen las operaciones en territorio libio.

Portavoces rebeldes ubicaban a Saif al-Islam Kadafi, señalado como sucesor del coronel, en la zona de Siahiya, al oeste de la capital, donde tendría su comando la resistencia en Trípoli.

Importantes comandantes de los rebeldes libios solicitaron  el lunes a la OTAN  que mantenga la presión sobre los restos del régimen de Muamar Kadafi y protejan a las cuadrillas de trabajadores que tratan de restablecer servicios básicos, como el agua y la electricidad.

Paralelamente, la

prensa internacional (columna vertebral de "información" de la coalición invasora USA-UE) pide casi abiertamente que EEUU y la OTAN desplieguen sus tropas en Libia.

"Kadafi todavía es capaz de hacer algo ilegal en los últimos momentos", dijo el jefe del gobierno rebelde de transición Mustafá Abdul Jalil, a enviados de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) reunidos en Qatar.

Otros representantes de los insurgentes pidieron a la Alianza cambiar su enfoque para ayudar a salvaguardar los equipos de reconstrucción que buscan aliviar la carencia de agua y electricidad en la capital Trípoli, y otras partes. Los líderes rebeldes calculan que al menos 60% de los residentes de la capital no tienen suficiente agua.

Mustafa Abdul Jalil, presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), el órgano de gobierno de los rebeldes colaboracionistas libios, advirtió este lunes que el coronel Muamar Kadafi, que no ha sido visto desde que los sublevados tomaron Trípoli hace una semana, sigue siendo una amenaza para Libia y para el mundo.

"Pido a la OTAN y a sus aliados que no dejen de proteger (a los libios) frente a este tirano", señaló en una reunión en Doha (Qatar) de ministros de Defensa de países que apoyan a los insurgentes libios frente al régimen de Kadafi.

Jalal al-Digheily, que supervisa los temas de defensa en el  Consejo Nacional de Transición, dijo que las fuerzas encabezadas por la OTAN ahora deben mantener vigilados al personal que busca restaurar los servicios.

"Incluso después de que los combates terminen, necesitamos apoyo logístico y militar de la OTAN", dijo a jefes militares y otros funcionarios clave de países que forman la Alianza imperial.

Las reuniones  de la organización en Qatar incluyen a Francia, Italia y Turquía. El reino del Golfo ha sido un importante esponsor árabe de los mercenarios libios contribuyendo con aviones militares a la misión que encabeza la OTAN en Libia.

El CNT, que está intentando localizar al coronel y tomar su ciudad natal, Sirte, reconoció el sábado pasado que no tenía información clara sobre su paradero. Los "rebeldes" ofrecieron una recompensa de unos 895.000 euros y la amnistía para quien logre capturarlo o matarlo.

Los rebeldes avanzaban este lunes contra  los focos de resistencia  presente en varios barrios de Trípoli y en ciudades libias, seguían a la caza de Muamar Kadafi, y trataban de coordinar el asalto sobre Sirte, bastión del régimen kadafista a medio camino entre Misrata y Bengasi, capital de la rebelión.

Los comandos y las fuerzas militares kadafistas resistían este lunes el avance de la OTAN y sus mercenarios  "rebeldes" en la ciudad de Sebha, 780 kilómetros al sur de Trípoli, después del fracaso de una mediación para negociar una salida política.

Según el canal catarí Al Jazeera, las fuerzas kadafistas están empleando misiles contra las fuerzas mercenarias que intentar tomar la la ciudad,  rechazando la oferta de los representantes de la OTAN para dejar las armas.


La OTAN (y no los "rebeldes") controla Libia

 


La OTAN, cuya campaña de bombardeos (con una duración de más de 5 meses) fue fundamental en el éxito militar de los rebeldes, reiteró, durante la reunión en Doha, que continuará con su misión.

"Creemos que el régimen de Kadafi está a punto de derrumbarse, y nos comprometemos a proseguir con la operación hasta su conclusión", ha asegurado en una rueda de prensa el almirante estadounidense Samuel Locklear, comandante del Mando de Operaciones Conjuntas de la Alianza Atlántica.

La semana pasada, el jefe del Comité Militar de la OTAN, almirante Giampaolo de Paola, advirtió de que "el juego no ha terminado" e insistió en que cualquier envío de tropas sobre el terreno "tendrá que ser bajo petición".

En realidad, un eufemismo, ya que las fuerzas de la OTAN ya están actuando en territorio libio.

Según consignan el diario The New York Times y varias agencias internacionales, fuerzas especiales europeas y estadounidenses están presentes en suelo libio y su participación está siendo clave en la batalla de Trípoli.

Las británicas SAS y los comandos de operaciones especiales (COS) franceses, conocidos por sus actividades de intervención en muchos países africanos, recibieron el encargo de concentrarse en la caza de Kadafi, mientras operan y conducen  a los colaboracionistas "rebeldes" en su intento de sitiar la ciudad de Sirte, uno de los bastiones que mantiene el régimen libio.

Los  "rebeldes no  llegaron a Tripoli" por su capacidad de combate, sino porque los caza bombarderos, los helicópteros y los Predator de la OTAN, en ataques combinados con misiles y bombas inteligentes, fueron convirtiendo a Libia en tierra arrasada y abrieron la ruta para el ingreso a Trípoli.

No son los "rebeldes" sino las fuerzas de la OTAN quienes consolidaron el golpe de derrocamiento del régimen libio. No son los mercenarios colaboracionistas sino las potencias imperiales de la OTAN quienes ocupan la mayor parte del territorio libio.

En cinco meses de bombardeos interrumpidos la Alianza imperial, fortalecida por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, bloqueó y estranguló económicamente al gobierno de Kadafi, demolió las estructuras militares y convirtió a Libia en una país arrasado y en catástrofe humanitaria

El asalto a Trípoli por grupos de mercenarios USA-OTAN fue el escenario de mayor participación de fuerzas especiales de cuatro países: Francia, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, señala en un informe  el diario francés Le Monde.

Agencias internacionales registran la participación activa de comandos extranjeros en el asalto a Trípoli y en las operaciones de búsqueda del coronel Muamar Kadafi.

Estos miembros de las fuerzas especiales extranjeras se encuentran dentro de la capital y también rodeándola para asegurar la coordinación entre las fuerzas de la OTAN y los mercenarios anti kadafistas que disputan una guerra civil hacerse con el control de la capital.

La presencia de fuerzas especiales de la Alianza imperial,  tanto en Trípoli como en otros frentes de guerra, negada oficialmente por las potencias invasoras y sus portavoces no solamente esta destinada a disimular las debilidades de las fuerzas mercenarias títeres de los "rebeldes, sino a mantener una cabecera de puente militar ante la perspectiva de que la situación se salga de control.
 

 

Kadafi desaparecido

Por otra parte, el  paradero de Muamar Kadafi sigue siendo una incógnita y nadie hasta ahora –según la información pública disponible– ha entregado datos ciertos sobre su escondite pese a que los rebeldes pusieron precio a su cabeza.

No obstante, las versiones acerca de dónde podría estar siguen multiplicándose. Según el ex número dos del régimen, Abdesalem Jalud, que huyó de la capital libia y está desde el sábado en Italia, Kadafi se hallaría en el sur de Trípoli o bien ha ya partido hacia el desierto, Jalud dijo ayer en Roma.

“Sólo hay cuatro personas a su alrededor y hay esas dos posibilidades”, comentó. Otra alternativa es que se encuentre en la frontera con Argelia o en su ciudad natal, Sirte, agregó.

Los ataques aéreos de la OTAN que abrieron el camino para que los mercenarios libios del eje USA-UE puedan ingresar  a Trípoli el domingo pasado, fueron impotentes  para asegurar el control de la capital libia donde la batalla se seguía disputando calle por calle, casa por casa y en el aeropuerto.

Algunos especialistas consideran que la caída de Kadafi no es suficiente para alcanzar la paz: sus tropas -altamente leales- podrían seguir dando batalla o podría desatarse una confrontación entre las distintas facciones con intenciones de llegar al poder. Esto podría generar la intervención de una fuerza multinacional.

Los golpistas "rebeldes"  apuestan a la traición de los aliados del acorralado líder libio: voceros del Consejo Nacional de Transición (CNT) –el órgano político de la rebelión– ofrecieron una recompensa de US$ 1,7 millones por la cabeza del Kadafi “vivo o muerto”.-
libia2011B

Partager cet article
Repost0

Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense