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30 août 2011 2 30 /08 /août /2011 13:53

 

Los secretos de la Banca secreta y el G-20
El G-20 encubre su intención manipuladora sobre la economia mundial, apoyado por una banca secreta,el BIS, que arrancó su poder a partir de la colaboración con Hitler.
Pura María García | http://lamoscaroja.wordpress.com/

No importa qué sector de la economía mundial nos detengamos a analizar. sobre él se extiende una cortina de desinformación, o información premeditadamente tendenciosa y parcial, mentiras y verdades a medias, lanzadas estratégicamente para evitar que los ciudadanos examinemos la realidad con un pensamiento global, asociando y relacionando hechos y sus consecuencias.

La expresión crisis económica encubre, además de otros elementos, el sobrepoder y las estrategias que el  G-20 está desarrollando, desde su formación, con fines absolutamente económicos e imperialistas. El grupo de los 20 poderosos   es el resultado de un proceso de ampliación de sus miembros, que constituyeron, primero el llamado G-7y  luego el G-8: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá. El G-7 aceptó la inclusión de  Rusia, no tanto por su poder económico sino por su poder militar al que no era aconsejable tener en contra. En su momento la Unión Europea reclamó participar y,  más adelante, llegó la hora de las peticiones de los principales países emergentes: India, Brasil y China. Luego se consideró que no podían dejar de estar México y Sudáfrica y, finalmente, se admitió la incorporación de Corea del Sur, Australia, Turquía, Indonesia, Arabia Saudita y   Argentina. Además de reuniones y cumbres, de cuyo contenido y acuerdos conocemos realmente muy poco –en realidad, lo que al grupo le interesa filtrar a la opinión pública-, el G-20 propone e implanta leyes, muchas veces sin consulta previa en el país en que se instauran, como sucedió con la Regulación del poder y funciones de la policía en Ontario, Ontario Regulation 233/10, en junio de 2010, ley que fue instaurada, otorgando un poder extremo a la policía sobre manifestantes y otras formas de la “disidencia” ideológica, o simplemente de un ideario distinto al oficialmente aceptado como correcto, sin otra consulta previa a su aprobación en una reunión del grupo.

 

El G-20, además, alarga sus poderosos tentáculos secretos hacia países que poseen condiciones, “economical possibilities”, pero a los que conviene mantener al borde de la pobreza o infradesarrollo para evitar que alcancen un nivel cultural, económico y de conciencia política que les haga alzarse contra los sutiles dictados imperialistas. La India y la actuación del grupo sobre ella es un ejemplo extremadamente significativo: desde hace un tiempo, el G-20 intenta implantar, con una aparente diplomacia que, sin duda, tiene sellada una fecha de caducidad, el protocolo de medidas políticas y económicas que la India, a la que se intenta no permitir ni una sola contramedida, ha de llevar a cabo con relación al cambio climático y la seguridad energética, no por azar una de las mayores obsesiones del grupo.

 

El gobierno hindú ha reivindicado hace unas semanas el foro de la ONU como el espacio  en el que deberían “debatirse las medidas hasta alcanzar un consenso”, confirmando su escepticismo ante las cumbres del G-20 en las que se toman decisiones y se transmiten siguiendo el método de la imposición. Este hecho ha comenzado a preocupar a los líderes del grupo, que temen que otros países, no tan “pobres”, ni susceptibles de “domesticación”, como Australia, reaccionen del mismo modo.

En la cumbre que tuvo lugar en Londres, el 2 de abril de 2009, el portavoz oficial del grupo hacía público el comunicado oficial. En él, entre otros temas, se resaltaba la necesidad que el mundo debía sentir de que el G-20 interviniese con mayor intensidad en el desarrollo de los acontecimientos económicos: “ El G-20 se plantea una actuación conjunta que permitirá facilitar que la economía mundial abandone la situación de recesión económica e inicie acciones preventivas que garanticen las mejoras en el futuro. Nos consideramos capaces y legitimados para llevar a cabo cualquier acción que se considere, con la finalidad de restaurar el flujo de crédito, dentro del sistema financiero, y asegurar que las instituciones políticas refuerzan su papel y alinean sus políticas con las directrices diseñadas por los países más poderosos, representados en nuestro grupo. En esta cumbre, el G-20 ha acordado unánimemente, aprobar la “inversión” de 250 BILLONES de dólares en la economía mundial para aumentar la liquidez económica global”

 

Varios hechos fundamentales se esconden, deliberadamente, en el párrafo anterior del comunicado. Uno de los más importantes de ellos hace referencia a la creación de un gobierno y una banca mundiales, formados, cómo no, por representantes de los países del auto-legitimado grupo.

 

A bombo y platillo, el G-20 anunció su gran disposición a controlar a las empresas calificadoras de riesgo, hecho que nos hace intuir  que ya querían evitar que fuese tan públicos y notorios los errores de agencias como la de Standard & Poor’s; aumentar el control de los fondos de inversión especulativos y, reconociendo que han permitido su existencia y proliferación, control de los paraísos fiscales.

Era, es, indignante, que por mucho G-20 que formen los representantes de la clase política de los supuestos 20 países desarrollados, nos supongan, a los ciudadanos, una diana fácil para sus mentiras y crean que, eternamente, va a resultarles sencillo engañarnos y hacernos creer que “creemos” que van a actuar para un bien de la mayoría, y no de la minoría ansiosa de poder.

 

Lo que el G-20 encubre, dese mucho antes de la cumbre de Londres, es una planificación cuidadosa, que en muchos sectores se denomina teoría de la conspiración mundial del G-20, de la creación de un Banco Único y Central, una organización que, con el argumento de actuar para ayudarnos a sobrevivir con éxito a la crisis económica, permitida indudablemente por ellos, dicte una política monetaria, común para toda la humanidad, y dirija sus pasos al establecimiento de una sola moneda, el dólar, para todos.

 

A pesar de que se ha intentado ocultarlo y negarlo, existe desde 1930 el llamado BIS (Banco para las transacciones Internacionales), un banco privado, orquestado, en una clandestinidad más o menos aceptada,  por los bancos mundiales más poderoso, con sede en Suiza. En sus orígenes, como contraposición secreta al Fondo Monetario Internacional, se dice que fue sustentado con dinero proveniente de los nazis. Resulta muy interesante visionar el documental de la BBC Banking with Hitler, que narra detalles increíbles sobre la denuncia que recae sobre 371 bancos suizos, bajo la acusación de haber colaborado con los nazis durante la segunda guerra mundial.

 

Durante el mandato de Roosevelt, Henry Morgenthau,  entonces secretario del Tesoro del gobierno americano, inició las investigaciones que le llevaron a afirmar que, junto con los 371 bancos suizos, bancos americanos e ingleses colaboraron, con sospechosa facilidad y afinidad, con el dictador y asesino nazi, mientras sus bombas caían y asolaban Europa. El BIS no solo realizaba por aquel entonces una política bancaria fraudulenta, paralela y afín al nazismo, sino que, además, atesoraba y traficaba con el oro que se había obtenido saqueando a la destrozada Europa.

 

C. Quigley, historiados y tutor de Bill Clinton, en su libro Tragedia y Esperanza: La Historia del mundo en nuestros días, 1966, reconoció públicamente haber formado parte del BIS, durante dos de los 20 años que duraron sus investigaciones, atreviéndose a afirmar que el BIS debería dejar de existir en el anonimato y pasar a la realidad política y económica, ya que sus  fines, objetivos y logros eran importantísimos para la economía mundial. De una manera nada pudorosa, sin vergüenza, se atrevía a sugerir que debíamos aceptar que el BIS fuese una banca cuya misión era, además de saquear y traficar para enriquecer  EXCLUSIVAMENTE a sus miembros,  controlaría y manipularía el sistema monetario de una nación, pero haciéndonos creer que, en realidad, era controlado por el gobierno correspondiente.

 

En el siglo XVIII, Rothschild pronunció la famosa frase de “Mientras se me permita controlar la moneda de una nación, quién dicte qué leyes es algo muy secundario para mí”. Se dice que el banquero envió a sus 5 hijos a las entonces más poderosas capitales europeas (París, Londres, Viena, Berlín y Nápoles) para que estableciesen allí el germen de esa banca privada y paralela que, a pesar de que los falsimedia y los gobiernos quieran impedir a toda costa que sepamos sobre ella, está actualmente haciéndose cargo del sistema económico de los países que ella misma ha llevado a la crisis y para quien prepara préstamos a un interés altísimo, fondos que generosamente se acepta sean inyectados (sin reparar en que ese dinero ha de provenir de algún lado y que, sin duda, tendremos que devolver desde un bolsillo global que parece llenarse, transitoriamente, para quedar, después, extremadamente más vacío).

 

Lo que empezó siendo una organización con ambición, pero con relativamente pocos miembros, es hoy un ente  compuesto por unas 55 naciones, aunque el grupo que la lidera es mucho más reducido, que se reúne periódicamente en Suiza y que observa una rigurosa jerarquía, basada en la aceptación de dos principios irrevocables: la banca central ha de trabajar  con independencia de los propios gobiernos y, de ningún modo, se ha de permitir que sea la clase política quienes tomen las decisiones vitales para la estabilidad del sistema monetario internacional. Estos dos mantras nos llevan, fácilmente, a una deducción sencilla, pero peligrosa: si el BIS cumple sus dos preceptos básicos, lo lógico es aceptar que es capaz de crear, manipular y hacer que suceda, en cualquier país, una situación de éxito o pobreza, en términos económicos, una bajada o subida del mercado económico. Sus hilos nos afectan y dirigirían como un marionetista hace con una marioneta que, ingenua, se cree importante cuando, realmente, únicamente es un instrumento para el enriquecimiento de unos pocos. Basta recordar qué sucedió en 1988, cuando se produjeron los acuerdos bancarios que llevaron a aumentar los requerimientos de la banca sobre el capital, de un 6% a un 8%. En aquel momento, Japón era el mayor acreedor mundial, aunque su banca estaba mucho menos capitalizada que la mayoría de bancos internacionales. Aumentando el interés, la banca consiguió instaurar en Japón una tremenda época de recesión, muy similar a la que hoy padecen los Estados Unidos: a la caída del precio de la vivienda, siguieron los gravísimos problemas con las hipotecas y su pago, que llevaron a la bancarrota a un elevado número de bancos, que tuvieron que ser nacionalizados, a pesar de que el gobierno japonés jamás quiso admitir el término nacionalizar.

 

El BIS y su mandatos han logrado, también, intervenir y manipular la economía de países como la India y, muchos lo aseguran, incidir y manejar al mismo Fondo Monetario Internacional, dejando que éste “parezca” que tiene el control de los acuerdos sobre policía económica cuando, en la sombra, el marionetista del BIS maneja los hilos invisibles del dinero mundial.

 

Sin duda, su influencia -su responsabilidad, hablando sin eufemismos- en la crisis económica americana- es tremenda: la llamada regla de marcar la contabilidad del mercado, acordada y aceptada por el FASB, una organización privada americana que  delimita las reglas de contabilidad de mercados para el sector privado, ha llevado a la congelación de los créditos, entre otras acciones que están influyendo en el agravamiento de la crisis americana y, consecuentemente, la crisis económica mundial.-

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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense