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27 août 2011 6 27 /08 /août /2011 17:50
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27 août 2011 6 27 /08 /août /2011 16:38
Las consecuencias mundiales de la decadencia de Estados Unidos
Immanuel Wallerstein
 
Hace 10 años, cuando algunas personas y yo hablábamos de la decadencia de Estados Unidos en el sistema-mundo, a lo sumo nos topábamos con sonrisas de condescendencia ante nuestra ingenuidad. ¿No era Estados Unidos la única superpotencia, involucrada en cada uno de los rincones más remotos de la Tierra, haciendo lo que quisiera casi todo el tiempo? Ésta era una visión compartida a todo lo ancho del espectro político.

Hoy, la visión de que Estados Unidos está en decadencia, en seria decadencia, es una banalidad. Todo el mundo lo dice, excepto algunos políticos estadunidenses que temen ser culpados por las malas noticias de la decadencia si la discuten. El hecho es que prácticamente todo el mundo cree hoy en la realidad de esa decadencia. Sin embargo, algo que está menos discutido es cuáles han sido y serán las consecuencias en el mundo de esta decadencia. La decadencia tiene raíces económicas que siguen su curso. Pero la pérdida del cuasi monopolio del poder geopolítico que Estados Unidos ejerció alguna vez tiene consecuencias políticas importantes en todas partes.

Empecemos con una anécdota contada en la sección de Negocios del New York Times el 7 de agosto. Alguien que gestiona inversiones en Atlanta apretó el botón de pánico en nombre de dos acaudalados clientes que le dijeron que vendiera todas sus acciones y que invirtiera el dinero en un fondo común de inversión más o menos blindado. El gestor dijo que, en los 22 años que llevaba en el negocio, nunca había recibido una petición como ésa. Era algo sin precedentes. El periódico le llamó a esto el equivalente “Wall Street” de la opción nuclear. Iba en contra del consagrado consejo tradicional de asumir un enfoque firme y constante conforme se avanza ante los vaivenes del mercado.

Standard & Poor’s ha reducido su calificación crediticia de Estados Unidos de AAA a AA+, también algo sin precedentes. Pero esto fue una acción bastante leve. La agencia equivalente en China, Dagong, ya le había reducido la credibilidad crediticia a Estados Unidos en noviembre pasado a A+, y ahora se le redujo a A-. El economista peruano Oscar Ugarteche ha declarado que Estados Unidos es una república bananera. Dice que Estados Unidos ha optado por la política del avestruz para no espantar a las expectativas (de crecimiento).

Y en Lima, la semana pasada, los ministros de finanzas de los estados sudamericanos, reunidos, han discutido urgentemente cómo aislarse de la mejor manera ante los efectos de la decadencia económica de Estados Unidos. El problema para todo el mundo es que es muy difícil aislarse de los efectos de la decadencia estadunidense. Pese a la severidad de su decadencia económica y política, Estados Unidos continúa siendo un gigante en el escenario mundial, y cualquier cosa que pase ahí sigue provocando grandes olas en todas partes.

Con toda certeza, el impacto más fuerte de la decadencia estadunidense ocurre y seguirá ocurriendo al interior de Estados Unidos. Los políticos y los periodistas hablan abiertamente de la disfuncionalidad de la situación política estadunidense. ¿Pero qué otra cosa puede ser sino disfuncional? El hecho más elemental es que los ciudadanos estadunidenses están aturdidos por el mero hecho de la decadencia. No es sólo que los ciudadanos estadunidenses sufran ellos mismos, materialmente, por la decadencia, y que estén profundamente asustados de que sufrirán más conforme el tiempo avance. Es que habían creído a nivel muy profundo que Estados Unidos es la nación elegida, designada por Dios o la historia para ser el país modelo en el mundo. El presidente Barack Obama sigue tratando de tranquilizarlos diciendo que Estados Unidos es un país triple A.

El problema para Obama y para todos los políticos es que muy pocas personas siguen creyendo eso. El golpe al orgullo nacional y a la imagen propia es formidable, y es también muy repentina. El país está tomando muy mal este golpe. La población busca chivos expiatorios y ataca muy a lo loco, y no con demasiada inteligencia, a los supuestos culpables. La última esperanza parece ser que alguien sea culpable, y como tal el remedio sea cambiar a las personas con autoridad.

En general, las autoridades federales son vistas como las que hay que culpar: el presidente, el Congreso, ambos partidos principales. La tendencia es muy fuerte hacia tener más armas a nivel individual y a ejercer un recorte del involucramiento militar fuera de Estados Unidos. Culpabilizar de todo a la gente de Washington conduce a una volatilidad política y a luchas intestinas locales cada vez más violentas. Estados Unidos es hoy, diría yo, una de la entidades políticas menos estables en el sistema-mundo.

Esto hace de Estados Unidos no sólo un país cuyas luchas políticas son disfuncionales, sino uno que es incapaz de consolidar mucho poder real en la escena mundial. Entonces, hay una caída importante en la fe en el país, y en su presidente, por parte de los aliados tradicionales de Estados Unidos fuera y por la base política del presidente en casa. Los periódicos están llenos de análisis de los errores políticos de Obama. ¿Quién puede argumentar con esto? Con suma facilidad, yo podría enlistar docenas de decisiones que Obama hizo, y que desde mi punto de vista fueron equivocadas, cobardes o algunas veces directamente inmorales. Pero me pregunto si, de haber tomado las mucho mejores decisiones que su base supone que debió tomar, habría habido mucha diferencia en el resultado. La decadencia de Estados Unidos no es el resultado de decisiones pobres por parte de su presidente, sino de las realidades estructurales en el sistema-mundo. Obama puede ser el individuo más poderoso del mundo todavía, pero ningún presidente estadunidense es tan poderoso hoy como los presidentes de antaño.

Hemos entrado en una era de agudas, constantes y rápidas fluctuaciones –en las tasas de cambio de las divisas, en las tasas de empleo, en las alianzas geopolíticas, en las definiciones ideológicas de la situación. El grado y rapidez de estas fluctuaciones conduce a la imposibilidad de contar con predicciones de corto plazo. Y sin alguna estabilidad razonable en las predicciones de corto plazo (tres años más o menos) la economía-mundo se paraliza. Todo el mundo tendrá que ser más proteccionista e introspectivo. Y los estándares de vida bajarán. No es un cuadro bonito. Y aunque hay muchos, muchos aspectos positivos para muchos países a causa de la decadencia estadunidense, no hay certeza de que en el loco bamboleo del barco mundial, otros países puedan de hecho beneficiarse como esperan de esta nueva situación.

Es tiempo de un análisis de largo plazo mucho más sobrio, de juicios morales mucho más claros acerca de lo que el análisis revela, y de acciones políticas mucho más efectivas en el esfuerzo, en los próximos 20 o 30 años, para crear un mejor sistema-mundo que en el que estamos atorados ahora.-

 

 

Traducción: Ramón Vera Herrera

©Immanuel Wallerstein

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27 août 2011 6 27 /08 /août /2011 16:34
  27-08-2011

 

Movilizaciones en Europa que dicen basta

      Sandra Ezquerra     
 

Después de tres años realizando análisis sobre la crisis desde la izquierda social y política nos hemos puesto de acuerdo en varias cosas. Hemos coincidido en que la crisis es estructural y responde a las contradicciones del sistema capitalista. También, en que estas contradicciones se han traducido en las últimas décadas en la agresiva implementación de políticas neoliberales que, entre otros efectos, han provocado una grave erosión de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, han derivado en la devolución de una parte importante de la reproducción y el cuidado a las familias (léase mujeres), han disminuido la participación de los salarios en las rentas estatales y han facilitado la reducción de las inversiones productivas y la desregularización del mundo financiero.

 

Las políticas “anticrisis” impuestas en el Estado español desde 2008 responden a la misma filosofía de décadas previas y en los últimos años hemos asistido cada vez más indignados e indignadas a la imposición de diferentes medidas.

En primer lugar, al rescate público de los bancos. En segundo lugar, al amago de crear empleo con recursos públicos, un amago que no duró demasiado y que, además, estuvo centrado en un sector, la construcción, que no sólo es marcadamente masculino (por ende, se ignoró el impacto que la crisis estaba teniendo en el empleo femenino), sino que además ha demostrado ampliamente su insostenibilidad económica, social y ecológica. En tercer lugar, el gobierno de Zapatero, en línea con las directrices de Bruselas y de las instituciones financieras internacionales, ha contribuido al reciclaje de una vieja leyenda neoliberal, la crisis fiscal, que sirve de coartada para la socialización de las pérdidas creadas en los últimos años. Medidas supuestamente coyunturales como la congelación de pensiones, los recortes en las ayudas a la dependencia y a la cooperación, los tijeretazos en los salarios públicos o la eliminación de empleos públicos, entre otras, están teniendo un severo impacto en las clases populares, las personas mayores, los trabajadores y trabajadoras.

Cabe destacar, a su vez, sus efectos desproporcionados sobre las mujeres a raíz de nuestra posición económica particularmente vulnerable y de nuestra gran presencia laboral en el sector público. Además, como resultado de nuestra identificación histórica con el cuidado seremos nosotras de nuevo quiees, con nuestro trabajo silencioso y altruista en el hogar, recojamos los pedazos de un Estado del Bienestar que se desmorona por momentos.

En cuarto lugar, el gobierno nos ha obsequiado en el último año con una reforma laboral y una reforma de las pensiones que colocan a la clase trabajadora en una situación aún más vulnerable. Finalmente, también hemos observado el avance de la reforma de la negociación colectiva y la privatización de las cajas. Los mal llamados mercados tocan el silbato y el gobierno de Zapatero se apresura obediente a acatar su dictamen.

El impacto de las anticrisis

Es difícil decir qué otras medidas diseñarán para apaciguar una crisis fiscal que todos ellos, mano a mano, han creado y que parece poder conducirnos a otra hecatombe supuestamente aún mayor: el riesgo de que nos rescaten como a Grecia, Irlanda y Portugal. Todo esto, a grandes rasgos, constituye el escenario al que nos hemos enfrentado durante los tres últimos años y seguimos enfrentándonos en la actualidad.

Como decíamos, es necesario visibilizar la “devolución” de responsabilidades de reproducción y cuidado por parte de las administraciones a los hogares y familias (de nuevo léase mujeres) como importante eje de análisis de las políticas “anticrisis” y de la evolución de la economía internacional. Así como las políticas neoliberales se muestran eficaces para inclinar la balanza a favor del capital frente a la clase trabajadora, las medidas de austeridad social tienen una gran incidencia en cargar a las mujeres con responsabilidades que deberían ser equitativas, colectivas y públicas. Todas estas estrategias garantizan al sistema capitalista la extracción de recursos de salarios, impuestos, pensiones, cuerpos y vidas de trabajadores y trabajadoras (sean reconocidas y/o remuneradas o no) para sobrevivir a su muerte anunciada.

A pesar de todo, parece que tenemos que permanecer calladas ante un chantaje donde el silencio sumiso casi deviene en sinónimo de patriotismo, y donde nuestros sacrificios son justificados porque salvarán a la economía patria de un desmoronamiento a la griega, irlandesa o portuguesa. A diferencia de Portugal y Grecia, no obstante, en el Estado español ha brillado por su ausencia hasta mediados de mayo una movilización social en consonancia con las agresiones sufridas. A pesar de que sufrimos ya casi tres años de sangría, lo que ha caracterizado la situación hasta hace bien poco ha sido la desolación de mucha gente tras la enésima traición de las cúpulas sindicales, la incertidumbre y la falta de dirección de la izquierda.

¿Hacia dónde queremos ir?

Pero ya va siendo hora de dejar de regodearnos en la desesperanza. Deviene cada vez más urgente preguntarnos hacia dónde queremos ir y cómo pensamos llegar. Y nuestro destino ha de ser una salida a la crisis y la construcción de una nueva sociedad que no estén basadas en la lógica del beneficio y la explotación; que no se construyan sobre la dominación y la opresión y que no dependan de la destrucción del planeta para sobrevivir. Nuestro recorrido debe tener tres dimensiones: la ideológica, la política y la social.

En el terreno ideológico o discursivo se nos presenta un reto que, a pesar de ser enorme, resulta imprescindible enfrentar. Llevamos tiempo diciéndolo pero habrá que seguir repitiéndolo de manera tozuda y quizás en formatos más fáciles de entender o creer: la actual salida a la crisis no es la única posible. Existen vías de izquierdas, radicales, solidarias y sostenibles para enfrentarnos a ella. Estas vías son más legítimas, realistas, factibles, deseables y justas que las que nos están imponiendo.

Otras batallas que tenemos que librar en este terreno son, en primer lugar, la de rechazar la falacia de que la lucha en lugares como Francia, Reino Unido o Grecia para derribar las medidas ultraliberales no ha servido de nada: dicha falacia únicamente contribuye a que la gente se quede en su casa derrotada de antemano. Hay que contrarrestarla insistiendo en que los movimientos sociales en todos esos países han bloqueado algunas medidas y, además, han ayudado a crear redes, confianzas, acumular fuerzas y formar a gente joven en la cultura del disenso y la reivindicación.

En segundo lugar, hay que luchar contra la cosificación de entidades aparentemente anónimas, abstractas y omnipotentes como los “mercados”, el “poder financiero”, los “rescates” o las “medidas dolorosas”. Los mercados están constituidos por empresas y personas con nombres, apellidos e intereses concretos, con capacidad de influencia, con decisiones determinadas que, a su vez, tienen consecuencias reales en las vidas de millones de personas. Pongámosle cara al poder financiero y dejemos de hablar de él como si de un ser divino se tratara, denunciemos que lo que ellos llaman “medidas dolorosas”, como lo podría ser una mera indigestión, son en realidad verdaderas tragedias en las vidas de las personas, de las familias, de las comunidades, del planeta. En definitiva, recuperemos la capacidad de definir, de nombrar y denunciar la realidad tal cuál es. A veces el nombre hace a la cosa y necesitamos librar esta batalla no sólo para entender el mundo sino también para inventar, imaginar y transmitir a los y las que nos rodean nuevas maneras de transformarlo.

Esta batalla es la que nos permite trabajar nuestro segundo terreno: el político. ¿Quién ha decidido que no es posible prohibir los despidos en empresas con beneficios? ¿Por qué no se ha aprovechado la reciente reforma laboral y del Régimen General de la Seguridad Social para integrar a todos los trabajadores y trabajadoras que no disfrutan de los mismos derechos que el resto? ¿Qué nos impide exigir una prestación de desempleo indefinida? ¿Acaso el sentido común, lejos de la ortodoxia neoliberal que nos repiten cada día los medios de comunicación mayoritarios, no nos dicta que una medida anticrisis innegociable ha de ser una mejora sustancial de los servicios públicos? Reivindiquemos que estas son las únicas salidas que aceptamos, atrevámonos a formular medidas verdaderamente transformadoras y que ayuden a concretar nuestra batalla en el terreno ideológico.

Nos ahogan bajo la amenaza de que hay que pagar la deuda para paliar la impaciencia de los señores mercaderes. ¿Acaso no nos podemos empezar a plantear, como han hecho en otros lugares, que podemos rechazar este chantaje? Ya que la deuda se está pagando con nuestros impuestos, de la pérdida de nuestros empleos, de los recortes en nuestros salarios, de la desaparición de servicios sociales que tanto necesitamos y queremos preservar, ¿no es absolutamente legítimo que tengamos capacidad de decidir que no queremos pagar la deuda? Exijamos una auditoría transparente de la deuda y decidamos qué parte es legítima y qué parte no.

Exijamos también la creación de empleos socialmente útiles, necesarios y sostenibles. La crisis puede servir para repensar el modelo económico: aprovechemos para fortalecer el Estado de Bienestar. Esta apuesta no sólo contribuiría a crear empleo sostenible sino que además permitiría avanzar en el reordenamiento de nuestras prioridades sociales y políticas, ya que estaría basada en la centralidad del bien común, el bienestar y la solidaridad. Todo ello contribuiría no sólo a mejorar la presencia de las mujeres fuera del hogar y la familia sino que fortalecería la capacidad de los hombres para implicarse de manera equitativa en las tareas de cuidado. Reivindiquemos también de esta manera la urgencia de reducir la jornada laboral sin alterar por ello los salarios, tanto para repartir el empleo como para reorientar los usos del tiempo y dar una mayor centralidad al tiempo social, personal, familiar, político, de ocio y de descanso.

¿Y para cuándo una reforma fiscal progresiva a escala europea? ¿Cómo es posible que en estos momentos los impuestos de patrimonio, el de sucesiones y el de donaciones favorezcan a los más ricos o corran el riesgo de desaparecer en algunos lugares? ¿Por qué no gravar de forma más severa los bienes de lujo y no penalizar en absoluto los bienes de subsistencia? ¿Por qué no eliminar las deducciones en el impuesto de sociedades? De igual modo, ¿qué impide gravar las transacciones financieras que no se orienten a inversiones duraderas o que resulten en desinversión a corto plazo? ¿Por qué no obligar a la devolución de cualquier subvención pública a las empresas con beneficios de explotación que trasladen centros viables?

El tercer terreno de batalla es el social. Tenemos que estar en la calle mucho más y seguir trabajando por la articulación y la unión de distintas luchas que, aunque parezcan inconexas, se encuentran profundamente relacionadas. Hay que tomar el espacio público para reivindicarlo como nuestro y utilizarlo para dejar claro que si no nos hemos callado hasta ahora no lo haremos tampoco en los tiempos que han de llegar: reivindiquemos las calles, plazas y barrios como lugares de encuentro, denuncia y creación de alianzas. Dialoguemos y discutamos, y sigamos haciendo mucho, muchísimo ruido. Nos sobran la fuerza, la ilusión y, sobre todo, la razón.

Las revueltas en el mundo árabe han sido las primeras del siglo XXI pero no serán las últimas. El levantamiento de los y las indignadas en el Estado español está moviendo a gente, cosas e ideas. También está sirviendo de detonador para numerosas movilizaciones en todo el mundo, porque la suerte no está echada.-

 

 

*Sandra Ezquerra es socióloga. Este artículo resume y actualiza el texto presentado por la autora en el Foro Social de Madrid el 6 de mayo de 2011.

Este artículo se ha publicado en el nº 47 de Pueblos - Revista de Información y Debate, tercer trimestre de 2011.

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26 août 2011 5 26 /08 /août /2011 17:37

 

La Plaza Verde en Trípoli: ¡Fue todo un engaño!
¿Seguirá la izquierda "ni ni" hablando de Gadafi, ante tanto crímen imperial-sionista y rebelde con la cobertura inigualable de sus usinas mediáticas goebbelianas?
Fernando Casares | Para Kaos en la Red | Hoy 3:08
Mientras  Tzipi Livni y Bernard Henri Levy  apoyan descarademente la intervención asesina de la OTAN en Libia y se preguntan por qué no hacer lo mismo en Siria.
Mientras  fuerzas de asalto de la OTAN  ya están hace días sobre el terreno contraviniendo la propia Resolución 1973 de la ONU para este caso y provocando miles de muertos y heridos en pocas horas.
Mientras el propio  gobierno Sudafricano solicita al TPI  que investigue a la OTAN por su "actuación" en Libia y declara que existen claros vínculos y coordinación entre los Rebeldes y la Organización Terrorista del Atlántico Norte.
Mientras pasaba todo esto, el Domingo 21 Al Jazeera transmitía en directo desde la Plaza Verde en Trípoli la algarabía de la toma de la capital libia por parte de los Rebeldes y su posterior festejo en mencionada Plaza.
Imágenes que recorrieron el mundo y provocaron entre otras cosas, reconocimientos en masa y cambios de bandera en más de 13 embajadas en el mundo. Sin duda, el régimen de Gadafi estaba acabado.
Pero nadie comprobó con detenimiento las imágenes. Algo raro sucedía allí. En efecto y  según un medio ruso, Jourdon, las imágenes transmitidas en directo por la cadena Qatarí (país que además de enviar vituallas a los Rebeldes libios, envía tropas de asalto) mostraban un sector edilicio de la Plaza sin la conocida ventana y estuco de la famosa Green Square.
Claro que apenas uno lo ve, piensa que las otras imágenes no parecen ser actuales o lo suficientemente claras como para saber si son de hoy día. Eso no es problema,  una imagen nítida y actual de la Plaza Verde  en Trípoli confirma esta sospecha.
¿No suena ridículo? Abstrayéndose de las imágenes. ¿No suena a teoría de la conspiración? Desde luego que sí. Pero las imágenes ahí están y todo apunta a que ha sido un gran montaje. ¿Un montaje?
No. Un engaño, una mentira, una manipulación más de los medios occidentales y de la cadena qatarí. ¿Y eso quién lo dice?
Por surrealista que parezca, el mismísimo líder del CNT, Mustafá Abdeljalil, amigo de Sarkozy y Bernard Henri Levy reconoce en una entrevista que podrán  ver en este vídeo  que las imágenes transmitidas en directo desde la Plaza Verde en Trípoli, fueron un engaño inteligente hecho en Qatar y retransmitido a todo el mundo para desmoralizar a la tropas de Gadafi y subirle la moral a los Rebeldes, y que gracias a esta operación de montaje, pudieron ser reconocidos por más de 11 países y recuperar más de 13 embajadas en el mundo.
Periodista: "Si utilizo las palabras utilizadas por Mahmoud Jibril (2º del CNT), a propósito de esta exposición de film holywoodense como así fue explicado por Saif Al Islam sobre este film que vimos en directo. ¿Podría explicarnos qué es lo que pasó?

M. Abdeljalil: "Esta mentira ha engañado a las tropas de Muammar Gadafi que forman parte de la armada, además han remontado la moral de los Rebeldes y más de 11 países han reconocido al CNT y hemos podido recuperar aproximadamente 13 embajadas. Todas estas ventajas son el resultado de estas mentiras que fueron trabajadas y transportadas de manera inteligente para engañar a los partidarios de Muammar Al Gadafi...
¿Será por eso que luego informaron que los rebeldes tuvieron que retirarse de la Plaza Verde a las pocas horas? Claro, nunca la tomaron...
A esta altura de este escándalo criminal organizado conviene preguntarse si la izquierda europea seguirá cerrando los ojos y negando la evidencia, discutiendo sobre la cuadratura del círculo y la física cuántica y funcionando como abono y quinta columna de la derecha más reaccionaria e imperial-sionista en esta batalla por el mantenimiento del poder hegemónico en lo que va de este siglo XXI.-
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26 août 2011 5 26 /08 /août /2011 17:29

 

Libia continúa resistiendo los embates de la OTAN 
 
  x Pravda Estado español 26/8/2011 
 
 
  
 
A pesar de la propaganda que distribuyen los medios, todo indica que los combates en la capital, lejos de apagarse, se intensifican; lo mismo en la zona de Sirte
  

El líder libio, Muammar Al Gadafi, volvió a lanzar un mensaje a la población libia este mismo jueves divulgado por la cadena Arrai, llamando a proseguir con los combates para liberar Trípoli. “Hay que resistir contra estas ratas enemigas, que serán derrotadas gracias a la lucha armada”, afirmó. Volvió a reiterar, como en sus discursos anteriores, la necesidad de que hombres y mujeres salieran a la calle para defender la capital. “Salir de vuestras casas, liberad Trípoli”. Por su parte, el CNT tomó la desesperada medida de poner precio a la cabeza del líder libio, unos 1,67 millones de dólares.

Mientras, la OTAN y las fuerzas especiales de varios estados – como el Reino Unido o Francia – lideran a los rebeldes para conseguir controlar la ciudad, donde continúan fuertes enfrentamientos tal y como informaba el corresponsal de Telesur, Rolando Segura. La situación en Trípoli es de auténtico caos, los bombardeos de la OTAN y los tiroteos han dejado miles de muertos y heridos, colapsando los hospitales de la ciudad que se van quedando lentamente sin material para atenderlos. El Comité Internacional de la Cruz Roja asegura “los combates continúan en numerosos puntos de Trípoli, el número de fallecidos y heridos es muy alto, y todo indica que aumentarán” También informan de cortes de luz, falta de agua, de alimentos y de gasolina para los vehículos, además de un estado de pánico entre los ciudadanos, que observan como los rebeldes saquean y se adueñan de la ciudad con el beneplácito de occidente.

A pesar de la propaganda que distribuyen los Mass Media, todo indica que los combates en la ciudad, lejos de apagarse, se intensifican; también la zona de Sirte está siendo muy defendida para evitar el avance rebelde. Diversos medios de comunicación y blogs alternativos informan de fuertes tiroteos en muchos puntos de Trípoli: en el barrio de Abu Salim, conocido por su adhesión al gobierno y recientemente bombardeado para abrir paso a las fuerzas rebeldes, en la zona centro, cerca del complejo Bab al-Azaziya y la Plaza Verde, en la zona metropolitana de Al Jamhoria, en el área de Bo-Sleem, también en la localidad de Tajura, ciudad en el distrito de Trípoli (este), entre otros.

En este medio ya informamos antes de iniciarse los combates en nuestro artículo “¿La Batalla por Trípoli ha empezado?”, la estrategia que aplicaría el Ejército libio y los voluntarios organizados en Comités Barriales para defender la capital, fuertemente inspirados en el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos (RKKA) durante la Batalla de Stalingrado. Recordamos las palabras de un estudiante libio en Trípoli: “Cada edificio de apartamentos, fábrica, almacén, esquina, intersección, casa o edificio de oficinas espera y está provisto de armas de diferentes tipos, lanzacohetes y morteros. Francotiradores y pequeñas unidades de 5-6 hombres especialmente entrenadas están dispuestos. Nuestra defensa será una batalla casa por casa.”

En el día de hoy se confirmó esta información que adelantamos el domingo. El periodista y analista Manuel Freytas definía la estrategia en un interesante artículo reproducido por la compañera Leonor Massanet: “Paralelamente, un comando de guerra asimétrica, desplegado entre la población leal, realiza emboscadas, atentados y acciones de guerrilla urbana contra los grupos mercenarios y contra los comandos y oficiales de fuerzas especiales y de inteligencia de EEUU, Reino Unido e Israel, que diseñan y coordinan los operativos de toma y control de Trípoli.

En 24 horas (luego de la toma del bunker presidencial por los sediciosos) la situación, entre los jefes mercenarios y los líderes de las potencias invasoras, varió de la euforia triunfalista a la incertidumbre. Este cambio en el guión de la OTAN y los estados más interesados en los recursos libios (EEUU, Francia, Reino Unido, Italia…), que esperaban conseguir la victoria en el país tras hacer caer Trípoli, les está obligando a replantear su misión en Libia. Una de las alternativas más probables al empantanamiento en la capital y el resto del país actualmente supondría el despliegue de tropas de la OTAN (aparte de las fuerzas especiales que ya están en tierra), situación que evitaban desde el primer momento, pero a la que lentamente se ven arrastrados por la ineptitud de las fuerzas rebeldes y su escaso apoyo popular, más allá de la zona de Bengasi.

En cualquier caso, los dirigentes de la OTAN se enfrentan a un gran dilema, ya que son conscientes de que el remedio podría ser peor que la enfermedad. Una nueva misión internacional supone un gasto enorme, al cual no podrían hacer frente en el actual contexto de crisis capitalista y soportando unas deudas astronómicas; cabe recordar que EEUU lleva gastados 900.000 millones de euros en Irak y Afganistán, siendo la factura del presente año en el conflicto afgano unos 83.000 millones de euros. Por otra parte, también se enfrentarían a una población completamente reticente a la presencia de la OTAN, y provocarían una gran indignación entre las tribus, lo que encadenaría un aumento de la resistencia libia.

Si la OTAN y los estados imperialistas lograran evitar el desembarco de tropas, todavía se les presentaría una situación de victoria pírrica. Las fuerzas rebeldes son incapaces de mantener el control y la paz sobre su territorio, llegando a reconocer que “se ven incapaces de proporcionar los recursos mínimos a la población”, ante el declive del nivel de vida en Libia. También cabe considerar la alta presencia de fundamentalistas islámicos y células de Al Qaeda armadas entre las filas del CNT, que previsiblemente no reconocerán al gobierno títere. Y como ya hemos comentado anteriormente, un apoyo popular mínimo y unas tribus enfrentadas tras la guerra, provocará inevitablemente la “afganización” del país.

Así pues, aunque desde marzo la situación en Libia pueda ser catalogada de catástrofe humanitaria, y aun quede largo tiempo de sufrimiento para el pueblo por los intereses imperialistas de los EEUU y la UE, debemos ser optimistas ante los complicados escenarios que se les plantean a la OTAN y sus títeres, ante la dura resistencia que plantearán los libios.-

 

http://elpravda.blogspot.com

otan libia
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26 août 2011 5 26 /08 /août /2011 15:13
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26 août 2011 5 26 /08 /août /2011 14:31
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26 août 2011 5 26 /08 /août /2011 14:16
El arte de edificar fuerzas antisistémicas
Raúl Zibechi
 
La amplitud y extensión que van adquiriendo las revueltas populares, que se van afianzando en países de varios continentes, permite distinguir diversas corrientes, distintos modos y maneras en que los afectados por el sistema organizan sus respuestas. El movimiento de los indignados en las ciudades del Estado español y el de los estudiantes chilenos muestran características distintas a los motines que sacudieron semanas atrás las principales ciudades británicas.

Algunos movimientos han conseguido abrir espacios más o menos estables en los que sus miembros pueden intercomunicarse, debatir y tomar decisiones, ya sea en las plazas, en los centros de estudio, o alternando espacios a cielo abierto y cerrados como sucede en la mayor parte de los casos. Cuando se trata de estallidos como los sucedidos en las periferias pobres de Londres o, anteriormente, en los suburbios de París, en 2005, es más difícil encontrar espacios permanentes como anclaje de la protesta, que suele expandirse tan rápidamente como se difumina.

La creación de espacios más o menos permanentes, controlados por los sujetos en movimiento, es un dato mayor ya que es lo que permite darle continuidad a las revueltas, y uno de los elementos que puede convertir las acciones espontáneas en movimientos. Es parte del trabajo que James C. Scott ha realizado en Los dominados y el arte de la resistencia y en su más reciente El arte de no ser gobernados (sin traducción al español por el momento). Las clases dominantes se han empeñado, a lo largo de más de un siglo, en dinamitar esos espacios donde los de abajo se relacionan porque suelen ser los espacios donde, en silencio, se ensayan las rebeliones.

Sin embargo, los diferentes sectores y clases sociales tienen también distintas posibilidades para construir o abrir espacios. En las revueltas en marcha, las clases medias afectadas por la crisis, una amplia gama de trabajadores y profesionales más o menos precarizados, han tenido éxito en crear espacios y los han podido defender pese a la presión social y estatal que a menudo deriva en violencia represiva.

Para los de más abajo, los llamados excluidos, las cosas son más difíciles. Miembros del colectivo Baladre, que participan en las asambleas de los indignados, reconocen que, salvo excepciones, los más pobres no integran el movimiento, y que cuando lo hacen, pasan cosas. Manolo Sáez lleva años trabajando junto a sectores marginalizados, y asegura que en las asambleas se produce un choque de culturas porque las formas de funcionar y de hablar son distintas, toman alcohol, son menos higiénicos y son políticamente incorrectos. La palabra lumpen sale a relucir como adjetivo.

La unidad de acción entre todos los que han sido agredidos por el sistema, los diversos abajos y los diversos sótanos, es insustituible si aspiramos algún día a derrotar a la clase que detenta el poder y los medios de producción y de cambio. Pero esa unidad sólo puede ser construida. O sea, será el fruto de un largo proceso de trabajo en común, de edificación permanente y, por lo tanto, de educación y autoeducación colectivas. Este proceso no puede ser espontáneo, ni puede quedar librado al azar sino ser consecuencia de la voluntad y el deseo de cambiar el mundo, cosa que sólo puede hacerse con todos los oprimidos y oprimidas.

En gran medida es una cuestión de clase que no se resuelve bajo la forma alianza, o sea vínculo entre representantes, sino a través de la creación de lenguajes y códigos comunes en espacios autocontrolados donde convivan las diferencias. Inspirado en Marx, Immanuel Wallerstein sostiene que esta es la cuestión clave en torno a la que se centra la lucha de clases, en un texto donde analiza la pugna de la burguesía por establecer un modo de dominación con base en una estructura tripartita como forma de estabilizar la dominación (La formación de las clases en la economía-mundo capitalista).

Este es quizá el núcleo de los problemas actuales. La lucha de clases se centra políticamente en el intento de las clases dominantes de crear y preservar un tercer nivel o capa intermedia, frente al intento de las clases oprimidas de polarizar tanto la realidad como su percepción, dice Wallerstein. Esa ha sido la razón de fondo de la introducción de categorías en las fábricas, y de la creación de una capa de controladores y capataces. Y es el objetivo de las políticas sociales: una ingeniería para separar y levantar muros entre los de abajo y los del sótano.

El capitalismo domina expandiéndose territorialmente, como nos recuerda David Harvey, sometiendo nuevos territorios a la lógica de la acumulación. Pero hacia adentro, consolida su dominación separando, dividiendo, creando pequeños privilegios para desgarrar la cohesión social y fabricar, de ese modo, desigualdades en las cuales se apoya para solidificar sus poderes. Mujeres, indios, negros, migrantes, excluidos… las categorías de esa división son infinitas.

La estrategia de quienes buscamos superar el capitalismo debe tener como objetivo derribar estos muros entre los oprimidos. En América Latina, y probablemente en todo el mundo, se han experimentado dos modos exitosos de hacerlo: abrir espacios donde una larga convivencia permita superar estas divisiones y trabajar para que los del más abajo, los excluidos o marginados, se conviertan en sujetos. No son, por cierto, dos procesos contradictorios.

Hasta ahora ha sido el sector intermedio el que mayor éxito ha tenido para organizarse y hacer valer sus razones. La novedad que los latinoamericanos podemos aportarle a las rebeliones del mundo es justamente ese esfuerzo en trabajar durante largo tiempo con los más diversos sótanos: los sin techo, sin tierra, sin trabajo, sin derechos. Debemos saber, empero, que cuando los sótanos se hacen sujetos, tiemblan incluso las izquierdas establecidas. Algo de eso sucede en Chiapas, en Bolivia y en Ecuador. Los sectores medios suelen sentir que los del sótano rompen la armonía y la paz social. Para eso son sujetos.-

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25 août 2011 4 25 /08 /août /2011 22:27

[Chile] Acerca de la comprensión comunista/anárquica de las actuales protestas estudiantiles

Enviado por Gavroche en Jue, 08/25/2011

  

Redes por la Autonomía Proletaria-RAP - hommodolars.org

titulo expropiado a http://consejistanarkista.blogspot.com/

 

Hemos estado leyendo los panfletos difundidos por Hommodolars en relación a las últimas manifestaciones estudiantiles, así como los comentarios del propio sitio sobre los mismos y las referidas mites, a la profundización de los análisis y a la radicalización teórica/práctica en base, principalmente, a la mantención y transformación de los espacios ocupados para ir más allá de las demandas al estado; para la generación de relaciones que rompan con la cotidianidad alienante del capital. También intentan clarificar el rol de la educación en la sociedad capitalista -como transmisora de la ideología dominante y generadora de mano de obra cualificada y funcional a los engranajes del sistema-, en perspectivas de romper con su mistificación como herramienta neutral de progreso social. En tal sentido, concordamos en lo fundamental y creemos necesaria la difusión de este material, la que alentamos. Por lo visto, los/as compas de HD también se identifican con los mencionados panfletos, razón por la que le dan espacio en su web. Sin embargo, pensamos que las notas y comentarios de HD al respecto contienen algunos errores importantes. No es sólo el lenguaje (muy agresivo), sino que pensamos que existe una desconexión ideológica con la clase en sí. No nos parece correcto (en un sentido teórico, no solamente discursivo) denominar como “estupidez” la lucha parcial -o incluso artificial- de un sector social específico (en este caso, el estudiantado). Si bien, no creemos ser los únicos en sentir un instintivo desprecio hacia el mundillo estudiantil universitario "buena onda", que se compró aquello de que era la "élite intelectual del país" y de que con sus lamentos democráticos van a ayudar a los "más necesitados", entender desde posiciones comunistas revolucionarias estas movilizaciones sólo como superficialidades y consecuencias del capitalismo espectacular, es no ver las potencialidades rupturistas que se van dibujando en estos momentos. Porque más de 100 mil estudiantes en las calles en todo el país no es sólo una muestra más del borreguismo reformista. Hay algo más. Si bien no toda movilización popular es constitutiva del desarrollo del movimiento comunista, la lucha de masas sí es imprescindible para el avance efectivo del mismo. Es decir, de manera más general, que no todo lo proletario es revolucionario(2), pero la ruptura comunista/anárquica sin la acción del proletariado constituido como clase es imposible(3).

Con todo, cuando la "gente común" pide más democracia, lo que está realmente haciendo es reconocer en la práctica la enajenación cotidiana de la que es parte, la falta intolerable de control y decisión sobre sus vidas. Y todo aquello lo reviste con la imagen mistificada y mitificada de la democracia, la cual en su expresión supuestamente auténtica garantizaría la posibilidad de expresar sus opiniones y definir el curso de su vida en base al intercambio libre de las mismas. Entregar elementos para romper con esa mistificación es una de las tareas de lxs comunistas/anárquicos, y eso se hace de manera seria y siendo parte de las experiencias (no de todas, claro está, sino de las que, luego de un determinado análisis, veamos como potenciales).

No se trata de que creamos que a partir de estas movilizaciones, dotándolas con una correcta orientación o conducción, entremos de lleno a un periodo abiertamente revolucionario, sino que las entendamos como procesos necesarios para la experiencia colectiva de la clase, desde los cuales comienza a abrirse camino hacia su propia liberación. Por ello, la potenciación de las características autónomas y rupturistas de estas protestas y demás acciones, que creemos posible, se torna una tarea fundamental de las individualidades y agrupaciones comunistas/anárquicas. Tenemos claro que la revolución no se trata de la acumulación cuantitativa de experiencias similares a las actuales (muy limitadas en su forma y contenido). No es la suma de parcialidades la que de por sí se torna revolucionaria. Ante todo, se requiere de cambios cualitativos para entrar a una fase de enfrentamiento clasista abierto. Es decir, es la esencia del movimiento la que debe ser distinta. Pero esa esencia, si bien no es consecuencia directa de la mera sumatoria de experiencias aisladas, si tiene sus raíces en el desarrollo de dichos procesos. Es por todo esto que los empeños de HD en demostrar el reformismo y la “estupidez” de estas experiencias no nos parecen aportadores ni clarificadores. No porque solamente el lenguaje sea agresivo, sino porque no reconoce la validez de estos eventos como posibles pasos para el movimiento en general, para generar una conciencia proletaria verdadera. Y es que la mantención de esta actitud lleva a la inacción y al desdén reaccionario hacia la actividad de la clase. Por supuesto que tampoco se trata de querer conducir estas movilizaciones asumiendo sus propias limitaciones, cuestión que, según nos parece, hacen o pretenden hacer otras organizaciones del marxismo-leninismo y afines al anarquismo oficial y plataformista. Son éstas las que, en nombre de la “inserción social”, lo que hacen es, tácita o explícitamente, asumir una limitación perpetua de las capacidades intelectuales, organizativas y revolucionarias del proletariado, puesto que no pretenden superar sino sumar parcialidades que, bajo su alero, serían conducidas por la senda correcta (senda que es tan diversa como diverso es el espectro del izquierdismo). Como hemos planteado, la alteración de las relaciones en el seno de estas experiencias es la que nos interesa, no la conducción técnica y politiquera de un amasijo de contradicciones.

Por otro lado, lejos de condenar la violencia proletaria organizada o instintiva, y despreciando profundamente la actitud "pacifista" (y, paradójicamente, a menudo muy violenta con el "violentista") del “ciudadano democrático”, no nos encuadramos tampoco en la apologización y recuperación ideológica de todo desmadre que se produzca en las calles, muchos de ellos también interpretables como expresión espectacular de la violencia cotidiana que el sistema impone y reproduce. No toda expresión de lucha proletaria debe recurrir a la fuerza en todo momento. Pero la madurez de las mismas ya dará cuenta de eso.

En definitiva, el estudiantado sólo pasará a ser un agente de ruptura cuando sea capaz de comprenderse como parte integral de la clase sometida a la explotación, y como tal luche ya no por una mejor domesticación, sino por la subversión total de las relaciones alienantes, producidas y reproducidas por la sociedad de clases. Aquí no hay ninguna controversia con los/as compañeros/as de HD. Pero ese proceso no se logra sólo con la difusión de panfletos y comunicados, menos si estos se empeñan en desacreditar las experiencias particulares por sus evidentes limitaciones. Es, sobre todo, un camino cuyo inicio está en la superación de estas experiencias. No desconocemos la posibilidad de que a la vez se constituyan en mecanismos de autocontrol del mismo sistema, pero distanciarnos por este motivo es perder de vista las experiencias necesarias para el avance de la conciencia y acción proletaria para su autoliberación.

Finalmente, hay que denunciar el intento mediático, estatal y reformista de fijar bajo sus criterios los límites entre manifestantes “buenos”, aquellos que con sus demandas en el marco de la legalidad contribuirían al progreso nacional, y los malos, esos “infiltrados ideologizados” que sólo buscan destruir (la expresión en la prensa de este intento es tan burda, que no debería costar mucho derribarla).

Esperamos que estos comentarios sean recibidos como una visión crítica fraternal y, en ningún caso, como un ataque o intento de demarcación entre lo correcto y lo falso. Si planteamos todo lo anterior, es porque reconocemos en HD un importante espacio difusor de teoría radical y análisis derivados de ella. Creemos que el fortalecimiento de una perspectiva comunista radical precisa de una crítica y autocrítica constante, dura si se requiere, pero fraterna y libre de suspicacias que no deberían tener lugar entre quienes nos planteamos la superación de las prácticas comunes de la izquierda del capital. Por lo demás, en tiempos como estos, en que la acción y conciencia del movimiento proletario son débiles en términos generales, creemos necesario valorizar la integralidad y radicalidad de la teoría y praxis total de la clase, con el fin de generar perspectivas y posibilidades coherentes que permitan el advenimiento de un escenario (realmente) revolucionario. De ahí el interés en plantear nuestro punto de vista y posiciones, no sólo como ataque al status-quo, si no también como contribución al movimiento del que, un puñado de compañeros que conformamos las RAP, creemos ser parte. Saludos revolucionarios.


NOTAS

(1) En particular, nos referimos a aquellos firmados por Comité de la Imaginación/Algunos Proletarios-as que estudian/Núcleo de Agitación Comunista.

http://hommodolars.org/web/spip.php?article4073

(2) No creemos necesario desarrollar más este punto. Baste decir que la existencia del proletariado requiere de la alienación del mismo, por tanto la actitud “normal” de la clase, bajo la dominación de la ideología (siempre burguesa), tiende a ser reaccionaria. Así el machismo, la homofobia, el racismo, el nacionalismo, etc., son actitudes proletarias que claramente constituyen un obstáculo en el desarrollo de la propia conciencia clasista revolucionaria, y el hecho de recuperarlas so pretexto de “acercarse al pueblo” es parte de una política evidentemente reaccionaria.

(3)Y esto es lo que no comprenden ciertas corrientes del anarquismo, que promueven el “ataque ahora ya” al capital, mistificando ciertas acciones pirotécnicas en particular y desdeñando al “pueblo”, porque este sería un ente pasivo y totalmente entregado a la dinámica del sistema. Una cosa es reconocer el estado actual de la clase, y otra es perpetuar ideológicamente tal estado y entregarse a la idea romántica de crear islotes de resistencia y ataque al sistema. Ataque por lo demás ilusorio, porque el capitalismo prosigue su funcionamiento sin variar significativamente luego de estas acciones, respondiendo a su vez con su clásica maquinaria represiva mediática-estatal y enviando compañeros y compañeras a sus centros carcelarios o a la muerte. El capitalismo está fundado en relaciones sociales, por tanto son éstas las que deben ser subvertidas, desde el contacto interpersonal más íntimo hasta la relación inter-clasista mediada por la dominación, proceso en el cual el enfrentamiento físico con los aparatos contra-revolucionarios es sólo una parte. No desconocemos los brotes aislados de respuestas radicales a las condiciones brutales en las que nos mantiene el capital y sus estados, pero también comprendemos que para constituir una amenaza para la existencia del sistema y a la vez una propuesta creativa de relaciones sociales no-alienadas, hace falta más que la mera multiplicación de estos focos de lucha.-

Revolución anti-neoliberal social/estudiantil en Chile

Enviado por Gavroche en Jue, 08/25/2011

  

Las calles, plazas y puentes de todas las ciudades a lo largo de Chile se han transformado en las arterias donde fluyen y circulan miles de estudiantes y ciudadanos,entonando y gritando las demandas por cambios estructurales en la educación los que, a su vez, exigen cambios sustanciales en el paradigma económico, en el carácter y rol del Estado y en su conjunto, en el pacto social constitucional del país. Desde hace meses las movilizaciones no han cesado, recuperándose y adaptándose algunas consignas de antaño, cantándose nuevas que apuntan críticamente al corazón del modelo social y económico financiero neoliberal actual: el mercado, el crédito, el endeudamiento, el lucro, la inequidad social y educativa.

Y si bien inicialmente parecía que se hubieran abierto, al fin, las Alamedas, marcando la llegada de la hora histórica anunciada por el discurso final de Allende, el desarrollo de los acontecimientos con el recrudecimiento de la represión policial, las amenazas y amedrentamiento a los/as dirigentes estudiantiles por parte de adherentes oficialistas y la actuación provocativa de policías encapuchados infiltrados de civil, nos recuerdan que estamos en un régimen político dirigido por la derecha chilena, heredera de las prácticas de la dictadura militar y verdadera fundadora del régimen neo-liberal que busca resguardar. Y mientras los jóvenes copan el cuerpo de Chile y la represión enfurece, suenan los cacerolazos del apoyo ciudadano, recordando el tiempo de las protestas.

Si no ha llegado aún el tiempo de las alamedas, ha brotado con fuerza la voluntad de poder de la nueva generación para presionar sobre ellas hasta lograr su verdadera Apertura histórica.

Los que realizamos el oficio de historiar nos preguntamos acerca del carácter de este movimiento y del significado de su irrupción histórica. ¿Se trata de una fase más del movimiento estudiantil post-dictadura? ¿Corresponden sus demandas a reivindicaciones básicamente sectoriales? ¿Cuál es la forma de hacer política de este movimiento? ¿Qué relación tiene este movimiento con la historia de Chile y su fractura provocada por el golpe armado de 1973? ¿Cómo se articula este movimiento con el camino y orientación de la historicidad secular de Chile? ¿Qué memoria social y política ciudadana ha activado la irrupción callejera y discursiva estudiantil?

Si bien es arriesgado responder a estas preguntas cuando se trata de un movimiento en marcha, los que aquí firmamos lo hacemos como una necesidad de aportar desde la trinchera de nuestro oficio, con la plena convicción de que estamos ante un acontecimiento nacional que exige nuestro pronunciamiento, sumándonos a tantos otros que se han realizado y se realizan cotidianamente desde distintos frentes institucionales, gremiales y civiles.

1. Consideramos, en primer lugar, que estamos ante un movimiento de carácter revolucionario anti-neoliberal. Las demandas del movimiento estudiantil emergen desde la situación específica de la estructura educativa del país, basada en el principio de la desigualdad social; una transformación a esta estructura –como bien lo dicen los gritos callejeros- exige un cambio sistémico en el modelo neo-liberal, que hace del principio de desigualdad (fundado en la  mercantilización de todos los factores y en la consiguiente capacidad de compra de cada cual) la clave ordenadora de las relaciones sociales y del pacto social. Correspondiente con este principio de ordenamiento, la figura política del Estado neo-liberal se perfila como un aparato mediador, neutralizador y garante, a través de sus propias políticas sociales, de dicho principio des-igualitario; estructura económico-política sustentada en la escritura de una carta constitucional legitimadora de dicho principio.

No es de extrañar, así, que el movimiento estudiantil actual encuentre un tan amplio respaldo ciudadano: en la categoría dicotómica de “deudores” respecto de un grupo legalmente abusivo y corrupto de “acreedores”, se encuentra la mayoría de los chilenos que grita y cacerolea su apoyo a los estudiantes: porque los estudiantes no son solo “estudiantes” sino que son ellos mismos en tanto deudores. Porque no sólo los estudiantes viven en el principio de la desigualdad, sino la mayoría social chilena actual lo sufre en carne propia. Lo social particular y lo social general se auto-pertenecen y se auto-identifican mutuamente en una unidad que se construye y se concientiza sobre la marcha.

Así, el movimiento estudiantil, aparentemente sectorial, constituye un “movimiento social” que, al tocar el nervio estructurante del sistema, irradia e identifica a la sociedad civil ampliada, reproduciendo socialmente la fuerza de manifestación de su poder, descongelando el miedo y aglutinando los discursos y las prácticas fragmentadas.

Es decir, el movimiento estudiantil actual tiene un carácter radical en cuanto busca revertir el principio neoliberal de la desigualdad que construye la sociedad actual, por el principio de la igualdad social (basado en un sistema de “derechos sociales ciudadanos”), promesa irrenunciable de la modernidad, a pesar de cualquier post/modernidad; principio que, desde la esfera educativa chilena, se propaga como fragancia de nueva primavera a todas las esferas de la sociedad.

2. Este movimiento ha comenzado a recuperar lo político para la sociedad civil, poniendo en cuestionamiento la lógica de la política intramuros, y con ello el modelo de seudo-democracia y legalidad que no ha cortado el cordón umbilical con la dictadura.

Se trata de una política deliberativa en el más amplio sentido de la palabra, que trasciende los esquemas partidarios (a pesar de las militancias personales de algunos dirigentes). El movimiento muestra cómo, a través de la orgánica de las bases movilizadas, con el apoyo de las redes comunicacionales (“política en red”), se ejerce el poder de las masas en el escenario público, presionando por la transformación de las estructuras. Este hecho está replanteando los  fundamentos del cambio social histórico, cuestionando las modalidades verticalistas y representativas, propias de la premisa moderna, propiciando activamente formas de democracia directa y descentralizada.

Por otra parte, respecto de la relación del movimiento con el sistema político y el gobierno actualmente imperante, este movimiento corresponde a un nuevo momento de su trayectoria histórica posdictadura, en el cual la vinculación con la institucionalidad se realiza básicamente desde la calle, no habiendo entrado a la negociación institucional dada al interior de los recintos gubernamentales. Desde esta perspectiva, lo nuevo de este movimiento es la “política abierta” o “política en la calle” que, al mismo tiempo que permite mantener el control del territorio propio de la sociedad civil, difunde y transparenta su discurso, su texto y sus prácticas a plena intemperie, ante toda la ciudadanía. La política clásica de los gobiernos concertacionistas de “invitación al diálogo” se ha vuelto una trampa ineficaz, manteniendo el movimiento social actual la fuerza de sus propias prácticas de poder.

Así, las movilizaciones estudiantiles y sociales que hoy se desarrollan a partir de las demandas por la educación, no sólo ciudadanizan lo educativo y lo sitúan como base fundamental del proyecto de sociedad, sino que dan cuenta de la crisis del sistema político, cuestionando y transgrediendo la “democracia de los acuerdos”, consagrada como principal herramienta para neutralizar y postergar las demandas sociales Esta nueva política encuentra su expresión manifiesta en un tipo de protesta social que rompe los marcos impuestos tanto por la cultura del terror de la dictadura, como la del “bien mayor” de la transición. A través de una incansable apropiación del espacio público y, en general, a través de prácticas corporales de no-violencia activa, el movimiento ha generado múltiples acciones culturales en un lenguaje rico, plástico, inclusivo y audaz que interpela el cerco de la represión policial y de los medios que criminalizan la protesta.

3. Si bien este movimiento corresponde a un momento nuevo de la política y de la historia social posdictadura, este sólo puede comprenderse desde la perspectiva más amplia de la historicidad siglo xx en Chile. En el curso de ésta, la equidad educacional junto a las limitaciones legales impuestas al capitalismo anárquico, habían alcanzado una maduración estructural en los años ‘60 y ‘70, siendo este proceso abortado con el golpe del ’73 en su fase de plena consolidación. El movimiento social estudiantil actual es expresión de la voluntad y del acto de recuperación de esa hebra rota de nuestra historicidad. Es la irrupción del brote de la semilla que fue pisada y soterrada por la bota dictatorial y el neoliberalismo. Es el renacimiento, en la nueva generación, del sueño y voluntad de sus padres de fundar una sociedad basada en la democracia, la justicia social y los derechos humanos fundamentales, de los que la educación es uno de sus campos más fértiles.

En efecto, el pacto social educativo alcanzado en los ’60 y ’70 fue el fruto de una larga lucha dada por muchas generaciones desde mediados del s. xix. Proceso y lucha que consistió básicamente en la voluntad política progresiva de arrancar los niños proletarizados en el mercado laboral, para escolarizarlos, como una vía hacia una sociedad más equitativa y como un camino de emancipación social y cultural.

Este trayecto histórico, que involucró a toda la sociedad, alcanzó a producir semillas que fructificaron en las décadas del ’60 y ’70 cuando el Estado y la sociedad civil hicieron del pacto social educativo uno de sus más caros proyectos de construcción de nueva sociedad democrática. Es ese proceso el que hoy irrumpe nuevamente en el discurso y en la práctica del movimiento estudiantil. Se trata de una generación que no acepta volver a ser objeto de mercado al que deban proletarizarse sin mas, ya por la vía del endeudamiento o de una educación de mala calidad. Lo que está en juego y que hoy se encarna en este movimiento, es el “proyecto y pacto social educativo republicano/democrático” chileno, como principio ético-político de igualdad social.

Aquí radica la densidad histórica de este movimiento, produciendo, a su paso, una irrupción de memoria histórica en el seno de la ciudadanía: la memoria de los padres y abuelos que marchan y cacerolean su apoyo a la nueva generación que está recogiendo y tejiendo a su modo la hebra de nuestra historicidad.

Así, en su triple carácter dado por su alcance revolucionario anti-neoliberal, por la recuperación de la política para la sociedad civil y por su conexión con la historicidad profunda del movimiento popular de Chile contemporáneo, el actual movimiento ciudadano que los estudiantes de nuestro país aparecen encabezando con fuerza, decisión y clara vocación de poder, recoge y reinstala las dimensiones más consistentes que la frustrada transición chilena a la democracia sacrificó.

 

* * *

A través de estas breves reflexiones este grupo de historiadores/as chilenas, con el apoyo de mucho/as, saludamos al movimiento estudiantil y adherimos a las reivindicaciones  estructurales que ellos han instalado sobre la política chilena. Saludamos y nos sumamos a las demandas de Asamblea Constituyente.

Al mismo tiempo, invitamos a no ver a este movimiento actuando en la sola coyuntura de este gobierno de derecha, sino a tomar conciencia de que este es un momento de un  proceso histórico ya en marcha, cuyo principal fruto sin duda será dejar instalada definitivamente la demanda de las reformas estructurales al neoliberalismo, como irrenunciable voluntad de poder de la ciudadanía y como agenda indispensable de los proyectos políticos inmediatos y porvenir.

agosto del 2011

 

Ver lista de adherentes a este manifiesto en web de elciudadano.cl

chile 25 de agosto 2011

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25 août 2011 4 25 /08 /août /2011 21:58
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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense