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23 août 2011 2 23 /08 /août /2011 15:39

La participación de la OTAN en operaciones terrestres en Libia es evidente

http://sp.rian.ru/international/20110823/150257992.html

16:31 23/08/2011

Aunque la OTAN no lanzó oficialmente hasta ahora una operación terrestre en Libia, su participación en las acciones militares del lado de los rebeldes es evidente, declaró hoy el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitri Rogozin.

Aunque la OTAN no lanzó oficialmente hasta ahora una operación terrestre en Libia, su participación en las acciones militares del lado de los rebeldes es evidente, declaró hoy el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitri Rogozin.

"Es evidente que la Alianza participa en esta guerra civil del lado de los rebeldes. Pero no se trata de que las tropas de los países miembros de la OTAN estén participando directamente en la ofensiva, sino de que ésta cuenta con el apoyo de los asesores de la OTAN", dijo Rogozin a la cadena de televisión Russia Today.

Comentó que los grupos insurgentes libios representan unidades militares adiestradas por los asesores de los países de la OTAN y "armadas hasta los dientes con ayuda de los países clave de la Alianza".

Señaló que en las acciones militares en Libia asimismo participan mercenarios, que son ex militares de los países de la OTAN contratados por todo tipo de "servicios de seguridad extraoficiales, empresas de protección privada, etc."

"Nadie niega que los mercenarios están participando en los combates. Pero si uno pregunta si la OTAN participa directamente en la operación terrestre de los insurgentes o en el asalto de las ciudades, recibirá una respuesta negativa", apuntó el embajador ruso.

A mediados de febrero en Libia estallaron protestas contra el régimen de Muamar Gadafi que lleva más de 40 años en el poder. Las manifestaciones desembocaron en choques armados entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 17 de marzo una resolución sobre la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia. Para poner en práctica esta medida y proteger a la población civil, una coalición de países occidentales emprendió el 19 de marzo una operación militar en Libia.

A finales del mismo mes, la OTAN asumió el mando de la operación y el 1 de junio la prorrogó por otros 90 días.

© 2010 RIA Novosti

 otan-libia.jpg

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23 août 2011 2 23 /08 /août /2011 15:31

 

Golpe de Estado en Libia con aprobación de la ONU, bombardeos de la OTAN y mercenarios bien armados 
 
  x Pedro Echeverría V 23/8/2011 
 
  El imperio yanqui, la OTAN, la ONU y los medios de información preparan las invasiones. Apoyar a Libia en este momento es ser antiimperialista

1. Miles de mercenarios armados llegaron este domingo a Trípoli por tierra y por mar, apoyados con bombardeos aéreos de la OTAN, para tomar el control de Libia, 188 días después del levantamiento contra el gobierno y el líder de la revolución antimonárquica de 1969, Muammar Kadafi. Los tres hijos de éste fueron tomados presos por los golpistas pro EEUU e Inglaterra. Unos 200 hombres desembarcaron por la costa en el norte de la ciudad, provenientes de Misurata –ocupada el mes pasado por los opositores en tierra, acompañados por intenso fuego aéreo de la OTAN– para respaldar el levantamiento iniciado en Tajura, que se ubica en las inmediaciones del aeródromo Matiga, dentro de la ciudad y a 30 kilómetros al norte del aeropuerto internacional de Trípoli. Mientras Obama declaró que Gaddafi debe ceder el poder de una vez por todas, el presidente de Francia, Sarkozy, y la canciller alemana, Merkel, pidieron por separado a Kadafi que saliera de Libia para evitar más muertes.

2. Como escribe el analista Carlos Maldonado: Las operaciones serán llevadas a cabo en un gran porcentaje por las tropas “rebeldes” aconsejados, obvio, por asesores militares de las potencias pues sabiendo plenamente que el ejército nacional se ha entrenado en “guerra de guerrillas”, las tropas propias de la potencias no querrán entrar en ese terreno para empantanarse en otra guerra. Si fracasan será atribuido a “errores” de esos insurgentes, si triunfan, serán hechos a un lado para tomar posesión de las riquezas libias. Ese Consejo Nacional de Transición – caterva de traidores y entreguistas- ha abierto la puerta a un conflicto más largo que al igual que en Irak y Afganistán, será una sangría constante a su propio pueblo, pero donde no tendrán tranquilidad los imperialistas de tomar posesión inmediata de los recursos que tanto añoran y urgen por la crisis de manutención de un sistema que se ha erigido sobre la abundancia y el derroche, el expolio y la miseria de otras naciones.

3. Gaddafi es un "dictador" como otros cientos de presidentes en el mundo, pero ha sido un dictador rebelde para EEUU y occidente. Y como EEUU dice, de acuerdo a sus propios intereses, quién es dictador y quién no, entonces cualquier gobierno que se oponga a la política yanqui es dictadura. Hugo Chávez, Evo Morales, que han sido electos, reconfirmados, apoyados totalmente por los venezolanos y Bolivianos, son dictadores para los EEUU y para todos los medios de información a su servicio. Los Somoza, los Strossner, los Pinochet y un sin número de reales dictadores que nunca fueron electos, mucho menos reconfirmados por plebiscitos o consultas, que siempre estuvieron al servicio incondicional de los EEUU, “no fueron dictadores sino gobiernos democráticos”. ¿Por que no preguntar si el hecho de que un mismo partido gobierne, que sus regímenes lleven a mayor miseria y mayor cantidades de muerte, por el hecho de elegirse cada cuatro o seis a un presidente deja de ser dictadura?

4. En México hemos padecido 35 años de dictadura porfirista, 70 años de dictadura del PRI y 11 años de dictadura del PAN; los hemos visto cambiar de cara cada cuatro o seis años usando elecciones que han sido una farsa, pero han gobernado para la misma clase social (empresarios multimillonarios y altos políticos), para los mismos partidos (PRI y PAN) y cada político (hay más de 100 nombres actuales en el PRI, PAN y PRD) –brincando de un cargo a otro y cobrando más de 150 salarios mínimos mensuales- se ha mantenido 30 o 50 años como pequeños dictadores. ¿Acaso los términos de dictadura y democracia no son términos ideológicos que se manejan a conveniencia? Gaddafi es indiscutiblemente un dictador, pero también lo fueron y los son, por sólo poner unos ejemplos, la Thatcher, Reagan, los Bush, Clinton y Obama. Así que poner a Gaddafi como un símbolo con el fin de derrocarlo y apropiarse estratégicamente del gobierno y el petróleo de esa nación es de un enorme cinismo.

5. Es muy importante que la "comunidad internacional" se de cuenta cómo el imperio yanqui, la OTAN, la ONU y los medios de información preparan las cosas, y así ha sido siempre: Si un gobernante fiel a los EEUU, como el mexicano Felipe Calderón, el colombiano Manuel Santos o el hondureño Porfirio Lobo están en dificultades para defender su gobierno, los yanquis actúan de inmediato para apoyarlos, aunque estén asesinando a sus pueblos, llevándolos abiertamente a la miseria o ser producto de golpes de Estado; pero si son gobiernos que como los Castro en Cuba, Gaddafi en Libia, Chávez y Morales en Venezuela y Bolivia, ponen los yanquis todas las armas, los bombardeos, el dinero necesario, para que esos gobiernos caigan. Y no debe olvidarse que mercenarios que cobran dólares para realizar protestas y levantamientos siempre habrá por decenas o cientos de miles, al fin están tan hambrientos y necesitados que se ponen en venta para cualquier postor. Por eso apoyar a Libia en este momento es ser antiimperialista.

http://pedroecheverriav.wordpress.com

libia 22 de agosto de 2011
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23 août 2011 2 23 /08 /août /2011 15:24
  23-08-2011

 

Entrevista a Eric Toussaint
“Esta crisis mundial va a durar una o dos décadas”

      Pablo Waisberg     
CADTM

El politólogo belga reclama la anulación de las deudas de los países más golpeados: España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal

“Los directores de los bancos centrales dijeron que la crisis estaba bajo control, pero mentían; esta crisis va a durar una o dos décadas”, sostuvo Eric Toussaint, politólogo y presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. La predicción podría parecer temeraria, pero hace un año fue él quien aseguró ante este diario que en el Viejo Continente se vivía una “situación explosiva” y que la profundidad de los cambios económicos estaría en línea con la magnitud de esas explosiones.

Aunque aparecieron los “indignados” en España y Grecia, las vacaciones de verano actuaron como una válvula de escape, por lo que “la movilización social en Europa no alcanzó el nivel de diciembre del 2001 en la Argentina”, analizó Toussaint desde Ginebra.

¿Cuál es el nivel de la gravedad de esta crisis?

Es altísimo. Es claro que los comentaristas, los gobernantes y los medios de comunicación dominantes y los directores de los bancos centrales, que afirmaron que la situación estaba bajo control, mentían de manera evidente. Estamos un poco en la situación de los años 30: el crac fue en octubre del 29 pero las bancarrotas bancarias se desataron en el 33, y entre el 29 y 33 los dirigentes estadounidenses dijeron que todo estaba bajo control. Estamos en una crisis que va a durar una o dos décadas.

¿Cuáles son las causas?

Las medidas económicas tomadas por los gobiernos de Europa y los Estados Unidos en los últimos cuatro años. La crisis empezó en junio/julio del 2007 y tuvo un pico en 2008 con Lehman Brothers, pero el golpe fuerte llegó a Europa en octubre del 2008. Luego los eslabones más débiles de la zona euro cayeron, empezando por Grecia, luego Irlanda, y hace unos meses Portugal. Ahora está por llegar a Italia y España y vuelve con fuerza a los Estados Unidos.

¿Es una crisis sistémica?

Es sistémica, pero no terminal. No hay crisis terminal del capitalismo per se. El capitalismo siempre ha atravesado crisis porque son parte de su metabolismo, pero su final será el resultado de la acción consciente de los pueblos y los gobiernos. Vamos a pasar por períodos de recesión, depresión, luego algún crecimiento y una nueva caída.

¿Por qué insisten con las tradicionales recetas de ajuste que no dieron resultado en el 2008?

Porque la resistencia a esas políticas es insuficiente.

¿Hay posibilidad de salir de esta crisis con otro tipo de políticas?  

Podría ser una salida tipo Roosevelt con un mayor control del crédito y medidas de disciplina financiera para obligar a los bancos a separarse entre bancos de inversión y de ahorro. Además, una imposición más fuerte para los sectores de mayores ingresos con la consecuente mejora de las finanzas públicas y reducción de desigualdades. Aunque también podría haber una política más radical como nacionalizar el sector del bancario y renacionalizar sectores económicos que fueron privatizados en Europa y los Estados Unidos en los últimos treinta años. Esto junto con anular las deudas de Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España.

¿Ve posible alguna de esas dos salidas?

Todo depende de la movilización social, que en Europa no alcanzó el nivel de diciembre de 2001 de la Argentina. Sin hablar de los Estados Unidos, donde no hay grandes movilizaciones sociales sino más bien activismo de la derecha extrema con el Tea Party. Aunque me parece difícil pensar que en los Estados Unidos la población acepte que se profundice el neoliberalismo, por eso hay que ver cómo fue la crisis del 30, donde las movilizaciones llegaron entre el 35 y el 36.-

 

 

* Eric Toussaint entrevistado por Pablo Waisberg (Diario Buenos Aires Económico, 16/08/2011)

Fuente: http://www.cadtm.org/Eric-Toussaint-Esta-crisis-mundial

capitalismo-no-funciona

               
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23 août 2011 2 23 /08 /août /2011 14:29
El magreb: fin de época
Medio Oriente: el mito del efecto dominó
Robert Fisk
Foto
Muamar Kadafi durante una reunión de la FAO en Roma, el 16 de noviembre de 2009
Foto Reuters
 
Los potentados y tiranos árabes sobrevivientes han pasado una segunda noche de insomnio. ¿En cuánto tiempo los liberadores de Trípoli se metamorfosearán en los liberadores de Damasco y Alepo y Homs? ¿O de Ammán? ¿O de Jerusalén? ¿O de Bahrein o Riad? No es lo mismo, claro.

La primavera-verano-otoño árabe no sólo ha demostrado que las viejas fronteras coloniales permanecen invioladas –espantoso tributo al imperialismo, supongo–, sino también que cada revolución tiene características propias. Ya lo dijo Saif Kadafi al principio de su propia caída: “Libia no es Túnez… será una guerra civil. Habrá baño de sangre en las calles”. Y así fue.

Miremos en la bola de cristal. Libia será una superpotencia de Medio Oriente –a menos que impongamos una ocupación económica como precio del bombardeo liberador de la OTAN– y menos africana, más árabe ahora que la obsesión de Kadafi con África central y austral ha desaparecido. Puede que infecte a Argelia y Marruecos con sus libertades. Los estados del Golfo estarán felices –hasta cierto punto–, pues la mayoría consideraban a Kadafi mentalmente inestable y maligno. Pero destronar tiranos árabes es un juego peligroso cuando gobernantes árabes no electos se unen a él. ¿Quién recuerda ahora la guerra de 1977, cuando Anuar Sadat mandó sus bombarderos a pulverizar las bases aéreas de Kadafi, las mismas que la OTAN ha estado atacando en los meses pasados, luego que Israel advirtió al presidente egipcio que Kadafi planeaba asesinarlo? Sin embargo, la dictadura de Kadafi sobrevivió a Sadat 30 años.

Como todos los demás, Libia sufrió del cáncer del mundo árabe: la corrupción financiera… y moral. ¿Será diferente el porvenir? Hemos pasado demasiado tiempo ensalzando el valor de los combatientes por la libertad de Libia en sus recorridos por el desierto, y demasiado poco examinando la naturaleza de la bestia, el pegajoso Consejo Nacional de Transición (sic), cuyo supuesto líder, Mustafá Abdul Jalil, ha sido incapaz de explicar por qué sus camaradas –y tal vez él mismo– maquinaron el asesinato del comandante de su propio ejército el mes pasado. Ya Occidente ofrece lecciones de democracia a la Nueva Libia, aconsejando con indulgencia a sus líderes no electos cómo evitar el caos que causamos a los iraquíes cuando los liberamos hace ocho años. ¿Quién recibirá los sobornos en el nuevo régimen –democrático o no– cuando esté instalado?

Y así como todos los nuevos regímenes contienen personajes oscuros del pasado –tanto la Alemania de Adenauer como el Irak de Maliki–, Libia tendrá que hacer espacio a las tribus de los Kadafi. Las escenas del lunes en la plaza Verde fueron dolorosamente similares a la frenética adoración exhibida en ese mismo lugar por Kadafi hace apenas unas semanas. Evoquemos, pues, el día en que un asistente preguntó a De Gaulle si las multitudes que lo aclamaban tras la liberación de Francia, en 1944, eran tan grandes como las que aplaudían a Pétain unas semanas antes. Se dice que De Gaulle respondió: “Ils sont les mimes”: Son las mismas.

No todas. ¿En cuánto tiempo el mundo llamará a la puerta del supuestamente moribundo Abdulbaset al-Megrahi, autor del bombazo en Lockerbie –si en realidad él cometió ese crimen–, para descubrir el secreto de su longevidad y de sus actividades encubiertas en el régimen de Kadafi? ¿En cuánto tiempo los liberadores de Trípoli echarán mano a los archivos de los ministerios del petróleo y de relaciones exteriores de Kadafi para averiguar los secretos de los idilios de Blair-Sarkozy-Berlusconi con el autor del Libro Verde? ¿O se les adelantarán los espías británicos o franceses?

¿Y cuánto tiempo pasará, debemos preguntar, antes que el pueblo europeo exija saber por qué, si la OTAN ha tenido tanto éxito en Libia –como ahora aseguran Cameron y sus amigos–, no se puede usar contra las legiones de Assad en Siria, tomando a Chipre como base de lanzamiento de aviones, y devastar los 8 mil tanques y vehículos blindados que tienen sitiadas las ciudades de ese país? O debemos poner atención en los vecinos: Israel tiene la esperanza secreta (como de modo vergonzante la tuvo con Egipto) de que el dictador sobreviva, se convierta en su amigo y firme un acuerdo de paz definitivo sobre el Golán.

Israel, que ha sido tan sesgado e inmaduro en su respuesta al despertar árabe, tiene mucho que ponderar. ¿Por qué sus gobernantes no expresaron beneplácito con la revolución egipcia, abriendo los brazos a un pueblo que mostró que deseaba esa democracia de la que Tel Aviv tanto alardea, en vez de matar a cinco soldados egipcios en el más reciente tiroteo en Gaza?

Ben Alí y Mubarak se han ido; Saleh está más o menos fuera; Kadafi ha sido derrocado, Assad está en peligro, Abdalá de Jordania aún enfrenta a opositores, la minoritaria monarquía sunita bahreiní se aferra en forma suicida a la esperanza de gobernar hasta la eternidad. Todos estos son sucesos de enorme importancia histórica a los que los israelíes han respondido con una especie de pasmada y hostil apatía. En el momento en que podría afirmar que sus vecinos árabes sólo buscan las libertades que sus ciudadanos ya poseen –que existe una hermandad democrática capaz de trascender las fronteras–, Israel calla, construye más colonias en tierra árabe y continúa deslegitimándose mientras acusa al mundo de intentar destruirlo.

En una hora tan crítica no es posible olvidar al imperio otomano. En la cúspide de su poder, se podía viajar de Marruecos a Constantinopla sin documentos migratorios. Si hubiera libertad en Siria y Jordania, podríamos ir de Argelia a Turquía y de allí a Europa sin necesidad de visa. ¡El imperio otomano renacido! Excepto los árabes, claro: tengan por seguro que ellos sí seguirán necesitando visa.

Aún no llegamos allí. ¿Cuánto tiempo falta para que los chiítas de Bahrein y las desfallecientes masas sauditas, sentados encima de tanta riqueza, pregunten por qué no pueden controlar sus propios países y presionen para derrocar a los petimetres que los gobiernan? Con qué semblante sombrío ha de haber escuchado Maher Assad, hermano de Bashar y comandante de la infame Cuarta Brigada siria, la última llamada telefónica de Al Jazeera a Mohammed Kadafi. Nos faltó sabiduría y previsión, lamentó Mohammed ante el mundo antes que el fuego de las armas le cortara la voz. ¡Están en la casa! Y luego: ¡Dios es grande! Y la línea murió.

Todo líder árabe no electo –o cualquier líder musulmán electo vía fraude– habrá reflexionado en esa voz. La sabiduría es sin duda una cualidad muy ausente en Medio Oriente; la previsión, una habilidad que los árabes y Occidente han desdeñado. Oriente y Occidente –si es posible hacer una división tan cruda– han perdido la capacidad de pensar en el porvenir. Las próximas 24 horas es todo lo que les importa. ¿Habrá protestas mañana en Hama? ¿Qué dirá Obama en el horario estelar de televisión? ¿Qué le dirá Cameron al mundo?

Las teorías del efecto dominó son un fraude. La primavera árabe durará años. Más vale que pensemos en ello. No hay un fin de la historia.-

 

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 18:21
Estados Unidos en decadencia
Monday August 22, 2011
 by Noam Chomsky

 

"Es un tema común que Estados Unidos, que 'apenas hace unos años' era visto como un coloso que recorrería el mundo con un poder sin paralelo y un atractivo sin igual (...), está en decadencia, enfrentado fatalmente a la perspectiva de su deterioro definitivo", señala Giacomo Chiozza en el número actual de Political Science Quarterly.

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La creencia en este tema, efectivamente, está muy difundida. Y con cierta razón, si bien habría que hacer cierto número de precisiones. Para empezar, la decadencia ha avanzado desde el punto culminante del poderío de Estados Unidos después del seguimiento, y el notable triunfalismo de los años noventa, después de la guerra del Golfo, fue básicamente un autoengaño.
Otro tema común, al menos entre quienes no se ciegan deliberadamente, es que la decadencia de Estados Unidos, en gran medida, es autoinfligida. La ópera bufa que vimos este verano en Washington, que disgustó al país y dejó perplejo al mundo, podría no tener parangón en los anales de la democracia parlamentaria.

El espectáculo incluso está llegando a asustar a los patrocinadores de esta parodia. Ahora, al poder corporativo le preocupa que los extremistas que ayudó a poner en el Congreso de hecho derriben el edificio del que dependen su propia riqueza y sus privilegios, el poderoso Estado-niñera que atiende a sus intereses.

La supremacía del poder corporativo sobre la política y la sociedad -por lo pronto básicamente financiera- ha llegado al grado de que las dos formaciones políticas, que en esta etapa apenas se parecen a los partidos tradicionales, están mucho más a la derecha de la población en los principales temas a debate.

Para el pueblo, la principal preocupación interna es el desempleo. En las circunstancias actuales, esta crisis puede ser remontada sólo mediante un significativo estímulo del Gobierno, mucho más allá del más reciente, que apenas hizo coincidir el deterioro en el gasto estatal y local, aunque esa iniciativa tan limitada probablemente haya salvado millones de empleos.

Pero para las instituciones financieras, la principal preocupación es el déficit. Por lo tanto, sólo está en discusión el déficit. Una gran mayoría de la población está en favor de abordar el déficit gravando a los muy ricos (72% con 27% en contra), según precisa una encuesta de The Washington Post y ABC News. Recortar los programas de atención médica cuenta con la oposición de una abrumadora mayoría (69% Medicaid, 78% Medicare). El resultado probable, por lo tanto, es lo opuesto.

El Programa sobre Actitudes de Política Internacional (Pipa) investigó cómo eliminaría el déficit la gente. Steven Kull, director de Pipa, afirma: "Es evidente que tanto el Gobierno como la Cámara (de Representantes) dirigida por los republicanos están fuera de sincronía con los valores y prioridades de la gente con lo que respecta al presupuesto".

La encuesta ilustra la profunda división: "La mayor diferencia en gasto es que el pueblo favorece recortes profundos en el gasto de defensa, mientras que el Gobierno y la Cámara de Representantes proponen aumentos modestos. El pueblo también favorece aumentar el gasto en la capacitación para el trabajo, la educación y el combate de la contaminación en mayor medida que el Gobierno o la Cámara".

El "compromiso" final -o más precisamente, la capitulación ante la extrema derecha- es lo opuesto en todos los sentidos y casi con toda certeza provocará un crecimiento más lento y daños a largo plazo a todos, menos a los ricos y a las corporaciones, que están gozando de beneficios sin precedentes.

Ni siquiera se discutió que el déficit podría eliminarse si, como ha demostrado el economista Dean Baker, se remplazara el disfuncional sistema de atención médica privada de Estados Unidos por uno semejante al de otras sociedades industrializadas, que tienen la mitad del costo per cápita y sus resultados médicos son equivalentes o aun mejores.

Las instituciones financieras y las grandes compañías farmacéuticas son demasiado poderosas para que siquiera se analicen esas opciones, aunque la idea difícilmente parece utópica. Fuera de la agenda por razones similares también se encuentran otras opciones económicamente sensatas, como la del impuesto a las transacciones financieras pequeñas.

Entretanto, Wall Street recibe regularmente generosos regalos. El comité de asignaciones de la Cámara de Representantes le recortó el presupuesto a la Comisión de Títulos y Bolsa, la principal barrera contra el fraude financiero. Y es poco probable que sobreviva intacta la Agencia de Protección del Consumidor.

El Congreso blande otras armas en su batalla contra las generaciones futuras. Enfrentada a la oposición republicana a la protección ambiental, la importante compañía de electricidad American Electric Power archivó "el esfuerzo más destacado del país para captar el bióxido de carbono de una planta actualmente impulsada por carbón, dándole un fuerte golpe a las campañas por refrenar las emisiones causantes del calentamiento global", informó The New York Times.

Esos golpes autoinfligidos, aunque cada vez son más potentes, no son una innovación reciente. Datan de los años setenta, cuando la política económica nacional sufrió importantes transformaciones que pusieron fin a lo que suele llamarse "la época de oro del capitalismo" de Estado.

Dos importantes elementos de ello fueron la financialización (el desplazamiento de las preferencias de inversión, de la producción industrial a las finanzas, los seguros y los bienes raíces) y la externalización de la producción. El triunfo ideológico de las "doctrinas de libre mercado", muy selectivo como siempre, le asestó aún más golpes, conforme se traducía en desregulación, reglas de administración corporativa que condicionaban las enormes recompensas a los directores generales con los beneficios de corto plazo y otras decisiones de políticas similares.

La concentración resultante de riqueza produjo mayor poder político acelerando un círculo vicioso que le ha aportado una riqueza extraordinaria a la fracción de 1% de la población, básicamente directores generales de grandes corporaciones, gerentes de fondos de garantía y similares, mientras la gran mayoría de los ingresos reales prácticamente se estancaron.

Al mismo tiempo, el costo de las elecciones se disparó a las nubes, lo cual hizo que los dos partidos tuvieran que escarbar más hondo en los bolsillos de las corporaciones. Lo que quedaba de democracia política fue socavado aún más cuando ambos partidos recurrieron a la subasta de puestos directivos en el Congreso, como delineó el economista Thomas Ferguson en The Financial Times.

"Los principales partidos políticos adoptaron una práctica de los grandes detallistas, como Walmart, Best Buy y Target", escribe Ferguson. "Caso único en las legislaturas del mundo desarrollado, los partidos estadounidenses en el Congreso le ponen precio a puestos clave en el proceso legislativo". Los legisladores que aportan más fondos al partido son los que obtienen esos puestos.

El resultado, de acuerdo con Ferguson, es que los debates "se basan fuertemente en la repetición interminable de un puñado de consignas, que han sido probadas por su atractivo para los bloques de inversionistas y grupos de interés nacionales, de los que la directiva depende para obtener recursos". Y que se condene el país.

Antes del crac de 2007, del cual fueron responsables en gran medida, las instituciones financieras posteriores a la época de oro habían obtenido un sorprendente poder económico, multiplicando por más de tres su participación en las ganancias corporativas. Después del crac, numerosos economistas empezaron a investigar su función en términos puramente económicos. Robert Solow, premio Nobel de Economía, concluyó que su efecto podría ser negativo: "Su éxito aporta muy poco o nada a la eficiencia de la economía real, mientras que sus desastres transfieren la riqueza de los contribuyentes hacia los financieros".

Al triturar los restos de la democracia política, las instituciones financieras están echando las bases para hacer avanzar aún más este proceso letal... en tanto sus víctimas estén dispuestas a sufrirlo en silencio.-

 

 

Anarkismo.net     http://www.anarkismo.net
  

http://www.anarkismo.net/article/20370
  

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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 15:13

 

La OTAN de espaldas a su misión imperialista 
 
  x Thierry Meyssan 22/8/2011 
 
 En 150 días de bombardeos, la OTAN ha arrasado gran parte de la infraestructura libia sin obtener por ello el menor resultado definitorio en el plano militar.
 

Este fracaso es el resultado de su falta de reflexión estratégica previa. La OTAN creyó poder aplicar en Libia los protocolos preconcebidos para otros escenarios y se encuentra ahora sin respuestas ante un caso particular. La mayor alianza militar de la historia mundial, la misma que había sido concebida para enfrentar a la URSS y que soñó después con convertirse en el gendarme mundial, no logra llenar el nuevo papel que pretende asumir.

La diferencia entre una victoria y una derrota militar se define según los objetivos previamente definidos por el propio beligerante. En el caso de la intervención militar de la OTAN en Libia, existía un mandato de la ONU –garantizar la protección de la población civil– así como un objetivo, también oficial aunque ajeno al mencionado mandato: cambiar el régimen político del país.

Al cabo de casi 150 días de guerra, la OTAN no ha logrado desequilibrar las instituciones libias. Si se tiene en cuenta la enorme diferencia que existe entre las fuerzas de ambos bandos, no queda otro remedio que admitir el fracaso militar y plantear ciertas interrogantes sobre la estrategia aplicada.

La OTAN partió de un análisis erróneo según el cual las tribus del este y del sur de Libia, hostiles a Muammar el-Gaddafi, no tendrían mayores dificultades para tomar Trípoli si disponían de apoyo aéreo. Sin embargo, esas mismas tribus interpretaron los bombardeos como una agresión extranjera y se pusieron del lado del «Hermano Guía » para rechazar «la invasión de los cruzados».

A partir de entonces, la OTAN sólo ha podido contar con dos fuerzas terrestres: los 3.000 soldados que seguían al general desertor Abdel Fatah Yunes y los cientos, quizás miles, de combatientes árabes provenientes de las redes del príncipe saudita Bandar Ben Sultan, también conocidos como la «nebulosa Al-Qaeda».

A raíz del asesinato del general Yunes, ultimado en condiciones particularmente atroces por los yihadistas de Al-Qaeda, se ha producido un derrumbe de las fuerzas rebeldes ya que los soldados de Yunes decidieron unirse al coronel Gaddafi para combatir contra Al-Qaeda y vengar la muerte del general. El mando operativo recayó en Khalifa Haftar, o sea bajo las órdenes de las fuerzas especiales de la CIA. Ante la urgencia, la agencia no ha vacilado en recurrir al reclutamiento de cualquier tipo de personas, incluyendo el uso de niños-soldados.

Este ejército improvisado, cuyos efectivos fluctúan constantemente, anuncia una victoria cada dos días, cuando en realidad no hace más que acumular derrotas. En cada batalla se reproduce el mismo guión: Los bombardeos de la OTAN obligan a la población a abandonar sus casas. Las fuerzas rebeldes se lanzan entonces sobre la localidad en cuestión y anuncian que han ganado terreno. Pero es en entonces que comienza la batalla. El ejército libio entra en la ciudad, acaba con los rebeldes y la población regresa a la localidad parcialmente destruida.

La OTAN pudiera dar a la resolución 1973 una interpretación aún más amplia y considerar, aunque ese texto prohíbe explícitamente el despliegue de fuerzas terrestres, que es legítimo proceder a dicho despliegue si su objetivo es «proteger a los civiles». Pero tendría que enfrentarse entonces a un pueblo armado hasta los dientes y dispuesto a luchar. Y es que la Jamahiria ha entregado un fusil automático Kalashnikov a cada adulto y ha establecido un sistema popular de distribución de municiones. Si bien la población libia carece seguramente del mismo nivel de entrenamiento que los soldados de la OTAN, el hecho es que cuenta con una evidente superioridad numérica y está además dispuesta a soportar grandes pérdidas, mientras que los soldados de la OTAN no están dispuestos a dar la vida por la toma de Trípoli.

Desde el comienzo mismo del conflicto, los estrategas del Pentágono estimaron que nada de lo anterior era relevante en la medida en que son ellos quienes disponen de lo que creían el elemento más importante: la supremacía aérea.

Esa doctrina, indiscutida en Estados Unidos, ha ido extendiéndose por las academias militares de los Estados miembros de la OTAN, donde era anteriormente objeto de severas críticas. Tiene su origen en las enseñanzas que el general Giulio Douhet sacó de la guerra italo-otomana, o sea la guerra de Libia de 1911. En aquel entonces, los italianos realizaron el primer bombardeo aéreo de la historia, en Trípoli. Aterrado ante la nueva arma, el Imperio Otomano cedió sin combatir. Las tropas italianas entraron en Trípoli sin disparar un solo tiro y Douhet llegó a la conclusión de que era posible ganar una guerra sólo con la aviación. Conclusión falsa ya que confunde el hecho de haberle quitado a los otomanos la posesión de Libia con la posibilidad de controlar el país. Los verdaderos combates vinieron después, cuando se produjo la insurrección popular libia.

Algunos no están lejos de creer en la existencia de una maldición libia. En todo caso, es precisamente en tierra libia que se está reproduciendo el mismo error conceptual exactamente un siglo más tarde. El predominio aéreo ha permitido arrancarle a la Jamahiria la representación legal del país y ponerla en manos del Consejo Nacional de Transición, lo cual carece de importancia en el terreno. Para lograr controlar el país, la OTAN tendría que recurrir a sus propias fuerzas terrestres y, al igual que hicieron los italianos en los años 1912-1914, tendría que exterminar a más de la mitad de la población de Trípoli, lo cual está bastante lejos de coincidir con el contenido de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU.

La OTAN había planeado hasta ahora su campaña de bombardeos en función de la doctrina de Douhet y de las mejoras que se habían incorporado a esta, como la teoría de los 5 círculos de John A. Warden III, que ya se había aplicado en Irak. Dicha teoría estipula que el objetivo de la selección de los blancos no debe ser la destrucción de las fuerzas armadas enemigas sino paralizar sus centros de mando, sobre todo mediante la eliminación de los medios de transmisión y de circulación.

La OTAN descubre entonces que la Jamahiria libia no es un lema propagandístico sino una realidad. Los Congresos populares gobiernan el país y Muammar el-Gaddafi redujo la mayoría de las administraciones a su más simple expresión. No hay aquí grandes y poderosos ministerios, sólo pequeñas oficinas. Los ministros no son personalidades de primer plano sino más bien jefes de equipos. El poder está en manos de los consejeros que rodean a los ministros y que son seleccionados únicamente según sus capacidades. El poder se encuentra así diluido y parece imposible saber quién lo ejerce. Lo que fue un verdadero rompecabezas para los hombres de negocios que venían a Libia y que trataban de hallar a los interlocutores adecuados se convierte ahora en un enigma para los estrategas de la OTAN: ¿A quién hay que matar? En 5 meses de bombardeos no han podido hallar la respuesta.

La única cabeza que sobresale es la de Muammar el-Gaddafi. La alianza atlántica está obsesionada con él. ¿No es el padre de la Nación? Eliminarlo sería destruir el principio de autoridad en la sociedad libia. Esta se vería instantáneamente «iraquizada» y caería en el caos. Sin embargo, contrariamente al precedente iraquí, la estructuración tribal y la organización horizontal del poder se mantendrían. Viéndose incluso desgarrada por los conflictos internos, la población libia seguiría siendo una entidad orgánica ante la invasión extranjera. No se resolvería ningún problema militar y, para colmo, la nueva situación acabaría con toda forma de delimitación del teatro de operaciones. La guerra se extendería inevitablemente tanto por el norte de África como en el sur de Europa. Matar a Gaddafi sería, en definitiva, la peor de las opciones.

Al no contar con una estrategia conveniente ante esta situación, la alianza atlántica recurre a los viejos reflejos de la cultura militar estadounidense, aplicados en las guerras de Corea y de Vietnam: hacer la vida imposible para la población para que esta abandone a su «Guía» y lo derroque. Para ello, la OTAN reforzó el bloqueo naval desde el comienzo del Ramadán para así cortar el suministro de gasolina y de alimentos, está bombardeando las centrales eléctricas y las instalaciones de distribución de agua, está destruyendo las cooperativas agrícolas, los pequeños puertos pesqueros y los mercados populares.

En otras palabras, la OTAN está haciendo exactamente lo contrario al mandato que le otorgaron el Consejo de Seguridad de la ONU y los diferentes parlamentos de los Estados miembros: en vez de proteger a la población ante la amenaza de un tirano, la OTAN está aterrorizando a los civiles para que se rebelen contra el líder que respaldan.

Esa estrategia podría durar hasta el fin del Ramadán. La OTAN tendrá entonces otras 3 semanas para tratar de lograr una victoria significativa antes de que suene la campana: el 19 de septiembre, día en que la Asamblea General de la ONU debe reunirse en Nueva York. La Asamblea General pudiera entonces pedir explicaciones sobre la operación en marcha y, ante la demostrada incapacidad del Consejo de Seguridad para restablecer la paz, pudiera decidir imponer sus propias recomendaciones.

En previsión de la reanudación de los combates terrestres que puede producirse a principios de septiembre, la OTAN está armando a los sublevados de Misurata y está tratando de limpiarles la carretera que tendrán que utilizar para tomar Zlitan. Al negarse Francia a entregarles armas una vez más, Qatar ha enviado un avión para realizar las entregas, a pesar del embargo decretado por la ONU. Durante la noche del 8 al 9 de agosto de 2011, la OTAN limpió la colina de Majer, elevación que pudiera servir de posición avanzada para la defensa de Zlitan. La OTAN bombardeó granjas y tiendas de campaña que albergaban a unas 20 familias de personas desplazadas por la guerra, dejando un saldo de 85 muertos entre los que se cuentan 33 niños.-

Red Voltaire

otan civiles muertos1
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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 15:09
La doctrina del shock en la práctica 
 
  x Naomi Klein 22/8/2011 
  
 
La conexión entre el robo nocturno en las calles y el robo diario por las élites
 

Oigo todo el tiempo comparaciones entre los disturbios en Londres y los que suceden en otras ciudades europeas, destrozo de vitrinas en Atenas o incendios de coches en París. Y hay paralelos, sin duda: una chispa provocada por violencia policial, una generación que se siente olvidada.

Pero esos eventos fueron marcados por destrucción masiva; los saqueos fueron menores. Ha habido, sin embargo, otros saqueos masivos en los últimos años, y tal vez deberíamos hablar también de ellos. Fue en Bagdad después de la invasión estadounidense, un frenesí de incendios y de saqueos que vaciaron bibliotecas y museos. Las fábricas también fueron afectadas. En 2004 visité una que solía producir refrigeradores. Sus trabajadores la despojaron de todo lo que tenía algún valor, luego la incendiaron tan a fondo que el almacén era una escultura de planchas de metal retorcidas.

En esos días la gente en las noticias por cable pensó que los saqueos fueron altamente políticos. Dijo que es lo que pasa cuando un régimen carece de legitimidad a los ojos del pueblo. Después de ver durante tanto tiempo cómo Sadam y sus hijos se servían de todo y de todos a su gusto, muchos iraquíes de a pie pensaron que habían ganado el derecho a apoderarse de unas pocas cosas para sí mismos. Pero Londres no es Bagdad, y el primer ministro británico David Cameron está lejos de ser Sadam, de modo que es seguro que no se puede aprender nada del asunto.

¿Y si consideramos un ejemplo democrático? Argentina, cerca de 2001. La economía estaba en caída libre y miles de personas que vivían en vecindarios difíciles (antiguas zonas industriales prósperas antes de la era neoliberal) invadieron supermercados de propiedad extranjera. Salieron empujando carritos de compra abarrotados de bienes que ya no podían permitirse, ropa, electrónica, carne. El gobierno proclamó un “estado de sitio” para restaurar el orden; a la gente no le gustó y derrocó al gobierno.

El saqueo en Argentina fue políticamente significativo porque era la misma palabra utilizada para describir lo que las elites de ese país habían hecho al vender los activos nacionales del país, en tratos de privatización, de una corrupción flagrante, ocultando su dinero en el exterior, pasando luego la cuenta a la gente mediante un brutal paquete de austeridad. Los argentinos comprendieron que el saqueo de los centros comerciales no habría sucedido sin el mayor saqueo del país, y que los verdaderos gángsteres eran los que estaban a cargo.

Pero Inglaterra no es Latinoamérica, y sus disturbios no son políticos, o por lo menos es lo que se nos dice. Solo tienen que ver con muchachos ingobernables que aprovechan una situación para apoderarse de lo que no es suyo. Y la sociedad británica, nos dice Cameron, detesta ese tipo de conducta.

Y lo dice con toda seriedad. Como si los masivos rescates de los bancos no hubieran sucedido jamás, seguidos por las descaradas bonificaciones récord. Seguidos por las reuniones de emergencia del G-8 y del G-20, cuando los dirigentes decidieron, colectivamente, no hacer nada para castigar a los banqueros por parte de todo esto, no hacer nada serio para impedir que una crisis similar vuelva a ocurrir. En lugar de hacerlo, todos volverían a sus respectivos países e impondrían sacrificios a los más vulnerables. Lo harían despidiendo a trabajadores del sector público, convirtiendo a los maestros en chivos expiatorios, cerrando bibliotecas, aumentando el coste de la educación, rechazando los contratos con los sindicatos, creando privatizaciones aceleradas de activos públicos y disminuyendo las pensiones: mezclad el cóctel según vuestro país. ¿Y quién se presenta en la televisión sermoneando sobre la necesidad de renunciar a esos “beneficios”? Los banqueros y los administradores de los fondos de alto riesgo, por supuesto.

Estamos ante un saqueo global, días de gran toma de beneficios. Alimentado por un sentido patológico de los derechos a beneficios, este saqueo fue realizado a plena luz del día, como si no hubiera nada que ocultar. Sin embargo, existen algunos molestos temores. A principios de julio, el Wall Street Journal, citando un nuevo sondeo, informó que un 94% de los millonarios temen la “violencia en las calles”. Eso, resulta, era un temor razonable.

Evidentemente, los disturbios de Londres no fueron una protesta política. Pero la gente que comete robos nocturnos está endemoniadamente segura de que sus elites han estado cometiendo robos a plena luz del día. Los saqueos son contagiosos.

Los conservadores tienen razón cuando dicen que los disturbios no tienen que ver con los recortes. Pero tienen mucho que ver con lo que representan esos recortes: ser recortado como si se fuera una sobra. Ser excluido en una clase baja en rápido crecimiento, y que los pocos escapes que existían –un empleo sindicalizado, una buena educación asequible– son cerrados rápidamente. Los recortes son un mensaje. Dicen a sectores completos de la sociedad: te vas quedar donde estás, como los migrantes y refugiados que rechazamos en nuestras fronteras cada vez más fortificadas.

La respuesta de David Cameron a los disturbios es hacer que esta exclusión sea literal: desalojamientos de viviendas sociales, amenazas de cortar los instrumentos de comunicación y condenas indignantes (cinco meses a una mujer por recibir un par de shorts robado). Vuelven a enviar el mismo mensaje: desapareced, y hacedlo en silencio.

En la “cumbre de la austeridad” del G-20 del año pasado en Toronto, las protestas se convirtieron en disturbios y numerosos coches policiales fueron quemados. No fue nada en comparación con los estándares de Londres 2011, pero fue chocante para nosotros, canadienses. La gran controversia entonces fue que el gobierno había gastado 675 millones de dólares en la “seguridad” de la cumbre (pero a pesar de todo parece que no pudieron apagar esos incendios). En aquel entonces, muchos de nosotros subrayamos que el costoso nuevo arsenal adquirido por la policía –cañones lanza-aguas, cañones de sonido, gas lacrimógeno y balas de goma– no había sido adquirido solo para reprimir a los manifestantes en las calles. Su uso a largo plazo era: disciplinar a los pobres, los que en la nueva era de austeridad tienen tan poco que perder que se vuelven peligrosos.

Es lo que no comprende David Cameron: no se puede recortar los presupuestos de la policía al mismo tiempo que se recorta todo lo demás. Porque cuando se le roba a la gente lo poco que tiene, a fin de proteger los intereses de los que tienen más de lo que cualquiera merece, hay que contar con que haya resistencia – sean manifestaciones organizadas o saqueos espontáneos.

Y no es política. Es física.-

 

The Nation/Alternet. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyes

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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 14:31
American Curios

El futuro

David Brooks
Foto
El estadunidense Fondo de Defensa de los Niños asegura en su informe de 2011 que 15.5 millones de menores de 18 años viven en la pobreza. En la imagen, un joven matrimonio con una hija recién nacida renegocia su hipoteca en un banco de Los Ángeles, California
Foto Reuters
 
Todo político aquí justifica cualquier cosa con la frase por el bien de los niños: reducir el déficit, lanzar las guerras contra el terrorismo y las drogas, promover iniciativas de seguridad doméstica y reformar (léase privatizar) la educación y más es para bien de las nuevas generaciones. Los resultados de sus políticas no coinciden con tan buenos y nobles deseos.

Uno de cada cinco menores de edad en Estados Unidos vive en la pobreza, y millones más ingresaron a esas filas en la recesión económica, incrementando en 10 por ciento los que viven en pobreza, el salto más grande en un año desde 1960, reporta el Fondo de Defensa de los Niños en su último informe anual El estado de los niños de Estados Unidos 2011. Eso significa que 15.5 millones de niños (menores de 18 años) viven en la pobreza y que cada 32 segundos nace otro para sumarse a estas condiciones agravadas por los índices históricos de desempleo, crisis hipotecarias y hambre que azotan al país. Todo esto es manifestación de una cada vez más marcada desigualdad económica, que ha llegado a dimensiones no vistas en décadas en este país, con consecuencias evidentes para las nuevas generaciones.

El informe de la principal organización nacional enfocada en el bienestar de los menores enfatiza que los más afectados son los niños de color, o sea, de minorías raciales y étnicas, que hoy representan 44 por ciento de todos los niños del país, pero que serán mayoría para 2019.

“Los menores de edad negros enfrentan una de las peores crisis desde la esclavitud, y en muchos rubros, los niños hispanos e indígenas americanos no están muy detrás”, advierte Marion Wright Edelman, presidenta del fondo (CDF, por sus siglas en inglés). “Las alarmas deberían estar sonando a lo largo de nuestro país.

“Este informe debería de ser un despertador para nuestros líderes políticos….”, afirmó Wright Edelman. Insta a los políticos a reajustar sus prioridades y no reducir fondos para programas que benefician a menores, incluida la educación y otras inversiones de sobrevivencia para niños pobres, mientras se protegen enormes subsidios federales para empresas e individuos.

Pero tal vez no es por falta de despertador, ni porque los políticos estén dormidos. Como afirmaba el gran escritor satírico Mark Twain, lector, suponga que es un idiota. Y suponga que es miembro del Congreso. Pero me repito.

Además del desprecio generalizado que se han ganado los políticos de este país, donde cada vez más se escucha el eco de la opinión de Twain –según las encuestas más recientes, en las que el Congreso llega al nivel más bajo de aprobación (14 por ciento, revela la última de Gallup) y el presidente Barack Obama también se ubica en su índice más bajo de aprobación–, el hecho es que los resultados de las políticas y los desastres permitidos por la cúpula política no son errores.

Varios estudios concluyen que la desigualdad de ingreso (y riqueza) en Estados Unidos ha llegado a niveles históricos, peor que en cualquier momento desde 1928. Como ha repetido el economista premio Nobel Joseph Stiglitz: aunque los economistas no están seguros de cómo explicar la creciente desigualdad de ingreso en este país, una gran parte de la razón por la cual tenemos tanta desigualdad es que el uno por ciento más rico desea que así sea.

Resulta que la gran mayoría de los políticos federales son millonarios o dependen de la clase más rica de este país para obtener su chamba en Washington. Según el Center for Responsive Politics, entre 40 y 50 por ciento de los legisladores federales son millonarios (uno por ciento de la población total lo es); la riqueza personal en promedio de los 100 senadores es de 13.6 millones de dólares; la de un representante, de 3.4 millones. Ese uno por ciento no sólo determina las políticas económicas del país, sino forma parte de quienes elaboran e implementan esas políticas.

Frente a esto, no sorprende que Estados Unidos ocupe el número 39 (de 136) entre los países más desiguales en ingreso en el mundo (el uno, Namibia, el más desigual, en tanto los países escandinavos son los más iguales); en este listado está acompañado de cerca por países como Filipinas, Jamaica, Uganda, Costa de Marfil, Irán, Malasia y Nigeria, según cálculos del índice GINI compilados por la CIA y la ONU (México ocupa el lugar 27).

En un país donde prevalecen estas condiciones, cuyos líderes muestran que la violencia es la mejor respuesta para resolver la agresión (con sus guerras), que santifica las armas como derecho fundamental y enaltece la Bolsa de Valores como principal barómetro de la salud económica nacional, no sorprenden estadísticas sobre la vida de las nuevas generaciones.

El CDF, en su informe, enumera, entre otras cuestiones, que cada día en Estados Unidos 186 menores son arrestados por delitos violentos y 368 por delitos de drogas; 2 mil 58 niños son confirmados como víctimas de abuso o negligencia; 2 mil 573 nacen en pobreza, 3 mil 312 menores abandonan la preparatoria, y 4 mil 133 son arrestados.

El número de niños que viven en la pobreza se ha incrementado en 4 millones desde 2000; el número de infantes sin techo en escuelas públicas se incrementó 41 por ciento entre los años escolares de 2006 y 2009; una mayoría de menores de edad (y 79 por ciento o más de negros y latinos) en escuelas públicas no sabe leer o manejar las matemáticas al nivel apropiado en cuarto de primaria, en segundo de secundaria o el último grado de preparatoria.

Pero qué alivio es que los políticos reiteren que toda su labor es en beneficio de los niños. ¿Cómo estarían las cosas si no fuera así?

capitalismo-no-funciona

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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 14:12
Lo cierto es la incertidumbre
León Bendesky
 
La inestabilidad financiera se desborda por todas partes cada semana que pasa. La desconfianza es el signo que prevalece en los mercados. Los gobiernos intentan devolver cierta calma, pero hasta ahora todo es infructuoso.

La perspectiva de que se reduzca significativamente la liquidez, es decir, la afluencia de dinero para realizar transacciones de todo tipo provoca una creciente incertidumbre.

Con esto se apunta al recrudecimiento de las condiciones de una nueva recesión o, cuando menos, a un periodo más bien largo de bajo crecimiento de la producción, con un alto nivel de desempleo, menos gasto en consumo de las familias y un menor incentivo de las empresas para invertir.

Las deudas, en este caso, de los gobiernos y principalmente los de Europa y el de Estados Unidos, se sitúan en el centro de la disputa. Los títulos de la deuda pública tienden a valer menos y las acciones individuales de los inversionistas, que suelen convertirse en un efecto de manada, precipitan la caída del valor y, en efecto, lo validan.

La excepción es la deuda estadunidense. Los valores emitidos por el Tesoro siguen siendo una reserva de valor; su demanda aumenta y se pueden colocar más a una menor tasa de interés. Algo similar ocurre con los títulos del gobierno alemán. Que esto ocurra, en medio de lo que se ha denominado una crisis del endeudamiento público, es indicativo del desarreglo que existe en las transacciones financieras. La situación está, pues, marcada por un relevante componente político.

Si este juego ocurriera en Las Vegas, tal vez tendría mayor orden. En un casino, quienes apuestan lo hacen en un entorno de riesgo que de modo más o menos calculado guía sus decisiones. Ese riesgo puede estimarse de modo probabilístico o simplemente sintiendo que la suerte se ha aparecido y hay que aprovecharla.

Al final se sabe que la casa es la que gana, así está hecho el negocio, y quienes ganan unas partidas sacan cuentas alegres y se van contentos…hasta la próxima vez. Por cierto que puede haber formas de vencer al casino: se puede hacer trampa y hasta salir airoso, aunque es poco probable y eso sí, muy riesgoso. O bien se puede organizar una banda como la de Ocean’s Eleven.

Pero en el terreno financiero lo que existe es la condición esencial de la incertidumbre, que se puede tratar como un riesgo que no puede estimarse. Esta es la premisa que guía el comportamiento de los inversionistas en general. Así se crean los episodios de expansión y contracción de las economías que marcan la historia económica. Se afirma más mientras es mayor el sector financiero y las transacciones que se realizan se hacen más enredadas (como es el caso de los derivados).

Lo que ocurre en episodios de crisis como el actual es que tal incertidumbre se hace más compleja y se combina con la desconfianza, misma que tiende a volverse radical.

Como las transacciones que involucran deudas se desenvuelven en el tiempo, los acreedores desconfían de que al vencimiento del contrato el deudor pueda pagar. Así que se pospone o, de plano, se evita la operación. Trata de mantenerse líquido, o sea, con dinero en lugar de documentos que amparan deudas y esperar poder usarlo favorablemente más adelante. Esto afecta primordialmente a los préstamos interbancarios, claves para la operación del sistema de crédito.

Otra manera de intentar mantener el valor de los activos es comprando bienes, como sucede con el oro, esperando que su valor retenga parte de la riqueza así invertida. Esto han hecho muchos inversionistas, llevando el precio del oro a valores nominales récord.

Tanto quedarse con liquidez como comprar oro son actos de naturaleza especulativa, pero que están disociados de la creación de valor. Este es un rasgo esencial de la crisis y hace que su costo social y económico sea muy elevado. Además distribuye de modo desigual los costos y las ganancias que se crean.

En el flujo y el reflujo de los mercados hay empresas que pierden valor cuando cae el precio de sus acciones, a pesar de que sus condiciones productivas y financieras no estén gravadas por la persistente incertidumbre, especulación o, de plano, pánico.

Hoy no se advierte que haya posibilidad efectiva de frenar la caída del valor económico de la producción y de la fuerza de trabajo y revertir la descomposición que está ocurriendo en el mercado financiero y entre los bancos.

En el sector financiero se quiere confrontar lo que se llaman riesgos sistémicos, aquellos que avivan situaciones de descomposición general. Esto proviene de los elevados costos sociales que genera la intervención de los gobiernos para salvar a los bancos, compañías de seguros o hipotecarias, como pasó recientemente en 2008.

Las regulaciones que busca establecer el comité de Basilea en este sentido pueden, sin embargo, extenderse a instituciones financieras que no representan riesgos sistémicos y que en última instancia son fuentes eficaces de crédito para las empresas pequeñas y medianas.

Muchos cabos se han ido soltando en el entorno de la crisis, que lejos de superarse se está ahondando. Amarrar esos cabos para reordenar las condiciones de la incertidumbre hacia formas más virtuosas de creación de valor es hoy el asunto clave de la política pública. Pero hay mucho ruido y las señales están todavía y al parecer estarán aún por un buen tiempo, muy distorsionadas.-

 

dinero wall street

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22 août 2011 1 22 /08 /août /2011 06:07

Dom, 08/21/2011

Conspiraciones y coincidencias

Umberto Eco*
Algunas personas han argumentado que Silvio Berlusconi, el primer ministro de Italia, sólo tiene dos enemigos: los comunistas y el poder judicial.

En las elecciones municipales recientes, el partido de Berlusconi perdió las alcaldías en dos grandes ciudades, Milán y Nápoles, derrotado por Giuliano Pisapia (excomunista) y Luigi de Magistris (exfiscal), respectivamente.

Otros han notado un paralelo entre estos resultados electorales, que han sido ampliamente percibidos como un referendo sobre el propio Berlusconi, y un incidente en la política italiana hace 20 años: en 1991 el primer ministro Bettino Craxi alentó a los italianos a irse a las playas el día de las elecciones, en lugar de votar en un referendo propuesto para reformar el sistema electoral. Los votantes, sin embargo, acudieron a las urnas y el referendo finalmente fue aprobado, marcando así el principio del desplome político de Craxi.

Otros, por su parte, señalan que Berlusconi llegó al poder en mayo de 1994. Y en noviembre de ese año los ríos Po y Tanaro y muchos de sus tributarios se salieron de madre, devastando las provincias de Cuneo, Asti y Alessandria. Después, Berlusconi regresó al poder en mayo de 2008 y, al año, un tremendo terremoto sacudió la provincia de L’Aquila.

Desde tiempos inmemoriales el juego de las coincidencias ha fascinado a los paranoicos y a los teóricos de las conspiraciones. Pero, por supuesto, uno puede acomodar las coincidencias, particularmente los números y las fechas, para que signifiquen casi cualquier cosa.

Una verdadera orgía de búsqueda de coincidencias se inició a raíz del ataque en 2001 contra las Torres Gemelas. Hace algunos años, una revista italiana que publica artículos científicos y de asuntos paranormales incluyó un artículo citando varias coincidencias numéricas que han emergido con relación al 11 de septiembre, y han circulado ampliamente en la red.

Estas incluyen: que “New York City” tiene 11 letras, “Afghanistan” tiene 11 letras, las Torres Gemelas formaban el número 11, Nueva York fue el undécimo estado en sumarse a la Unión. Que el vuelo No. 11 transportaba 92 pasajeros, y 9 + 2 suman 11. Que el vuelo No. 77, que se estrelló contra el Pentágono, transportaba 65 pasajeros, y 6 + 5 son 11. Que la fecha 9/11 es la misma que el número telefónico 911, de los servicios estadounidenses de emergencia, cuya suma interna es 11. Que el número total de víctimas a bordo de los cuatro aviones secuestrados fue 254, cuya suma interna es 11. El 11 de septiembre es el día 254 del calendario, y la suma interna de 254 es 11.

Desafortunadamente, si bien es cierto que “Afghanistan” tiene 11 letras, los secuestradores del 11 de septiembre provenían de Arabia Saudita, Egipto, Líbano y los Emiratos Árabes Unidos. “George W. Bush” tiene 11 letras sólo si se incluye su inicial intermedia. Las torres formaban un 11, pero también un dos en números romanos. El vuelo No. 77 llevaba 64 pasajeros, no 65. El número total de víctimas no fue 254, sino 246.

¿Otras coincidencias que circulan en Internet? Abraham Lincoln fue elegido al Congreso en 1846; John F. Kennedy fue elegido en 1946. Lincoln fue elegido presidente en 1860, Kennedy en 1960. Las esposas de ambos perdieron un hijo mientras vivían en la Casa Blanca. Los dos fueron baleados en la cabeza un viernes por un sureño. El secretario de Lincoln se llamaba Kennedy y el de Kennedy se llamaba Lincoln. El sucesor de Lincoln fue Andrew Johnson (nacido en 1808) y el sucesor de Kennedy fue Lyndon Johnson (nacido en 1908).

Lincoln fue asesinado en el Teatro Ford. Kennedy fue baleado cuando viajaba en un auto producido por Ford. Lincoln fue asesinado en un teatro y su asesino fue a ocultarse en una bodega. El asesino de Kennedy disparó desde una bodega y fue a ocultarse en un teatro. Tanto John Wilkes Booth como Lee Harvey Oswald fueron abatidos antes de ser enjuiciados.

Y ahora la (bastante vulgar) crema del pastel: según muchos de los sitios que informan de estas coincidencias, una semana antes de que Lincoln fuera muerto, estuvo en Monroe, Maryland, y una semana antes de la muerte de Kennedy, él estuvo “en” Monroe, Marilyn.

En cuanto a Italia, la única teoría anticonspiración (y es una bastante razonable) es que Berlusconi no fue responsable de la elección de Pisapia y de De Magistris. Pero, por otra parte, quizá sí lo fue.-

 

* Novelista y semiólogo italiano.-

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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense