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23 avril 2012 1 23 /04 /avril /2012 15:25

Huelga histórica en EEUU: 115 ciudades paralizarán el país el 1 de Mayo

22/04/12.- Por primera vez en la historia EE.UU., miles de trabajadores, estudiantes, inmigrantes y desempleados  de más de 115 ciudades por todo el país participarán en la huelga nacional convocada para el 1 de mayo para enfrentarse juntos al sistema ‘corrompido hasta la médula’ y la injusticia económico-social que vive el país norteamericano.

Mientras que los medios estadounidenses se han centrado en las batallas preelectorales, el mayor incordio para las grandes corporaciones internacionales y el Gobierno de EE. UU., el movimiento Ocupa Wall Street’, sigue ampliando la lista de las ciudades que buscan lanzar su voz el Día Internacional del Trabajo “en un acto de solidaridad del 99% de la población global en su lucha contra el 1% de los más ricos y poderosos”.

Huelga nacional con reto global

Los participantes, que instan a todos a ausentarse ese día (que en EE. UU. no es festivo) de sus puestos de trabajo y de los estudios para que su ausencia haga saber a un sistema corrupto que están descontentos con lo que está sucediendo, prometen no simplemente paralizar todo EE. UU., sino intentar convertir la huelga en el acto global.

“Si es miembro de un sindicato, puede declararse en huelga oficialmente. Pero si no lo es, póngase ’enfermo’ o tómese vacaciones”, recomiendan las activistas, apuntando que cualquiera puede unirse a la acción.

Los ‘indignados’, apoyados por los piratas informáticos más famosos del mundo Anonymous, subrayan que el 1 de mayo es un día perfecto para protestar contra la corrupción del mercado global, que aumentó el desempleo, los bajos salarios, elevó los impuestos y la pauperización del 99% de la población que no cuenta con la mayor parte de los recursos mundiales.

Aparte de EE. UU., la huelga global prevista ya cuenta con la participación de varias ciudades mundiales, entre las cuales se encuentran Londres (Reino Unido), Melbourne y Sidney (Australia), Ottawa y Toronto (Canadá) y Seúl (Corea del Sur).-

Internacional | Tercera Información / RT

 

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23 avril 2012 1 23 /04 /avril /2012 15:11

Anarkismo.net     http://www.anarkismo.net

 

Un sistema de control sin paralelo en el mundo
Monday April 23, 2012
 by Carolina S. Romero

 

Una reseña del libro de Michelle Alexander "The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness" (El Nuevo Jim Crow: el encarcelamiento masivo en la era de ceguera al color de la piel), The New Press, New York, 2010.

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Muchos de los lectores de estas páginas se habrán enterado del nuevo libro de Michelle Alexander a través de los escritos del periodista y preso político Mumia Abu-Jamal, quien ha citado la autora numerosas veces durante el año pasado.

Al dirigirse al Congreso “Una raza encarcelada,” en la Universidad de Princeton, EUA, el 25 de marzo de 2012, Mumia escribió: “Como muchos de ustedes saben, Estados Unidos, con apenas 5% de la población del mundo, encarcela a 25% de todos los presos del mundo. Como ha notado Michelle Alexander, el número de presas y presos negros aquí, rivaliza y supera el número encarcelado en Sudáfrica durante el odioso sistema del apartheid en su apogeo. No debemos tomar a la ligera esta analogía, porque el apartheid sudafricano fue el epítome del estado racista policial, solo superado por la Alemania nazi en su naturaleza repulsiva. Además, mucha de su energía fue dedicada a una guerra de facto (o por lo menos, para usar la jerga del espionaje militar, un conflicto de baja intensidad), contra la mayoría negra, que criminalizaba casi todas los aspectos de la vida independiente africana, al restringir los lugares para vivir, trabajar, estudiar e incluso hacer el amor”.

El libro escrito por la Profesora de Derecho y ex Directora del Proyecto de Justicia Racial de la Unión American de Libertades Civiles (ACLU) es una llamada de atención a la gente de Estados Unidos sobre las raíces, propósitos, mecanismos y sobornos de un sistema que destroza las vidas de más de siete millones de personas y deshumaniza a la sociedad entera.

Este libro también sirve como una alerta sobre la imposición de este sistema penal en otros países. En México, por ejemplo, Felipe Calderón está adecuando el modelo a la catastrófica realidad nacional con un programa de construcción que aumenta el número de prisiones federales con módulos de máxima y ultramáxima seguridad desde 6 hasta 22. Y en el Distrito Federal, Marcelo Ebrard sigue el modelo con la construcción de dos torres de alta seguridad en el terreno del Reclusorio Norte. ¿Alguien cree la ficción de que estos infiernos se construyan para los capos del crimen organizado? ¿De cuáles segmentos de la población vendrán los y las jóvenes con celdas reservadas ahí? La población carcelaria en México ya se ha triplicado desde 1994. ¿Cuánto tiempo se tardará en multiplicarla dos veces, cinco veces, diez veces más? ¿Cuál será el efecto sobre el pueblo? Vemos lo que pasa en Estados Unidos.

¿A dónde se han ido los hombres negros?

En plena campaña presidencial, Barack Obama lamentó la ausencia de los hombres negros de sus hogares y los fustigó por ser irresponsables, abandonar a sus familias y portarse como muchachos en lugar de hombres. No fue el primero en hacerlo. Cuando abordó el asunto el Día de los Padres de 2008 en la Iglesia Apostólica de Dios en Chicago, el político que ha llegado a simbolizar la “ceguera al color de la piel”, recibió un fuerte aplauso en la iglesia y también en los medios de comunicación.

Sin embargo, dice Michelle Alexander, Obama no dijo precisamente en dónde se podría encontrar a los padres desaparecidos. Y los medios no preguntaron.

Durante años, la pregunta lanzada al aire –– “¿A dónde se han ido los hombres negros?”–– ha sido recibido con un silencio escalofriante en muchas comunidades negras.

Nadie menciona, dice Alexander, que “cientos de miles de hombres negros…están almacenados en prisiones, encerrados en jaulas. No abandonaron a sus familias por voluntad propia, sino que se los llevaron con grilletes, en muchos casos debido a un programa federal conocido como la Guerra contra la Droga”…. “Hay más hombres negros encarcelados hoy en día que en cualquier otro momento de la historia de la nación” (p. 180).

La profesora sostiene que el sistema penal estadounidense se ha mostrado como “un sistema de control social sin paralelo en la historia del mundo” en el que “los objetivos principales se definen en gran medida por raza” (p. 8). La mayoría de las personas encarceladas son hombres y mujeres de las comunidades de color, y el grupo más afectado se constituye de los hombres negros.

Unas estadísticas del Departamento de Justicia confirman que en el país que encarcela el porcentaje más grande de su propia población que cualquier otro país del mundo, la raza de una persona suele ser determinante con respecto a quién va a la cárcel y quién no.

Tomando en cuenta las y los presos en todos los penales federales, estatales y locales; los centros de detención de migrantes y los centros de detención juveniles, hay casi 2.4 millones de personas ––10 veces más que la población carcelaria en 1972. De ellos, 40 % son africano-americanos, 20% latinos y 1.6% indígenas cuando estos grupos constituyen 12.6%, 16.3 % y 1% de la población respectivamente, aunque los porcentajes pueden variar dramáticamente según la región del país. Aproximadamente 9% de la población carcelaria son mujeres.

Pero, dice Alexander, el encarcelamiento masivo no se limita a las cárceles de los condados o a las prisiones estatales y federales. Otros 5 millones de personas se encuentran bajo sentencia probatoria o libertad condicional. La prisión es sola la puerta a “un sistema más amplio de estigmatización racial y marginación permanente” que en realidad es un sistema de casta racial (p. 12).

Casta

El Nuevo Jim Crow identifica el encarcelamiento masivo como una distinta “casta racial” en la nación que alardea de ser la democracia más perfecta del mundo. Michelle Alexander usa este término para referirse a “un grupo racial estigmatizado y encerrado en una posición inferior por ley y costumbre”. La autora sostiene que no han sido eliminados, sólo rediseñados, los dos sistemas de casta anteriores –– la esclavitud y la segregación racial denominada “Jim Crow” (p. 12), nombre tomado de un actor en un “minstrel show”, o espectáculo de música y baile que presentaba estereotipos raciales protagonizados por actores con el rostro maquillado de negro.

Se supone que ya no existe la discriminación en el empleo, vivienda y beneficios públicos, gracias al movimiento de derechos civiles, pero ahora es legal cuando se trata de una persona tachada de criminal. Y en ciudades como Baltimore o Chicago—la abrumadora mayoría de jóvenes negros se encuentran bajo el control del sistema de justicia penal y/o tachados de criminales de por vida (p.181). Dice Alexander que es bastante común que los familiares sientan vergüenza de su situación y muchos no quieren hablar abiertamente de ella o combatir la criminalización (p.166).

Una vez encontrada culpable de un crimen grave, una persona no puede ejercer su derecho a votar o a formar parte de un jurado. Al estar fuera de la cárcel con una sentencia probatoria o libertad condicional, miles de mujeres y hombres negros vuelven a sufrir discriminación y se encuentran atrapados en una posición permanente de segunda categoría. “No es sólo que no tienen la oportunidad de salir adelante. No es sólo una cuestión de malas escuelas o la pobreza. Se prohíbe por ley”, dice Alexander (p. 13).

Debido a las leyes promovidas por Reagan, Clinton, los dos Bush, Obama y otros políticos de la ley y el orden, los ejemplos abundan:

Cuando un preso sale de prisión, está automáticamente excluido de vivienda pública. Esto en muchos casos deja al ex preso sin techo y provoca la pérdida de custodia de sus hijos. Y si de casualidad alguien le ofrece un lugar para pasar la noche, la familia entera puede ser desalojada (p. 146).

Casi todos los estados permiten que empresas privadas se nieguen a contratar a una persona condenada de un crimen. Una vez que alguien bajo supervisión correccional indica que ha sido condenado, es poco probable que le den una entrevista, especialmente si es africano-americano. En muchos casos, la mera detención es suficiente para ser rechazado (p. 149).

Es común que ex presos tengan que pagar multas o costos asociados con su encarcelamiento o libertad bajo supervisión, lo que hace la sobrevivencia en la sociedad casi imposible. Aunque se supone que las cárceles de deudores ya no existen, una persona puede ser encarcelado de nuevo simplemente porque no ha podido pagar sus deudas (p. 155).

La ceguera al color de la piel

La ceguera al color de la piel, la creencia que la raza de una persona ya no importa, oculta las realidades de raza en la sociedad estadounidense y ha facilitado el surgimiento del nuevo sistema de casta, afirma Michelle Alexander (p. 12).

“En la era de la ceguera al color de la piel ya no es permisible usar raza, explícitamente, para justificar la discriminación, exclusión, y desprecio social”. Entonces lo que pasa es que se usa el sistema penal para etiquetar a mucha gente de color como “criminales” y luego se repiten todas las prácticas que supuestamente son del pasado (p. 2).

Alexander comenta que muchos estadounidenses negarían tajantemente que su sistema de justicia penal sea una herramienta de control racial. Esto se debe, dice, a que “la mayoría de las personas piensan que el racismo y los sistemas raciales tienen que ver con las actitudes”, cuando en realidad “el racismo se manifiesta no sólo en actitudes individuales y estereotipos, sino en la estructura fundamental de la sociedad” (p. 183).

Explica que el sistema actual sugiere que las personas que están atrapadas en la casta baja fácilmente podrían “evitar un estatus de segunda clase o el destierro permanente de la sociedad al simplemente escoger no cometer crímenes”. Muchas personas que no se consideran racistas piensan que “una mayoría de jóvenes africano-americanos en áreas urbanas libremente escogieron una vida de crimen” y no se dan cuenta que hay una “posibilidad real de que sus vidas estaban estructuradas de una cierta manera para prácticamente garantizar su entrada en un sistema del cual nunca pueden escapar” (p. 184).

Alexander enfatiza que aún cuando en la mayoría de los casos la hostilidad racial abierta ha desaparecido del discurso público de los políticos, ésta todavía existe. Sin embargo es más bien la indiferencia racial que apoya el sistema de control en la era de la ceguera al color de la piel. Millones de personas no saben lo que realmente ocurre en el sistema penal y no les interesa saber. A la gran mayoría de la población blanca, el encarcelamiento masivo simplemente no le importa (p. 203).

El soborno racial en los tres sistemas de casta

Cada nueva manifestación de casta racial ha sido implementada y justificada por un soborno racial otorgado a los blancos para darles privilegios e inculcar la creencia en la supremacía blanca. En muchos casos estos sobornos se han dado por la clase élite blanca precisamente para evitar que la gente pobre, obrera y/o marginada de las varias razas se unan para derrocar a los ricos y poderosos.

La esclavitud. Explica Michelle Alexander que “el concepto de raza es un desarrollo relativamente reciente. Sólo en los pocos siglos pasados, debido en gran medida al imperialismo europeo, la gente ha sido clasificada en base a líneas raciales”. Al principio del periodo colonial, no todos los africanos llegaron a las Américas como esclavos. Algunos eran sirvientes contratados, igual que muchos blancos que estaban obligados a trabajar hasta pagar su deuda de pasaje (p. 23).

Cuando los sirvientes blancos y negros empezaron a convivir y, en algunos casos, organizarse para defender sus derechos o hasta participar en rebeliones contra los dueños de las plantaciones, la clase élite blanca cambió su estrategia para mantener su dominio y empezó a importar cada vez más esclavos directamente de África, creando un sistema de labor obligado y permanente. “La clase hacendada intencionalmente y estratégicamente ofreció privilegios especiales a los blancos pobres para abrir una brecha entre ellos y los esclavos negros”. A los blancos les dio mayor acceso a las tierras indígenas y les ofreció trabajo como atrapadores de esclavos fugitivos, entre otros sobornos. Su situación económica no había mejorado mucho, pero “por lo menos no eran esclavos” (p. 24).

A mediados de los 1770s el sistema de trabajo contratado había sido totalmente cambiado a “un sistema de casta racial basado en la esclavitud”. Para realizar el despojo de las tierras indígenas, los europeos ya habían tachado de “salvajes” a sus habitantes, creando la idea de una raza no civilizada e inferior para justificar su exterminación. Y ahora justificaron la esclavitud con el razonamiento de que “los negros, como los indios, eran una raza no civilizada e inferior”. La idea de la supremacía blanca justificó la esclavitud de los africanos precisamente en el momento cuando los blancos estaban formando una nueva nación a nombre de “la igualdad, libertad y justicia para todos” (p. 25).

Jim Crow, la segregación racial. Un siglo después, la esclavitud se derrumbó con la derrota del Sur en la Guerra Civil, pero la supremacía blanca quedó viva. Cuando los ex esclavos hicieron muchos avances durante una breve década y media conocida como la Reconstrucción, casi inmediatamente se formó el Ku Klux Klan como grupo paramilitar terrorista para empujar a los recién liberados esclavos hacia la esclavitud de nuevo (p. 32).

Alexander menciona el clásico de C. Vann Woodward, La extraña trayectoria de Jim Crow, que describe el final de la esclavitud como un dilema para la sociedad blanca sureña. Sin la labor gratis de los esclavos, la economía seguramente iba a sufrir un colapso. Muchos ex – esclavos simplemente habían salido caminando de las plantaciones y vagaron por las carreteras y las ciudades, provocando histeria en la clase dominante y también en los blancos pobres para quienes su piel era su insignia de superioridad. Nueve estados sureños aprobaron leyes de vagancia, haciendo el “no trabajar” un crimen. Los nuevos “criminales” fueron detenidos y multados. Tenían que pagar la multa trabajando antes de que pudieran salir libres. Sin dinero para pagar sus “deudas”, fueron alquilados o vendidos a particulares y forzados a trabajar bajo latigazos hasta una temprana muerte. La Enmienda XIII a la Constitución había abolido la esclavitud ––excepto en las prisiones (p. 28-33).

La segregación de las razas ya se había iniciado como un patrón de vida, pero cuando un movimiento populista amenazó a la clase dominante con la unidad de blancos y negros pobres durante una severa depresión económica, un sinfín de leyes dictando la segregación racial fueron aprobadas en todas partes del Sur. “En efecto”, dice Alexander, “las leyes eran un nuevo soborno racial” diseñado a enemistar a la gente pobre de las dos razas. Permitieron a los blancos a “mantener un sentido de superioridad sobre los negros, haciéndolo menos probable que se establecieran alianzas inter-raciales con la meta de derrumbar la élite blanca” (p. 34).

El resultado fue el nuevo sistema de casta racial conocido como Jim Crow. “A comienzos del Siglo XX, cada estado sureño había aprobado leyes que fomentaron el ostracismo racial en escuelas, iglesias, vivienda, empleos, sanitarios, hoteles, restaurantes, orfanatos, prisiones, funerarias, morgues y panteones. Los políticos se compitieron para proponer y aprobar legislaciones cada vez más severas, opresivas y completamente ridículas (tales como la prohibición de que los blancos y negros jugaran ajedrez juntos)” (p. 35).

El encarcelamiento masivo

En el terreno legal, Jim Crow fue derrotado por el Movimiento de Derechos Civiles, que logró la aprobación de leyes que hicieron la discriminación racial ilegal. Pero la supremacía blanca quedó viva. El tercer sistema de casta ––el encarcelamiento masivo –– empezó con gritos por la ley y el orden como una reacción contra los movimientos de los ’50s, ‘60s y principios de los ‘70s (p.40).

Desde el principio, la intención era racista. En esos años el presidente Richard Nixon implementaba la “estrategia sureña” del Partido Republicano de ganar el voto de los blancos pobres a través de un discurso racialmente cifrado de “mano dura” contra el crimen y la asistencia social. Su Jefe de Gabinete H.R. Haldeman recordó que según Nixon, los negros son el problema. Dijo que “la clave es concebir un sistema que reconoce esto sin decirlo abiertamente”. Su asesor John Erlichman también recordó las palabras de Nixon: “Vamos por el apoyo de los racistas” (p.44).

El presidente Reagan oficialmente declaró la Guerra contra la Droga en 1981-82, cuando las comunidades urbanas negras sufrían un colapso económico debido al impacto de la globalización y desindustrialización. Una década antes, 70% de todos los trabajadores negros en áreas metropolitanas tenían empleos en fábricas, y cinco años después (en 1987), sólo 28% tenían empleos industriales (p 50).

Demonizados en los medios de comunicación, los hombres negros ahora fueron considerados innecesarios e irrelevantes para la nueva economía neoliberal. La tercera casta racial no sólo se trata de la subordinación, sino de la marginalización ––la cual es más peligrosa porque conlleva el riesgo de la exterminación (p.219).

Dice Alexander que comparado con Jim Crow, se puede decir que la segregación en el nuevo sistema de casta es aún más extrema. En pleno Siglo XXI, alrededor de un millón de hombres negros no sólo están prohibidos de entrar en ciertos lugares públicos u obligados a vivir en una sola parte de la ciudad, sino que están encerrados en jaulas a cientos de kilómetros de sus hogares en áreas rurales donde prácticamente nadie los ve. “Ojos que no ven. Corazón que no siente”. Dice Alexander que “las barras y los muros separan a los presos de la sociedad ––una forma de apartheid jamás visto en el mundo” (p. 195).

Los negros no son los únicos penalizados en la guerra contra el crimen. El índice de encarcelamiento de los latinos también se ha disparado. Además, hay miles de blancos que sufren injusticias en las prisiones del país. De hecho, dice Michelle Alexander, la inclusión de miles de blancos en el sistema de control mantiene la ilusión de una sociedad ciega al color de la piel. Pero el hecho de que se encuentran en prisión “no significa que son los verdaderos objetivos, el enemigo designado” (p. 205).

El soborno racial para los blancos a cambio de su silencio sobre la devastación provocada por el encarcelamiento masivo racial no sólo es el privilegio de tener mayor comodidad y seguridad para ellos y sus hijos, sino el privilegio de mantenerse cómodamente ciegos a la casta racial que existe (p. 261).

Alexander también habla del soborno a la clase media negra y organizaciones de derechos civiles que han concentrado exclusivamente en programas de acción afirmativa mientras ignoran el encarcelamiento masivo de gente de color y específicamente el grupo más afectado, los hombres negros. La abogada de derechos civiles NO está repitiendo el argumento que la acción afirmativa discrimina contra los blancos; piensa que los programas son importantes. Pero dice que los beneficios en demasiados casos han creado una ceguera hacia la cuestión de casta racial.

El motor del encarcelamiento masivo: la Guerra contra la Droga

Según el análisis de Michelle Alexander, el motor principal del encarcelamiento masivo ha sido la Guerra contra la Droga iniciada por el presidente Ronald Reagan, aunque también menciona los antecedentes una década antes cuando el Gobernador Nelson Rockefeller empezó a llenar las prisiones del estado de Nueva York con gente detenida por violaciones a sus extensas leyes anti-droga (p. 42). Cabe señalar que esto pasó justamente cuando el Movimiento de Liberación Negra y otros movimientos radicales estaban fuertes y cuando movimientos revolucionarios dentro de las prisiones resultaron en sublevaciones que fueron reprimidas salvajemente. Para aplastar la rebelión en la prisión Ática, el mismo Rockefeller ordenó un ataque militar que resultó en la muerte de 43 personas.

En 1981, Ronald Reagan declaró las drogas una amenaza a la seguridad nacional y autorizó el acceso de las policías federales, estatales y locales a las bases militares, inteligencia militar, investigación, armas y otro equipo para promover detenciones por el uso o venta de drogas (p. 77). En 1986 y 1988, el Congreso federal aprobó leyes anti-droga que autorizaron penas extremadamente severas por la posesión y venta de drogas, inclusive la pena de muerte en unos casos (p. 53).

Los mitos

Reagan declaró la guerra bajo el pretexto de combatir los altos índices de crimen, pero en ese momento los delitos relacionados con la droga iban en descenso, y no en ascenso. Mientras los índices de criminalidad han fluctuado durante los últimos 30 años, los índices de encarcelamiento se han disparado.

Otro supuesto propósito de la guerra es acabar con la venta de drogas peligrosas, pero casi el 80 por ciento del aumento de arrestos por drogas en los años ’90 se debió a la posesión de marihuana, una droga menos dañina que el tabaco o el alcohol, y de uso común en las comunidades blancas de clase media igual que en las comunidades pobres de gente de color.

Siempre se dice que la meta de la guerra es eliminar a los grandes capos; sin embargo las estadísticas cuentan otra historia. En 2005, por ejemplo, de cada cinco detenciones por drogas, cuatro eran por posesión. Solo uno de cada cinco se debía a la venta de drogas. La mayoría de las personas en prisiones estatales por delitos de drogas no tiene historia de vender drogas, tampoco antecedentes violentos (p. 60).

¿En dónde se libra esta guerra? ¿Y contra quién?

Se supone que las leyes anti-droga son neutrales con respecto a raza, pero desde el principio, la guerra que se ha librado casi exclusivamente en las comunidades pobres de color. En realidad, las drogas se usan por todas las razas más o menos al mismo ritmo, y algunos estudios indican que la mayoría de usuarios y vendedores de droga son blancos, pero 75% de todas las personas encarceladas por ofensas de droga son negros o latinos (p. 98).

En el 2008, oficiales del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) pararon y registraron a 545,000 peatones en un solo año; 80% eran negros y latinos. Sólo 8% de todas las personas registradas eran blancos, mientras 85% eran negros. Es común que durante las humillantes revisiones, la gente está echada boca abajo en el suelo o despatarrada sobre una pared o un coche. La gran mayoría de la gente detenida y registrada en la Guerra contra la Droga es inocente de cualquier crimen (p. 135).

Entre 1997 y 2006, el NYPD arrestó y encarceló a 353,000 personas por la posesión de pequeñas cantidades de marihuana. Las detenciones incluyeron cinco veces más mujeres y hombres negros que blancos (p. 136).

Para todas las razas el número de personas encarceladas en Estados Unidos disparó entre 1983 y 2000—para mujeres y hombres blancos el número fue 8 veces mayor, para las y los latinos 22 y para las y los negros desde 26 hasta 57, dependiendo del parte del país. En siete estados, las y los africano-americanos constituyeron 80 a 90% de la gente enviada a la cárcel por violaciones de leyes de droga (p.98).

La guerra se libra principalmente en contra de los jóvenes. Dice Alexander que “en ciudades importantes golpeadas por la Guerra contra la Droga, hasta 80% de los jóvenes africano-americanos ahora tienen antecedentes penales y por eso están sujetos a la discriminación legalizada por el resto de sus vidas”.

La profesora cita el libro de Glen Loury sobre la desigualdad racial donde pregunta:

¿Podemos imaginar un sistema que haga cumplir las leyes anti-droga casi exclusivamente entre los jóvenes blancos e ignore delitos de droga entre los jóvenes negros? ¿Podemos imaginar la gran mayoría de jóvenes blancos siendo acorralados por delitos menores, colocados bajo el control del sistema penal, etiquetados como criminales peligrosos, y sujetados a toda una vida de discriminación, desprecio y exclusión? ¿Podemos imaginar todo esto mientras los jóvenes negros consiguen buenos empleos o van a la universidad? Impensable (p. 205).

Los nuevos “intocables”

En la Guerra contra la Droga, el enemigo se define por la raza


Unos años después del comienzo de la Guerra contra la Droga, las calles de Los Ángeles fueron inundadas de cocaína en forma del “crack” (piedra o roca) , cuya importación fue parte de la estrategia del propio gobierno de Ronald Reagan para financiar a la Contra en Nicaragua. El presidente aprovechó lo que fue una grave crisis de salud para montar una campaña en los medios sobre el fenómeno de los “bebés adictos al crack”, las “madres adictas al crack”, las “putas adictas al crack” y los hombres “pandilleros” y “depredadores”, especialmente en las comunidades negras donde la inundación fue mayor (p. 52).

Esta campaña mediática logró su cometido de ganar apoyo público para la Guerra contra la Droga y a la vez fue instrumental en construir un consenso nacional sobre la relación entre los hombres negros y el crimen, y especialmente los crímenes relacionados con la droga. Así que el hombrenegrocriminal se volvió el objetivo principal de la guerra conducida por las agencias de orden público ––el nuevo “intocable” (p. 199).

Muy pronto leyes anti-droga fueron aprobadas que incluían sentencias obligatorias por la posesión y venta de crack, asociado con los negros, que eran hasta cien veces más duras que las sentencias por la posesión y venta de cocaína en polvo, asociada con los blancos. Una sentencia de cinco años en prisión fue obligatoria tanto por la venta de 500 gramos de polvo como por la venta de 5 gramos de crack (p. 112).

Por otro lado, el delito de manejar borracho, que conlleva un riesgo de muerte violenta mucho más alto que los delitos consensuales del uso o venta de drogas ilegales, es típicamente castigado con una sentencia de dos días en la cárcel por la primera infracción y de dos a diez días por la segunda, o tal vez una multa y una pena de servicio a la comunidad. De casualidad, la mayoría de los conductores borrachos son hombres blancos. La sociedad considera que les hacen falta tratamiento y terapia.

Esto, comenta Alexander, “nos dice mucho sobre quién es desechable y quién no” (p. 206).

Los ejes principales

Los ejes principales de la Guerra contra la Droga son:

-leyes más duras con sentencias mínimas obligatorias

-poderes discrecionales casi ilimitados a las policías

-sobornos de miles de millones de dólares para la policía

-la construcción de prisiones

Sentencias mínimas obligatorias

Desde la aprobación del Acto contra el Abuso de Drogas en 1986, las sentencias por la posesión o venta de pequeñas cantidades de droga son excepcionalmente severas. Para la primera ofensa, una mínima sentencia obligatoria en un tribunal federal suele ser de cinco o diez años en prisión, aún cuando en la mayoría de los países desarrollados la sentencia máxima por la misma ofensa es de seis meses, si es que haya sentencia alguna (p. 87).

Además, con la aprobación de las leyes conocidas como “tres strikes”, una persona condenada por tres delitos graves automáticamente tiene sentencia de cadena perpetua (p. 60).

Consideren el caso de Weldon Angelos, quien pasará lo demás de su vida en prisión por tres ventas de marihuana. “Angelos, un productor de discos que tenía 24 años llevaba un arma que no usó (ni siquiera amenazó con usarlo) en el momento de las ventas. Sin embargo, bajo las directrices para la imposición de penas, el juez fue obligado por ley a imponer una sentencia mínima obligatoria de 55 años” El propio juez describió la sentencia como “injusta, cruel y hasta irracional” (p. 92).

Poderes discrecionales a las policías

Las leyes anti-droga dan a los policías tremendos poderes discrecionales y como resultado, policías con pocas restricciones tienen permitido parar, interrogar, registrar y detener a cualquier persona que camine en la calle o que conduzca un vehículo. Han detenido a más de 30 millones de personas desde el comienzo de la guerra contra las drogas y la abrumadora mayoría es gente de color (p. 98).

Un estudio hecho en Nueva Jersey mostró que sólo 15 % de los conductores en la Autopista eran minorías raciales, pero 42 % de todos los coches parados y 73% de las personas detenidas eran conductores negros sin que ellos violaran la ley con más frecuencia que los blancos (p. 133).

En el estado de Maryland, otro estudio reveló que en una parte de la carretera cerca de Baltimore, los africano-americanos eran sólo 17% de los conductores pero 70% de los que fueron parados y registrados (p. 133).

Sobornos monetarios

Durante el gobierno de Reagan, el Congreso aprobó o modificó una serie de leyes incluyendo la Ley Byrne, que autorizaron sobornos en la forma del financiamiento masivo, y de poderes de confiscación a los departamentos de policías estatales y locales que estuvieran dispuestas a aumentar dramáticamente el total de arrestos por drogas. De pronto pudieron quedarse con el 80% de los vehículos, el dinero en efectivo y las casas que confiscaron de los sospechosos de delitos de drogas, y hacer lo que quisieran con los bienes confiscados, lo que les dio un fuerte interés monetario en el negocio del narcotráfico. Por otro lado, las fuerzas policiales recibieron equipamiento militar sofisticado del Departamento de Defensa (p. 73, 78).

Un poco después de recibir el financiamiento masivo, los Equipos de Armamento y Capacitación Especial (SWAT) lanzaron su guerra en las comunidades de color. Iniciaron las prácticas que existen hasta la fecha: hacer redadas masivas contra personas de color en sus hogares y escuelas, parar y registrar a los niños en camino a la escuela, registrar y desmantelar coches en busca de drogas, con el propósito de incrementar el saldo de arrestos por drogas en esas comunidades (p. 77).

La construcción de prisiones

Dice Alexander que bajo la Guerra contra la Droga hay cuatro veces más detenciones por el uso o venta de drogas que resulta en el encarcelamiento que en sentencias probatorias o servicio a la comunidad, lo cual ha justificado un tremendo auge en la construcción de prisiones (p. 60).

Cabe destacar que una nueva prisión se construye cada semana en Estados Unidos. (Institute for Policy Studies).

Las prisiones se construyen a costo de otros programas que benefician a la gente. El presidente Bill Clinton, por ejemplo, promovió el recorte de $17 mil millones de dólares para vivienda pública y la autorización de $19 mil millones de dólares para la construcción de prisiones, así “haciendo la construcción de prisiones el estelar programa de vivienda para los pobres en áreas urbanas” (p. 57).

Sin embargo, la mayoría de las prisiones (60%) se construyen en áreas rurales donde la población es mayoritariamente blanca, aunque solo 20% de la población estadounidense vive ahí (p. 193).

Aproximadamente 8 % de los presos se encuentran en prisiones privadas, y su construcción es un gran negocio para ricos y poderosos inversionistas como Dick Cheney. Corporaciones como la Corrections Corporation of America cuentan con el constante aumento en el número de presos para sacar ganancias mayores (p. 230).

¿Cuál presidente es más responsable por crear la casta baja actual?

Todos los presidentes de Estados Unidos después de Reagan han intensificado la Guerra contra la Droga. Bush padre no dudó en manipular temores raciales. En 1989 declaró el uso de drogas como el problema más grave que la nación enfrentaba. Bush hijo, promovió más financiamiento y Obama ha ido aún más lejos en reforzar unos de los peores programas, además de nombrar a su gabinete políticos que han favorecido severas leyes punitivas como Joe Biden, Rahm Emanuel y Eric Holder (p. 253).

Pero para Michelle Alexander, fue Bill Clinton, “más que cualquier otro presidente, quien creó la casta baja actual”. Según el Justice Policy Institute, sus políticas resultaron en “los aumentos más grandes en el número de reos en prisiones estatales y federales que las de cualquier otro presidente en la historia del Estados Unidos” (p. 56).

La profesora dice que en 1992, el entonces candidato presidencial juró nunca permitir a un político del Partido Republicano tener la fama de ser más duro contra el crimen que él. Fiel a su palabra, sólo unas semanas antes de una importante elección interna en el Partido Demócrata, Clinton regresó a su estado natal de Arkansas “para supervisar la ejecución de Ricky Ray Rector, un hombre negro con graves deficiencias mentales, quien tenía tan poca idea de lo que le iba a pasar cuando le dieron su “última cena”, que él pidió que le guardaran el postre hasta la siguiente mañana”. Después de la ejecución, Clinton comentó, “Me pueden acusar de muchas cosas, pero nadie puede decir que soy blando contra el crimen” (p. 56)

Entre los “aportes” de Clinton están los siguientes:

-Promovió y firmó una ley tipo “tres strikes”.

-Promovió y firmó la Ley Anti-Crimen de 1994 que autorizó gastos de $30 mil millones de dólares incluyendo más de $16 mil millones para la construcción de prisiones y la expansión de policías estatales y locales.

-Promovió legislaciones para terminar con programas de asistencia social y impuso una prohibición de por vida de elegibilidad para asistencia social y vales de comida para cualquier persona encontrado culpable de posesión o venta de droga, incluyendo la posesión de mariguana.

-Promovió una nueva regla para excluir de vivienda pública a cualquier persona encontrada culpable de “cometer un solo delito” o “vender droga”. “Como resultado, para un sin número de gente pobre, particularmente las minorías raciales identificadas por la Guerra contra la Droga, la vivienda pública ya no estuvo disponible, dejando a muchos de ellos sin techo ––excluidos no sólo de la sociedad dominante, sino de sus propios hogares (p. 56-57).

Los tribunales cierran la puerta a la justicia

El fiscal es el oficial más poderoso en todo el sistema judiciario/penal, según Michelle Alexander. Dice que aunque muchas personas piensan que el juez tiene más poder, en realidad es el fiscal que domina el proceso. Tiene el poder para desechar cargos por cualquier razón o ninguna razón o, por otro lado, agregar cargos si existe “causa probable” (p. 87).

Cabe señalar que la abrumadora mayoría de los fiscales en Estados Unidos son blancos; 98% en los estados que tienen la pena de muerte (Human Rights Watch).

Especialmente desde la imposición de la Guerra contra la Droga, las personas acusadas están sujetas a tremenda presión ejercida por la Fiscalía para aceptar culpabilidad a cambio de una sentencia “ligera”. Hoy en día el destino de muy pocas personas se decide en un juicio ante un jurado. Cuando un fiscal ofrece una sentencia de “solo tres años”, una persona que enfrenta cinco, diez o veinte años en prisión suele aceptar los tres años en lugar de arriesgar un largo proceso. (p. 87).

Lo que el fiscal no les dice es que al aceptar el trato, pierden el derecho de votar, de formar parte de un jurado, de vivir en vivienda pública, de recibir vales de comida o de obtener un préstamo estudiantil. Con mucha dificultad encontrarán empleo. Llevarán la etiqueta de “criminal peligroso” durante toda su vida.

Además, es común que el fiscal presione al acusado para “cooperar” en la investigación, dando información sobre terceras personas. La delación de familiares, amigos o co-acusados es el precio de evitar una larga sentencia obligatoria (p. 88). Al convertir a miles de personas en soplones, el fiscal les roba algo que vale más que oro ––la dignidad.

Cada año decenas de miles de personas van a la cárcel sin siquiera hablar con un abogado. Aproximadamente 80% de ellos son indigentes y el sistema de la defensa gratuita por abogados de oficio es totalmente inadecuado.

Por lo general, los jueces cooperan con los fiscales en los procesos y desempeñan un papel lucrativo en el sistema del encarcelamiento masivo. Muy pocos de ellos toman en cuenta las garantizas constitucionales de los acusados aunque algunos han tenido la dignidad de renunciar para no cometer atropellos tan graves (p. 92).

La Suprema Corte de Estados Unidos, por su parte, ha cerrado la puerta a las apelaciones que alegan el perjuicio racial. Además, ha pisoteado muchas de las garantizas constitucionales que deben proteger a la gente contra acciones policiales arbitrarias y discriminatorias. En una serie de dictámenes, la Suprema Corte ha dicho que es perfectamente legal que la policía pare a las personas en la calle, las interrogue y las registre. Aunque se supone que el uso de perfiles raciales es ilegal, la Corte ha autorizado a la policía a usar raza como factor en decidir a quién va a parar y registrar (p. 62, 73).

El reto

Para terminar con el encarcelamiento masivo, Alexander plantea que no es suficiente simplemente cambiar dos o tres leyes o cerrar una sola prisión. Tampoco es suficiente contar con los abogados o políticos para hacer los cambios. Piensa que hace falta un movimiento desde abajo para radicalmente transformar la sociedad. Pero la meta no es crear una sociedad donde todos estén ciegos al color de la piel; de hecho, esta manera de pensar es un rasgo central del sistema de casta actual (p. 260).

Al mencionar un grupo activista de ex presos y presas “All of us or None”, (Todos y Todas o Nadie) como un ejemplo positivo, propone que lo que hace falta es un movimiento iniciado por personas que han conocido el encarcelamiento, dispuestas a formar alianzas entre toda la gente que las élites han tenido mucho éxito en dividir. Visualiza un movimiento en donde las diferencias raciales y culturales se reconozcan, y en donde se celebra lo que es hermoso en las distintas culturas y historias (p. 244).

Michelle Alexander llama a toda la gente de buena fe a rechazar sus sobornos raciales y privilegios para acabar con la casta racial una vez y para siempre. Advierte que la clave es acabar con la supremacía blanca, o si no, otro sistema de casta surgirá. Cierra su libro con unas líneas del autor James Baldwin, donde dice en The Fire Next Time (La próxima vez, el fuego): “Éste es el crimen del cual acuso a mi país y a mis compatriotas y por el cual ni yo ni el tiempo ni la historia les perdonará jamás ––que ellos han destruido y están destruyendo centenares de miles de vidas y no lo saben y no lo quieren saber….Es la inocencia que constituye el crimen” (p. 261).-

Carolina S. Romero

 

http://www.anarkismo.net/article/22602
  

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23 avril 2012 1 23 /04 /avril /2012 15:04
American Curios

Traviesos

David Brooks
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Michelle Obama asistió al programa The Colbert Report el miércoles 11 de abril. El conductor, Stephen Colbert, se dedica a burlarse con inteligencia de la dinámica político social estadunidense
Foto Ap/Comedy Central
 
Los traviesos están molestando al poder, lo cual provoca una deliciosa risa, una sensación de que aquí aún late un corazón rebelde, algo así como un reconocimiento colectivo de que aún hay conciencia y, a veces, hasta genera solidaridad.

Puede ser un cómico, puede ser un cantante, puede ser un filósofo, puede ser un famoso o puede ser un anonymous, puede ser hasta un periodista quien rompe con la historia cotidiana oficial mediante una travesura, o sea, un momento o una forma de no portarse bien ante tanto mal.

El torrente de noticias sobre elecciones, de cuál candidato dijo qué cosa, de quién va ganando según tal encuesta, de cuáles son sus vulnerabilidades, de quién puede generar empleo, de quien está dedicado de verdad a la educación, la salud, el medio ambiente, de quién sería el más macho en el ámbito internacional, de con qué guerra se está amenazando, o sea, la conversación nacional autorizada por las cúpulas, intenta ahogar todo.

Pero en medio de esto, aparecen de pronto unos traviesos que simplemente no juegan con las mismas reglas. Algunos se burlan, otros usan música, y otros dan voz a los que nadie escucha en la cúpula o hablan de cosas que la cúpula prefiere no abordar. No son marginales. Entre ellos están algunas de las figuras más reconocidas y distinguidas del país.

Esta semana, la revista Time publicó su lista anual de las 100 figuras más influyentes del mundo. Lo que llama la atención no es que estén los obvios en este país –el presidente y políticos y figuras empresariales–, sino algunos de los traviesos.

El más sorprendente es Stephen Colbert, el cómico que se presenta como comentarista ultraconservador en su programa The Colbert Report, quien se dedica a burlarse, con enorme inteligencia, de la dinámica político-social cotidiana que se presenta de forma tan seria y arrogante en este país.

También está en la lista Anonymous, el colectivo de hacker-activistas (integrado no sólo por estadunidenses) que una y otra vez se ha enfrentado en el campo de batalla cibernético con algunas de las entidades más poderosas del planeta, demandando, desde detrás de su icónica máscara colectiva, la democracia, transparencia y rendición de cuentas. Espérenos, estamos en todas partes, advierten a sus adversarios en el poder.

Y están los estudiantes indocumentados (uno de ellos, Dulce Matuz, originaria de Sonora, también está en la lista de Time y encabeza la Coalición de Arizona por el DREAM Act) que han impulsado un valiente movimiento al mostrar la cara y la identidad (arriesgándose a la deportación) en demanda de la legalización y junto con ello, de respeto, dignidad y el derecho de estudiar.

Muchos que no están en la lista también se distinguen por enfrentar, provocar o burlar al poder. Por supuesto entre éstos está Bruce Springsteen, actualmente de gira aquí con motivo de su nuevo disco en el que les mienta la madre a los banqueros, y quien dijo que los responsables de la crisis económica habían cometido un asalto básico contra el corazón de lo que era la idea estadunidense y aconseja en una de sus canciones: “agárrate bien de tu ira y no caigas ante tu temor.”

Otros que andan en ese ritmo son Tom Morello, con sus camisetas y cachuchas del IWW; los Wobblies que han resucitado al gran movimiento anarcosindicalista de hace un siglo y trae una guitarra que tiene grabado arma a los sin techo, o Patti Smith, la novelista-poetisa-cantautora que abarca generaciones de furia y contracultura, y porque las noches fueron hechas para amantes, o sea, llamados a la rebelión contra las convenciones que apagan la vida. Están iniciativas de traviesos antiempresariales como los Yes Men, que vuelven locos a los ejecutivos y políticos al presentarse disfrazados de ellos o provoca crisis de relaciones públicas en entidades como la Cámara de Comercio.

Y los de Ocupa Wall Street –entre ellos, junto con los jóvenes, estos músicos desobedientes, estos estudiantes, sindicalistas, veteranos de las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán, veteranos de luchas antiguerra y de derechos civiles, religiosos y más–, quienes han transformado el debate nacional en unos cuantos meses.

Hay poetas de palabra hablada, vertiente del movimiento hip hop, nacida entre los más pobres. Hay filósofos rebeldes justo en las mismas universidades dedicadas a peinar a los poderosos, como Cornel West (antes profesor en Harvard y ahora en Princeton), quien, junto con el destacado conductor de programas de entrevista en la televisión y radio pública Tavis Smiley, viaja a lo largo y ancho del país en una caravana intelectual por zonas pobres dedicada a denunciar la injusticia económica y sus consecuencias. Señala que es atroz que en el país más rico del mundo uno de cada dos estadunidenses están en la pobreza o al borde de ella, y advierte que si eso no se vuelve el centro del debate nacional amenaza con destruir la democracia estadunidense. El tema hoy es oligarquía. La pobreza es la nueva esclavitud. Los oligarcas son los nuevos reyes. Son los nuevos jefes de esta estructura de dominación, explicó West recientemente a la periodista Amy Goodman, de Democracy Now.

Goodman es parte de una amplia gama de periodistas independientes nacionalmente influyentes, entre los cuales también están los grandes veteranos Bill Moyers, de la televisión pública nacional, y Seymour Hersh, entre tantos más que se atreven una y otra vez a romper con la historia oficial (no de vez en cuando, sino todo el tiempo), defendiendo el honor del gremio y obedeciendo la primera regla enunciada para todo periodista por el legendario I. F. Stone: todos los gobiernos mienten.

Todo esto no significa que el país esté al borde de una revolución ni de un cambio radical. Pero el hecho de que todas estas figuras, individual y colectivamente, no sólo estén presentes, sino que lejos de estar marginadas tengan eco entre millones a nivel nacional e internacional, y que por ello generen incomodidad y a veces alarma e histeria entre los más ricos y poderosos, provoca, pues, gusto y a veces hasta… esperanza.

Estos traviesos rescatan cada día, de alguna manera, a este país.-

pinturas argentinas1

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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 21:54
Iniciativa popular en Suiza para que sus ciudadanos reciban una ayuda de 2000 euros al mes

Euros y francos suizos

Fotografía de archivo tomada el 8 de junio de 2011 que muestra a una mujer cambiando francos suizos por euros en un mostrador en Kreuzlingen (Suiza). (Ennio Leanza / EFE)
  • La idea se ha presentado esta semana y lleva por título 'Por una renta básica incondicional', a la que accederían los ciudadanos suizos, trabajen o no.
  • Un movimiento ciudadano suizo lo ha presentado esta semana tras haber recabado 100.000 firmas por todo el país.
  • Entre sus promotores se encuentran artistas, cineastas y también políticos socialistas como Oswald Sigg y economistas como Bernard Kundig.
  • Sus partidarios defienden que este ingreso liberaría de la "obligación de ganarse la vida" y así habría menos personas en situación de precariedad.
  • Otros políticos opinan que "podría tener consecuencias desastrosas sobre los salarios, las condiciones de trabajo o la igualdad de oportunidades".
  • Cuarenta años después, Suiza vuelve a acoger a la emigración española.

¿Se imagina vivir con una ayuda estatal de 2000 euros al mes, esté trabajando o no? La idea, impensable en España en la actualidad, ha sido presentada por un movimiento ciudadano esta semana en Suiza como iniciativa popular tras haber recabado 100.000 firmas por todo el país.

Así, el texto propone que la Confederación vele "por el establecimiento de una renta básica incondicional", que "permita a toda la población vivir una vida digna y su participación en la vida pública".

Entre los promotores de la iniciativa se encuentra un amplio colectivo de artistas, cineastas y también políticos socialistas como el exvicecanciller de la Confederación Oswald Sigg, la consejera nacional Sylvia Schenker y economistas como Bernard Kundig o el tesorero del Partido Socialista de Ginebra Gabriel Barta, según señalan algunos medios locales.

Todos ellos sostienen que este ingreso debe "liberar de la obligación de ganarse la vida" a los ciudadanos y creen que así se reduciría el número de personas en situación de precariedad o mal pagadas.

Ya planteada en otros países

No obstante, se trata de una iniciativa que no es nueva en Suiza y que nunca ha recibido el respaldo de ambas Cámaras. El presidente de la Comisión para la Seguridad Social y Salud Pública, Stephane Rossini, ha dejado clara la incertidumbre sobre cómo llevar a cabo este proyecto: "Es una reflexión teórica que parte de cero. Los que la han promovido no han explicado cómo realizarla. Lo mejor sería armonizar las prestaciones mínimas que ya existen, como la asistencia social, en lugar de cambiar una situación hipotética, de la que no sabemos su financiación".

 

Por primera vez,la vida independiente está al alcance de todos y no solo de los que posean grandes fortunas

 

El país helvético no es el único en el que se ha presentado una propuesta similar. Alaska (EE UU), Brasil e Irlanda, entre otros, han tenido las suyas.

 

Sin embargo, esta propuesta también tiene sus detractores. Jean Christophe Schwaab, consejero socialista del cantón suizo de Vaud, expuso en un artículo en su blog personal algunas de las desventajas de esta medida: "Esta propuesta es un engaño que podría tener consecuencias desastrosas sobre los salarios, las condiciones de trabajo, igualdad de oportunidades y la seguridad social", indica Schwaab.

 

Albert Jörimann, presidente de BIEN-Suisse (una asociación que lleva desde 2001 promoviendo la implantación de una renta básica para todos), cree que "la belleza de la idea es obvia: por primera vez en la historia de la humanidad, la vida independiente y soberana está al alcance de todos, y no solo tienen ese privilegio los que posean grandes fortunas".-

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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 19:22
22-04-2012

 

Israel se sube a la montaña rusa de la histeria colectiva

      Ilan Pappe     
The Electronic Intifada/Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Pasar una semana en Israel estos días es como estar atrapado dentro de una escena de la película Alguien voló sobre el nido del cuco (“Atrapados sin salida”).

Como Jack Nicholson en el papel principal de ese clásico del cine, se podría no ser demente, pero los doctores y enfermeros que dirigen el área psiquiátrica fabrican cada dos por tres una histeria colectiva para mantener a todos paralizados por el miedo y el odio. Todo el mundo es enemigo, cada visitante una amenaza existencial.

Una activista francesa de más de sesenta años –parte del reciente fly-in de Bienvenidos a Palestina– es recibida en el aeropuerto por una brigada militar y una masiva fuerza policial que dejó gran parte de Israel a merced de sus delincuentes de poca monta que sacaron el máximo provecho mientras los guardianes del orden iban a arrestar a los invasores extranjeros que llegaban de Europa.

Una semana antes, un poema de un honesto y noble premio Nobel de 85 años, Günter Grass, que advirtió contra un ataque israelí a Irán y rogó a los israelíes que mostraran compasión hacia los palestinos ocupados, fue presentado como un texto que no solo es peor que Mein Kampf de Adolf Hitler, sino que podría tener un impacto similar en la historia. Por lo tanto, la reacción nacional se dejó en manos del primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro del Interior, Eli Yishai, quienes prohibieron el ingreso del anciano literato.

 

Alucinación en Washington

Fue en abril de 2012. El mes antes, Netanyahu, el experto mundial en histeria prefabricada, cruzó el Atlántico para reunirse con sus homólogos estadounidenses. En Washington, ante un público de AIPAC ansioso de complacerlo, Netanyahu comparó el rechazo de una guerra contra Irán como equivalente a la negativa ante la solicitud de dirigentes judíos de bombardear Auschwitz.

Juntos, Netanyahu y su adulador público estadounidense, se subieron a la montaña rusa de la histeria colectiva del tipo más enfermizo, alucinante, en circunstancias que EE.UU. requiere liderazgo que lo saque de su crisis económica e Israel necesita encontrar un camino en un mundo que más que nunca antes se niega a tolerar su colonización, ocupación y desposeimiento de Palestina.

Al volver de ese belicismo y fanatismo mutuo, Netanyahu y el ministro de Defensa Ehud Barak, compinches desde los días en los que ambos jugaran a ser Rambos como comandos israelíes, siguieron enviando a los israelíes a los búnkeres y simulando ataques químicos en preparación para un masivo ataque iraní que sería provocado por un ataque preventivo israelí contra Irán.

Abuelas francesas, un poeta retirado y el holocausto nuclear son todos amenazas de la misma magnitud en el mundo posmoderno de los actuales capitanes del Titanic israelí.

 

Política arriesgada

En mi calidad de en parte visitante y en parte recluso en el pabellón encontré consuelo en tres libros, cada uno de los cuales nos habla de cómo mantener la cabeza incluso cuando el Estado más armado y agresivo de la región ha reemplazado la diplomacia y la estrategia nacional por una arriesgada política histérica que se podría convertir fácilmente en una guerra verdadera y mayor derramamiento de sangre.

El primero es un antiguo clásico, 1984 de George Orwell. En la despótica Oceanía, la dirigencia, el Partido Interior, depende de una guerra constante contra las otras dos potencias globales. Los dirigentes fabrican histeria para seguir adelante, pero comienzan a creérsela ellos mismos:

Precisamente es en el Partido Interior donde la histeria bélica y el odio al enemigo son más intensos. Para ejercer bien sus funciones administrativas, se ve obligado con frecuencia el miembro del Partido Interior a saber que esta o aquella noticia de guerra es falsa y puede saber muchas veces que una pretendida guerra o no existe o se está realizando con fines completamente distintos a los declarados. Pero ese conocimiento queda neutralizado fácilmente mediante la técnica del "doble pensar".

El segundo libro es El hijo del general de Miko Peled. La investigación de Peled en los archivos militares israelíes sacó a la luz cómo los generales de Israel manufacturaron histeria colectiva en Israel en víspera de la guerra de junio de 1967 y urdieron una historia sobre un inminente segundo Holocausto –como lo hizo David Ben-Gurion en 1948– sabiendo perfectamente, en ambas instancias históricas, que enfrentaban a un oponente débil y desorientado más dispuesto al compromiso que al combate.

El tercero es Fabricando Histeria de Jay Feldman, una historia compacta de cómo la dirigencia en EE.UU. fabrica histeria colectiva cada vez que se enfrenta a crisis reales o imaginarias que tienen el potencial de costarles el poder. Algunos de los resultados inevitables de una histeria semejante son la conversión en chivos expiatorios a minorías en EE.UU., la opresión de otros pueblos en todo el mundo y de los pobres en el interior (dedico esta breve lista a los Ocupantes de Wall Street cuya biblioteca fue brutalmente destruida y a quienes les prometí una lista de lectura para una nueva futura biblioteca, la que nunca logré hacer).

A diferencia de la cinta de Jack Nicholson, la histeria no se confina a la sala, y el problema no son los reclusos sino los que dirigen la prisión-hospital y que quieren internar aún más gente en su zona de histeria, control y violencia.

 

Estado avanzado de enfermedad

Pero Israel en 2012 se encuentra en una etapa mucho más severa y avanzada de la enfermedad, sea la imaginada por Orwell en 1984 , la que describe Peled sobre 1967 o la resumida históricamente por Feldman en EE.UU. en 2012.

La histeria fabricada en Israel se ha convertido en un modo de pensar constante y nada menos que una estrategia. Su propósito es mantener a las poblaciones judía y palestina de Israel dentro de una cierta existencia permanente y ansiosa. A la población palestina bajo la ocupación se le niega contacto con los que quieren mostrar solidaridad con sus sufrimientos, de modo que la "guetización" de Cisjordania sea tan efectiva como la lograda en la Franja de Gaza mediante el cerco militar, y que sin embargo no sea demasiado molesta para los aliados internacionales del Estado judío.

La vida allí tiene que ser suficientemente opresiva para alentar a la gente a partir o a seguir encerrada en la mayor mega-prisión del mundo, pero más aparentemente plausible como para desalentar otro levantamiento.

La población judía tiene que ser constantemente distraída de lo que impulsó a casi medio millón de sus miembros a protestar masivamente en las calles de Tel Aviv el verano pasado y que siga haciendo caso omiso de la opresión de los palestinos por una parte, y de la creciente repugnancia moral en todo el mundo hacia Israel, por la otra.

En nuestro pabellón psiquiátrico aquí, el tiempo entre la Pascua judía y lo que Israel llamada Día de la Independencia, durante el cual cae el Día nacional del Holocausto, es muy especial.

Es cuando recibimos en nuestras venas sobredosis de histeria prefabricada. Y entonces comenzamos a alucinar: el Faraón egipcio de la antigüedad, Hitler, la abuela de París, el anciano poeta de Berlín y Osama bin Laden, se funden todos en una aparición, y cualquiera que no sea sionista puede encarnar esa aparición.

Sea que los veamos como los guardas del Nido del Cuco, o el histérico Partido del Interior, los gobernantes que impulsan la histeria saben lo que hacen. Están armados hasta los dientes y tienen el poder de apretar el botón rojo que nos enviaría a nosotros, y a todos los que nos rodean, al infierno o al cielo, según el caso.

Al final de Alguien voló sobre el nido del cuco uno de los héroes es brutalmente sometido por los guardas del pabellón mientras otro escapa de los confines del pabellón. No nos podemos permitir un fin tan ambiguo. Pero no es demasiado tarde, mientras más nos unamos para negarnos a participar en su juego.-

 israel restringe el agua a los palestinos 2012

Autor de numerosos libros, Ilan Pappe es profesor de historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos en la Universidad de Exeter.

© Copyright Ilan Pappe, The Electronic Intifada , 2012

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=30409

               
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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 19:13
Salir cojeando de Afganistán
Immanuel Wallerstein
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Un soldado estadunidense inspecciona un campo afgano de amapola
Foto Reuters
 
Los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos parecen tratar de gritar más fuerte que el otro en lo que concierne a Irán, Siria, e Israel/Palestina. Cada uno de ellos alega que hace más por respaldar los mismos objetivos. ¿No resulta entonces extraño que al momento no haya tal contienda verbal en lo que concierne a Afganistán?

No hace mucho fuimos testigos del mismo juego demócrata-republicano en torno a Afganistán. ¿Cuál era el partido más macho? Recuerden el concepto de que una oleada de tropas podría ganar la guerra, un concepto que el presidente Obama abrazó en su discurso ante la academia militar estadunidense en diciembre de 2009. Ahora, repentinamente, desde marzo de 2012, parece haberse convertido en un tema que nadie quiere impulsar en voz demasiado alta.

Hay explicaciones simples. En la guerra más larga que Estados Unidos ha emprendido, la guerra en Afganistán, tiene muy poco de valioso que mostrar. El enemigo designado, los talibanes, constituyen una fuerza con mucha capacidad de recuperación, particularmente en áreas pashtunes, por supuesto, que juntas constituyen la zona étnica más grande del país.

Estados Unidos, casi con una mano, impuso a Hamid Karzai, un pashtún, pero no un talibán, como presidente de Afganistán. Karzai no era, no es, apreciado por líderes de las otras zonas étnicas en el norte y el occidente del país, que han intentado derrocarlo por años. Estos otros grupos encuentran respaldo en algunos poderes externos: Rusia, Irán e India, todos ellos decididos, al igual que EU, a impedir el retorno del poder de los talibanes. Pero Estados Unidos no va a trabajar con Irán, duda de si lo hará con Rusia y no parece coordinarse con India.

En febrero de 2012, algunos Coranes fueron quemados por soldados estadunidenses, lo que condujo a violentas protestas públicas en Afganistán. Luego 16 niños mujeres y hombres fueron masacrados por un soldado estadunidense. Estados Unidos se disculpó por ambos acontecimientos, pero eso a penas calmó la tormenta. El 18 de marzo, el presidente Karzai denunció a los estadunidenses en Afganistán como demonios involucrados en actos satánicos. Dijo que Afganistán estaba acosado por dos demonios –los talibanes y los estadunidenses.

El New York Times citó a un diplomático europeo anónimo: Nunca en la historia ha gastado tanto dinero una superpotencia, ni ha enviado tantas tropas a un país con tan poca influencia sobre lo que dice y hace su presidente.

Tratando de salvaguardar su posición un poco, EU comenzó a retirarse. En febrero el secretario de la Defensa, Leon Panetta, dijo Estados Unidos se retiraría de su rol de combatiente no hacia finales de 2014 como se planeó originalmente, sino a mediados de 2013. A principios de abril, fue más allá. Anunció que entregaría el control de las misiones con operaciones especiales (como el uso de drones y ataques nocturnos) a fuerzas afganas. Las tropas de EU ahora jugarían un rol sólo de respaldo.

El primer ministro afgano Zalmai Rassoul no sonaba agradecido al anunciar que, una vez que las tropas estadunidenses y de la OTAN se fueran en 2014, Afganistán no permitiría que su territorio se convirtiera en plataforma de ataques con drones contra Pakistán.

Los paquistaníes asestaron un jab a Estados Unidos. El 12 de abril, el parlamento aprobó unánimemente una lista de condiciones para mejorar las relaciones Estados Unidos-Pakistán y reabrir las rutas de abasto de la OTAN a Afganistán. Entre las condiciones incluyeron el cese a los ataques con drones en territorio paquistaní y una disculpa incondicional por matar a 24 soldados paquistaníes en un ataque aéreo de la OTAN en noviembre de 2011. Estados Unidos se resiste a estas condiciones. Pero dado que ahora es clara la divergencia en los objetivos de política de Estados Unidos y Pakistán con respecto a Afganistán, no queda claro que EU pueda ganar.

El 4 de abril, Lawrence Korb, secretario adjunto de Defensa en el gobierno de Reagan, publicó un artículo: Es tiempo de permitirle a Karzai que nos saque a patadas. Korb argumentó que desde 1945 Estados Unidos ha sido mucho mejor para empezar guerras que para terminarlas satisfactoriamente. Apuntó lo que consideraba una pérdida innecesaria de vidas en los últimos dos años de las guerras de Corea y Vietnam.

La excepción, argumentaba, era Irak, donde Estados Unidos se retiró porque el primer ministro iraquí Nouri Al-Maliki no dejó opción. Y vitoreó: En Irak el gobierno estadunidense tuvo suerte. Su conclusión: Justo como Al-Maliki nos forzó a hacer lo correcto, debemos permitirle a Karzai asumir el control del país tan pronto como quiera”. Korb es una analista republicano conservador, que piensa que Estados Unidos obtiene una máxima ventaja por ser forzado a retirarse de Afganistán lo más pronto posible.

Korb no está solo. La encuesta del Washington Post/ABC News del 12 de abril, muestra que sólo 30 por ciento de la población dice que la guerra vale la pena lucharla, y es más notable que, por vez primera, una mayoría de republicanos concuerde en que no vale la pena. Dos cosas están ocurriendo en términos de la opinión pública. Primero, los afganos no parecen saludar los esfuerzos estadunidenses ni sus pérdidas militares. Más bien lo contrario. El machismo está cediendo lugar en EU ante la postura de una retirada después del rechazo. Además, los costos de la guerra son astronómicos en un momento en que Estados Unidos, y particularmente los republicanos conservadores buscan reducir gastos drásticamente.

Mi predicción: Obama seguirá el consejo de Korb.-

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein.-

afganistan2011

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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 18:57
Libia, los bandidos-revolucionarios y la ONU

 

La Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia ha presentado las conclusiones de su primer informe. Alexander Mezyaev estima que dichas conclusiones demuestran que, lejos de favorecer la paz como debería hacerlo conforme a su propia Carta, la ONU se encuentra actualmente al servicio de la política destinada al rediseño del Gran Medio Oriente y del norte de África. En momentos en que los observadores de la ONU inician su misión en Siria, hay que mantener la vigilancia para garantizar que la ONU y su secretario general, Ban Ki-Moon, se pongan nuevamente al servicio del derecho internacional en vez de imponer los intereses de ciertas partes.

Red Voltaire | Moscú (Rusia).-
 
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El 29 de febrero de 2012, el secretario general adjunto a cargo de los asuntos políticos Lynn Pascoe (a la izquierda) discute la situación en Libia con varios miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. De derecha a izquierda, los representantes de Estados Unidos (Susan Rice), de Francia (Gerard Araud), de Alemania (Peter Wittig) y del Reino Unido (Loyal Grant).

El Consejo de Seguridad de la ONU ha presentado [1] sus conclusiones sobre la actividad de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (MANUL), por primera vez desde la creación de dicha misión, en septiembre de 2011. Lo que se presentó en esta ocasión fue un reporte del secretario general de la ONU destinado a convencer a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU de la necesidad de prolongar el trabajo de la misión. Así se hizo. El Consejo de Seguridad extendió por 12 meses más el trabajo de la MANUL y actualizó su mandato. Según el nuevo mandato, el objetivo de la Misión es ayudar el poder libio a definir las necesidades nacionales y las prioridades en todo el territorio libio, instaurar el respeto de la ley y de los derechos humanos, restaurar la seguridad ciudadana así como contribuir a la lucha contra la venta ilegal de todo tipo de armas y de todo tipo de equipamiento vinculado al armamento (se mencionó específicamente el caso de los lanzacohetes personales tierra-aire).

 

A pesar de los esfuerzos del secretario general de la ONU por dar la mejor apariencia posible a las acciones del nuevo poder en Libia, no fue posible soslayar por completo la realidad de los últimos acontecimientos sucedidos en ese país. El informe de Ban Ki-Moon contiene información sobre la actividad de fuerzas militares leales a la Yamahiria Árabe Libia que siguen oponiendo resistencia a los ocupantes OTAN-ONU y a sus colaboradores locales. La resistencia se desarrolla en las mayores ciudades del país, como Trípoli, Bani Walid, Kufra etc. [2]. En un esfuerzo por restar importancia a lo inquietante de la situación, el secretario general de la ONU presenta los golpes de la oposición como simples «altercados», y no es ese el único defecto de su informe que además de impedir la comprensión de la situación la hace incluso más confusa todavía.

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Ban Ki-Moon, quien como secretario general de la ONU debería ser «lo más independiente posible», calificó sin embargo de «catastrófico» el doble veto ruso-chino en el Consejo de Seguridad de la ONU y, se hizo eco –sin verificarlos– de las datos que se inventa el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres. En Libia, Ban Ki-Moon garantiza actualmente, a través de la ONU, el “servicio postguerra” de la OTAN y afirma que las fuerzas de la coalición siguieron «estrictamente el marco político y jurídico establecido por el Consejo de Seguridad», a pesar de los crímenes de guerra ya comprobados.

Resulta que, además del nuevo poder instaurado en Libia y de los «partidarios del antiguo régimen», ahora aparece de la nada un tercer bando: unas llamadas «brigadas revolucionarias». ¿Quiénes son sus miembros? ¿Qué territorios controlan? ¿Quiénes las dirigen? El informe de Ban Ki-Moon no lo dice. Sin embargo, al leer el informe llegamos a comprender a qué se dedican esas brigadas: «las Brigadas Revolucionarias» garantizan los arrestos de personas sospechosas de complicidad con el régimen anterior, los interrogatorios en lugares desconocidos así como el control de los centros de detención conocidos. Practican la tortura y maltratan a los prisioneros, lo cual ha provocado la muerte de algunos de estos. Esos hechos se producen sobre todo en las ciudades de Trípoli, Misrata, Pintan y Garian [3].

A partir de ahí todo resulta más claro. El nuevo poder libio nada tiene que ver con el desorden. La culpa es de las llamadas «brigadas», cuya existencia está aún por comprobar. Sin embargo, se plantea una interrogante: Si esas «brigadas» consiguen sus armas en Trípoli, ¿cómo escapan entonces al control del «gobierno»?

También resulta bastante peculiar el informe del Representante Especial de la ONU Ian Martin. Mientras se hallaba en Libia, el señor Martin fue invitado a presentarse ante el Consejo de Seguridad precisamente para que ayudara a aclarar la situación. Martin también afirmó que existen ciertas «brigadas armadas». Quiénes son sus miembros y quién las dirige, son preguntas sin respuesta [4].

El representante de Libia ante la ONU, Abdel Rahman Shalgham, fue mucho más honesto al reconocer que «hay territorios que el gobierno no ha logrado controlar», en los que «no hay policía ni tribunales», y al agregar que, en su opinión, el nuevo poder no puede ser considerado responsable de lo que sucede en esos territorios. El problema es que, por alguna razón, el señor Shalgham no precisó dónde se encuentran esos territorios que escapan al control del «gobierno».

A la luz del derecho internacional, un poder establecido puede considerarse «gobierno» en el plano jurídico si controla todo el territorio de un país. Eso dicen los textos. En realidad, se considera, de forma no oficial, que el gobierno debe controlar al menos la mayor parte del país. Y no es ese el caso del Consejo Nacional de Transición. Es por ello que las instancias internacionales se ven obligadas a estar inventando informes prácticamente ridículos.

Los dirigentes de la «nueva Libia» saben que pueden perder el poder en un abrir y cerrar de ojos. Así que el representante de Libia dio la alarma en el Consejo de Seguridad: «Sabemos que ciertos ex líderes del régimen de Kadhafi están preparando un derrocamiento. Miembros de grupos armados han sido arrestados en los últimos días. Habían trazado un plan de sabotaje y explosiones de bombas en Trípoli. Los agentes de Kadhafi están enviando equipamiento a Libia para organizar actos de sabotaje» [5]. El señor Shalgham declaró que había enviado al Consejo de Seguridad y a la Corte Penal Internacional grabaciones telefónicas en las que el ex primer ministro libio Baghdadi Mahmudi (actualmente en Túnez) imparte personalmente instrucciones para la realización del sabotaje. Una semana después, el «primer ministro» libio Abdel Rahim Al-Kib hizo uso de la palabra ante el Consejo de Seguridad para suplicarle que anule el embargo sobre las entregas de armas a Libia.

¡Así que el «gobierno» se siente amenazado! En aras del salvar el actual régimen, el Consejo de Seguridad de la ONU anuló el embargo sobre las entregas de armas a Libia correspondiente al párrafo 14 de la resolución 1973, pero no anuló los párrafos 9 y 10 de la resolución 1970 (que contiene las modificaciones aportadas en la resolución 2009).

A pesar de todo, el pueblo sigue oponiéndose al nuevo régimen. Pero resulta que las «democracias occidentales», las mismas que se apoderaron de los recursos financieros de Libia, no se han dignado a responder a las súplicas de que devuelvan los fondos. La resolución solamente encargó al Comité de Sanciones la tarea de «enumerar las medidas que quedan estipuladas en las resoluciones 1970, 1973 y 2009», pero únicamente en relación con la Gestión de las Inversiones Libias y con la cartera africana de inversiones en Libia. La resolución emitió también la hipótesis de que el Comité pueda anular esas sanciones, pero solamente cuando «sea el momento oportuno» [6].

 

En este mismo instante, y bajo la protección de la misión de la ONU y de su jefe Ian Martin, está desarrollándose el traslado a Libia de los bandoleros de «la oposición» siria por parte de las fuerzas especiales. Dado que eso se ha hecho público [7], Ian Martin ha tratado de presentar los hechos como si no se tratara de combatientes sino de «refugiados» que huyen del régimen sanguinario de Bachar al-Assad. Cualquiera que sepa algo de geografía sabe que para «huir» de Siria hacia Libia hay que atravesar Jordania o Israel y, después, el territorio de Egipto. ¿Tanta distancia para ofrecer a estos refugiados el territorio «ideal»? ¡No parecen refugiados sino corredores de maratón! Y de nuevo nos dan una explicación totalmente absurda. Pero a nadie le interesa la autenticidad de tales explicaciones. Hace tiempo que las reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU se han convertido en modelos de cinismo y de hipocresía, como un escenario que sirve para llevar la mentira al mundo entero y cuyo objetivo no es otro que lograr que la opinión pública respalde los más arteros y monstruosos crímenes.

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Después de la caída del Estado libio, los mercenarios «musulmentirosos» de Al-Qaeda fueron enviados a Siria para tratar de reeditar la misma estrategia contra el gobierno de Damasco. Ante el recrudecimiento de la resistencia que enfrenta el régimen impuesto por David Cameron, Nicolas Sarkozy y Bernard-Henri Levy no ha quedado más remedio que sacarlos de Siria para enviarlos urgentemente de regreso a Libia. Quien garantiza este flujo permanente de combatientes es precisamente la Misión de la ONU que dirige Ian Martin, presentándolo como «ayuda a los refugiados».

El 9 de marzo, durante la reunión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, se presentó oficialmente una investigación de la Comisión Internacional sobre las Violaciones de los Derechos Humanos en Libia. Su presidente, Philippe Kirsch (ex presidente de la Corte Penal Internacional) anunció que en Libia se han cometido tanto crímenes de lesa humanidad como crímenes de guerra. Agregó que se hace necesaria la realización de investigaciones complementarias sobre la acción de la OTAN en Libia y sobre las circunstancias de la muerte de Muammar el-Kadhafi y de su hijo Mutassim.

El representante de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU subrayó la «falta de equilibrio» del informe de la comisión internacional. Se trata, claro está, de un enfoque diplomático. Las acciones militares de la OTAN contra Libia dieron margen a numerosos crímenes, lo cual constituye un hecho ampliamente documentado y de dominio público.

Podemos recordar, por ejemplo, los bombardeos de Zlitan, perpetrados el 9 de abril de 2011, que provocaron la muerte de más de 80 personas entre las que se hallaban 30 niños. También podemos citar los bombardeos contra el centro de televisión de Trípoli, en junio de 2011. Es extraño que el informe de la Comisión no mencione esos hechos, ni muchos otros (de gran envergadura), en los que numerosos pobladores resultaron muertos bajo las bombas de la OTAN.

Aunque el informe contiene un capítulo especial titulado «Muerte de Muammar el-Kadhafi y de su hijo Mutassim», las conclusiones de los juristas son extrañas. La Comisión afirma que, a pesar de sus reiterados pedidos, nunca recibió ningún informe de autopsia y sólo se le entregaron fotos del cuerpo que no permiten determinar las causas de la muerte. La Comisión concluye, dado lo anterior, que «es imposible calificar la muerte de Kadhafi de crimen de guerra» [8]. Los miembros de la Comisión –que se compone de conocidos juristas– adoptan así el papel de novatos de la jurisprudencia que nunca han visto imágenes filmadas de [la muerte de] Kadhafi ni pruebas de su asesinato. El hecho que Kadhafi fue asesinado cuando ya se había convertido en prisionero no parece tener la menor relevancia jurídica para estos experimentados juristas.

El estudio en marzo de la situación en Libia por parte del Consejo de Seguridad de la ONU así como los resultados de la Comisión Investigadora demuestran que se sigue convirtiendo Libia en una «zona oscura» de la política mundial, en algo que se sitúa entre la situación de Irak y la de Somalia, donde las armas pasan de mano en mano sin el menor control, donde se puede explotar impunemente los recursos petroleros del país y organizar campos de entrenamiento para los combatientes de las nuevas revoluciones. Hay algo, sin embargo, que no debemos olvidar. Mientras las fuerzas de oposición de la Yamahiria Libia se mantengan en pie, ese plan corre el riesgo de fracasar.

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Julia.
Fuente: Strategic Culture Foundation (Rusia).

[1] «Rapport du Secrétaire général sur la Mission d’appui des Nations Unies en Libye (MANUL)» (informe del Secretario General sobre la misión de apoyo de Naciones Unidas en Libia),// UN doc: S/2012/129, 1º de marzo de 2012.

[2] «Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre la misión de apoyo en Libia, (MANUL)», párrafo 9-12.

[3] «Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre la misión de apoyo en Libia, (MANUL)», párrafo 24.

[4] Informe de I. Martin ante la sesión 6728 del Consejo de Seguridad de la ONU, 29 de febrero de 2012// Documento ONU S/PV.6728, p.3

[5] Informe del señor Shalkam, representante de Libia, ante el Consejo de Seguridad de la ONU en el marco de la sesión 6728 del Consejo de Seguridad de la ONU, 29 de febrero de 2012, //UN Document: S/PV.6728, p.9-10.

[6] Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU N 2040 (2012), 12 de marzo de 012, párrafo 9.

[7] Por ejemplo, el señor Vitaly I. Churkin, representante permanente de Rusia ante la ONU, declaró en la reunión del Consejo de Seguridad del 7 de marzo de 2012: «Hemos hablado sobre la proliferación incontrolada de armas libias en la región. Sin embargo, no sólo las armas están pasando a través de las fronteras. Informes indican que existe en Libia un centro de entrenamiento especial que cuenta con el apoyo de las autoridades para los llamados revolucionarios en Siria. Estos últimos son enviados a Siria para atacar al gobierno legítimo. Esto es completamente inaceptable y carece de toda legitimidad». (UN Document S/PV.6731, p. 8.)

[8] Informe de la Comisión Investigadora Internacional en Libia, // UN Doc.: A/HRC/19/68. Párrafo 33-34.


Fuente : «Libia, los bandidos-revolucionarios y la ONU», por Alexander Mezyaev, Red Voltaire , 20 de abril de 2012, www.voltairenet.org/a173806

<span lang='en'>Alexander Mezyaev</span>

Head of Chair of the International Law, Governance Academy (Kazan, Tatarstan, Russia)

Artículo bajo licencia Creative Commons

La Red Voltaire autoriza la reproducción de sus artículos a condición de que se cite la fuente y de que no sean modificados ni utilizados con fines comerciales (licencia CC BY-NC-ND).

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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 17:44
Los eruditos siguen promoviendo malas ideas en una mala economía
Paul Krugman*
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Una de las cosas notables de la actual crisis económica es la forma en que tanta gente ha respondido a los acontecimientos adoptando doctrinas que aumentarán nuestros problemas.

Los infortunios de España e Irlanda demuestran que un presupuesto equilibrado y poca deuda no ofrecen protección alguna contra las crisis en los buenos tiempos, así que los líderes europeos hacen que las reglas fiscales más estrictas sean parte central de su agenda.

El caso más amplio de la crisis del euro demuestra la desventaja de los tipos de cambios fijos y de la política monetaria rígida, así que la derecha duplica la apuesta en el estándar de oro. La quiebra financiera demuestra la necesidad de una regulación bancaria eficaz; la derecha exige aún menos intervención gubernamental.

Y ahora, luego de leer el reciente artículo de opinión de Luigi Zingales para Bloomberg, veo algo nuevo: justo cuando la experiencia está demostrando que la estabilidad de precios no basta, que los bancos centrales realmente necesitan metas más amplias, hay una ofensiva para declarar que la Reserva Federal sólo debería encargarse de la estabilidad de los precios.

“Al contrario del Banco Central Europea, que sólo está a cargo de la estabilidad de precios, la Fed tiene dos metas principales legisladas: promover el pleno empleo y promover la estabilidad de precios.

Esto da a la Fed demasiada flexibilidad, forzándolo a sustituir al gobierno en el diseño de la política económica, escribió Zingales, profesor de finanzas y actividad empresarial en la Universidad de Chicago, en un artículo publicado el 5 de abril.

¿Por qué este momento es precisamente el incorrecto para tal ofensiva? Porque la evidencia está ahí: la rigidez nominal descendente es una realidad.

Escribí al respecto recientemente, señalando un nuevo estudio de la Fed de San Francisco. El documento, intitulado Why Has Wage Growth Stayed Strong? (Por qué el crecimiento salarial se mantiene fuerte) (disponible en frbsf.org), muestra un gran grupo con cambios salariales precisamente nulos. Y también muestra un drástico aumento en el tamaño de esa grupo.

Y sabemos lo que implican esas observaciones. Hace mucho, George Akerlof, William Dickens y George Perry señalaron en un estudio realizado para el Instituto Brookings que si los salarios nominales son rígidos a la baja, hay un intercambio real, incluso a largo plazo, entre inflación y desempleo; una inflación baja pero positiva es consistente con una economía persistentemente deprimida.

No obstante, un banco central que solo tenga un mandato muy probablemente señalaría la estabilidad de los precios y declararía que su trabajo está cumplido.

Súmele la probabilidad de que necesitamos cierta inflación –y más de 2 por ciento– para evitar las persistentes trampas de liquidez, y podrá ver que la existencia de un solo mandato bien podría tener efectos desastrosos.

La verdad es que el mandato dual de la Fed es una gracia salvadora para nuestra situación actual y sería más que una gracia salvadora si la Fed se tomara en serio el lado del empleo de ese mandato.

Zingales (y otros que hacen propuestas similares) predican precisamente la idea incorrecta para la economía que tenemos.-

 

*Premio Nobel de Economía 2008

© 2012 The New York Times

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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 15:19
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22 avril 2012 7 22 /04 /avril /2012 14:54
Bajo la Lupa

Argentina: ¿Malvinas jurídicas, “corralito 2” y guerra del gas?

Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Muestras de apoyo a la mandataria argentina en calles de Buenos Aires, el martes pasado
Foto Xinhua
  
Antecedentes: desde hace casi cinco años adelanté la expulsión de Argentina de Repsol, una de las peores empresas privadas del mundo, en similitud a su destitución en EU (¡supersic!), Argelia, Bolivia, Venezuela, etcétera: La retirada de Repsol de América Latina (AL) parece haber iniciado (Bajo la Lupa, 26/12/07). Once días antes de la renacionalización comenté: España, en defensa de Repsol, está dispuesta a entablar un juicio en contra del gobierno argentino en las cortes internacionales, algo así como unas Malvinas jurídicas. ¿Y quién defiende a los argentinos? (Bajo La Lupa, 4/4/12).
 

Hechos: Repsol y el gobierno español de Mariano Rajoy se encuentran a la caza de Argentina como si fuera elefante, en similitud al barbárico aniquilamiento de paquidermos africanos por su anacrónico rey.

John Gapper, de The Financial Times (19/4/12), desestima las fanfarronadas de Antonio Brufau, director de Repsol, y de Calderón: Argentina sabe que tales desplantes probablemente son falsos (sic), ya que la probabilidad de que sea castigada son mínimas. Gapper vaticinó erróneamente que “ninguna (¡supersic!) petrolera occidental importante (sic) aportará capital y tecnología para desarrollar el pletórico descubrimiento de gas bituminoso (shale gas) en Vaca Muerta”: la tercera reserva más grande del mundo detrás de las de China y EU.

¿Detrás de la renacionalización se encuentra la guerra del gas (Forbes, 17/4/12), por la captura de los riquísimos yacimientos de Vaca Muerta?

La reacción de Estados Unidos (EU) ha sido discreta en comparación a las jeremiadas de Calderón, quien parecía grotescamente el dueño victimizado de Repsol.

La diatriba de The Economist (20/4/12) expone la vulnerabilidad geofinanciera y el peligro de fuga de capitales de Argentina. Las opciones de la Unión Europea (UE) son limitadas (The Financial Times, 19/4/12).

A España se le pasa por alto que se encuentra al borde del precipicio financiero. Con o sin la renacionalización de YPF, los capitales españoles en AL han emprendido la nada graciosa fuga para rellenar los agujeros negros de su atribulada banca y su desfalleciente economía.

También España soslaya que los BRICS pueden acudir al rescate de Argentina, muy vulnerable en geofinanzas, cuando hasta ahora la empresa china Sinopec y la brasileña Petrobras están interesadas en llenar el lugar vacante de Repsol en YPF.

No hay que menospreciar el poder de represalias de Argentina, que puede renacionalizar bancos, telecomunicaciones y otras firmas energéticas españolas.

De las exportaciones de Argentina (50.7 por ciento en productos agrícolas) 21.2 por ciento está destinado a Brasil, 16.4 a la UE-27, 8.5 a China, 6.6 a Chile y 5.4 a EU. La salida de la UE-27 puede ser compensada por los BRICS (y en un descuido hasta por Irán y los países árabes, debido a sus necesidades agrícolas apremiantes).

De las importaciones de Argentina (84.3 por ciento manufactura) 31.3 por ciento proviene de Brasil, 17.3 de la UE-27, 13.5 de China, 10.8 de EU, y 32 de México (¡supersic!). Aquí la UE-27 se flagelaría y México saldría dañado, lo cual beneficiaría a Brasil y a China.

No cundirá la iranización de Argentina ni un “segundo corralito” (cuyas consecuencias del primero perduran 11 años después) ni una segunda Guerra de las Malvinas en nombre de Repsol y de España.

No existe mucha solidaridad con Repsol y España cuando las tres principales petroleras de EU –Chevron, ExxonMobil y ConocoPhilips– es probable que sustituyan a Repsol, al unísono de Petrobras (Bloomberg, 20/4/12).

Tampoco del lado europeo existe mucha cohesión cuando la francesa Total y las inglesas Andes Energía y President Petroleum “anunciaron incrementar sus inversiones (Tiempo, 19/4/12). Dudo que las depredadoras Schlumberger y Halliburton se salgan de Argentina.

Aun quien solamente le faltó privatizar el aire de Argentina, el hoy senador Carlos Menem, vilipendiado entreguista de YPF, aplaudió su renacionalización 20 años después: Estamos en otra época totalmente distinta. Los tiempos cambian. Cambió el escenario. ¡Tesis de Bajo la Lupa!

Esto no es un capricho, sino una tendencia estructural en el globo. No es lo mismo xeno-privatizar en el paroxismo de la globalización financierista del caduco orden unipolar que restatizar durante la decadencia del G-7 y del inicio del nuevo orden multipolar.

¿No estará España involuntariamente abriendo a sus aliadas petroleras anglosajonas y a los BRICS las puertas de par en par de Argentina, tercera economía de AL, superpotencia agrícola y miembro del G-20?

 

Conclusión: la bondad y/o malignidad, según el caso, entre la xeno-privatización (extranjera) y la estatización de los hidrocarburos es un falso debate vulgarmente maniqueo y lineal. La privatización nacional puede ser exitosa en EU y Gran Bretaña –medible en superlativos ingresos y en control geopolítico global– donde existe una circularidad histórica entre lo público y lo privado: consustancial a la cultura de los fundadores cuáqueros y del calvinismo individualista de EU que exige una responsabilidad social empresarial con una exagerada aversión al socialismo (equiparable a un exorcismo).

AL exhibe una cultura católico/guadalupana, donde la xeno-privatización (y/o nacional y/o mixta con prestanombres triangulados), equiparada a la etapa de saqueo colonial, no goza de resultados plausibles ni de buena fama y cuyos excesos depredadores suelen ser atemperados por la regulación estatal que evocan el bien común y la solidaridad. En forma anómala, Pemex, en apariencia una empresa paraestatal (hoy socia esquizofrénica de Repsol), desde hace mucho se encuentra bajo el control geopolítico/geofinanciero ajeno.

 

En síntesis: en los países anglosajones lo privado y lo público van de la mano, sin soslayar el control geopolítico de los hidrocarburos, mientras que en AL existe una fractura histórica entre lo privado y lo público cuando las xeno-privatizaciones la han privado de su control geopolítico. De allí que la implementación de la xeno-privatización (maquillada de nacional o mixta; menos cuando se carece de una banca nacional) en AL no signifique lo mismo que en los países anglosajones, quienes fomentan el modelo neoliberal más acorde a sus beneficios geopolíticos: lo contrario de AL donde el neoliberalismo le controla geopolítica y geofinancieramente de facto. Lo trascendente radica en el control geopolítico de los hidrocarburos, más allá de su xeno-privatización y su estatización. El gravísimo error de Argentina no fue la privatización per se (aberrantemente autoflagelante y catastrófica), sino su falta de control geopolítico y su desacoplamiento tanto con sus necesidades energéticas domésticas (que le obligaron absurdamente a convertirse de exportador a importador, pese a sus pletóricas reservas) como con su planeación estratégica, cuando Repsol operó durante 20 años en forma centrífuga a los intereses nacionales de Argentina que se volvieron contrarios a los de España. De igual manera, la restatización de YPF no resolverá nada si no concreta el control geopolítico de sus hidrocarburos acoplado a una planeación estratégica para el bien común. That is the name of game.

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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense