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24 octobre 2012 3 24 /10 /octobre /2012 16:51

“Crisis monetaria, crisis de acumulación”: Joaquín Arriola

24/10/2012

Darle la vuelta a la situación, nos dice Arriola, es una decisión política internacional que sin embargo no se puede tomar sin afectar al problema de fondo, esto es, la ausencia de un sistema monetario internacional y el modelo de consumo a crédito ilimitado diseñado por las autoridades de Estados Unidos.

 

Breve excurso histórico

El crédito es el aceite en el motor de la economía capitalista. Todo el proceso de producción se hace a crédito: los bancos o los inversores financieros conceden crédito a las empresas para adquirir los bienes de capital necesarios para la producción; los trabajadores le conceden crédito al empresario, que no les paga sino al final de periodo laboral, normalmente un mes. Esos mismos trabajadores adquieren a crédito los bienes de consumo de larga duración, e incluso los productos más básicos. Los procesos de centralización del capital, genéticamente inscritos en la acumulación capitalista, también se financian a crédito.

A medida que aumenta la complejidad del proceso productivo, las innovaciones financieras se convierten por tanto en una necesidad para realizar operaciones de crédito que cada vez requieren un volumen unitario más grande, acorde con la dimensión de los procesos (de producción, de centralización) a financiar. De esta forma, las sociedades por acciones, las tarjetas de crédito o el sistema de préstamos interbancarios han surgido como innovaciones estratégicas dirigidas a facilitar la expansión de la economía de crédito.

 

 Finanzas privadas, dinero público

Pero a medida que crece la demanda de crédito, y las operaciones individuales reclaman volúmenes enormes de recursos financieros, el capital precisa más garantías y seguridades frente al riesgo asociado a toda transacción que se inicia hoy y se liquida en un futuro siempre incierto.

Hasta la década de los setenta del siglo XX, esa garantía venía inscrita en el vehículo utilizado para realizar las operaciones financieras, el dinero estatal. El billete de banco es un instrumento de crédito, emitido por el estado contra sus reservas de mercancías (normalmente de oro) y utilizado universalmente en lugar de esas reservas en las transacciones mercantiles (no olvidemos que toda transacción mercantil es en último término una operación de truque de valores de cambio). Al estar el dinero utilizado en las operaciones de crédito respaldado por el estado, incorpora una garantía última de protección frente al posible impago de deudas por parte de los agentes particulares, capitalistas o asalariados, sobre los cuales recae el poder del estado que obligará a liquidar la deuda, en dinero estatal o en bienes de valor de cambio equivalente al valor representado en el dinero debido.

Pero en el espacio internacional, donde por definición no existe moneda ni autoridad estatal, el aumento del volumen de transacciones requirió establecer un sistema de garantías en los pagos, y para ello se tuvo que socializar el sistema internacional de pagos vigente en el último tercio del siglo XIX, basado en los bancos comerciales de Londres y en la emisión de papel comercial en libras esterlinas respaldadas por el oro del Banco de Inglaterra. Este sistema de crédito comercial privado internacional (el banco de Inglaterra era una institución privada hasta la década de los cuarenta del siglo XX), fue sustituido por un sistema de bancos centrales estatales, que se volvió operativo con el sistema monetario internacional instaurado después de la segunda guerra mundial.

Recordemos que esa transformación en el espacio económico internacional requirió dos guerras mundiales y una gran depresión para llevarse a término. El sistema postbélico, denominado de Bretton Woods –nombre del lugar de New Hampshire donde se llevaron a cabo las reuniones para fijar el nuevo orden monetario internacional– funcionaba más o menos como un sistema monetario nacional, esto es, mediante la emisión de dinero (divisas) respaldadas por las reservas (en divisas-oro o en oro) de los bancos centrales.

El problema es que desde la segunda mitad de los años sesenta la divisa clave de ese sistema, el dólar, comenzó circular en el espacio internacional en un volumen muy superior a las reservas que lo respaldaban. Y esto ocurría porque los agentes del país emisor del dólar (sus capitalistas, trabajadores y gobierno) estaban consumiendo, en proporciones variables y en conjunto, muchas más mercancías de las que lanzaban al mercado internacional.

Normalmente una situación particular de déficit comercial prolongado se resuelve obligando al país a realizar un ajuste, esto es, a reducir su nivel de consumo a crédito respecto al resto del mundo. Pero en el caso de la potencia militar y política más importante del mundo no se resolvió de esa forma, sino mediante un procedimiento ingenioso de desmontaje en dos fases del sistema monetario internacional (con la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro en 1971 y la eliminación de la obligación de garantizar la estabilidad del valor del dinero de crédito estatal en 1976) y mediante la privatización del sistema financiero. A partir de los años ochenta, el neoliberalismo en auge promovió la desregulación de las transacciones financieras internacionales, asignando a los bancos comerciales y ya no a los bancos centrales la fijación del precio del dinero estatal en el tiempo (las tasas de interés) y en el espacio internacional (el tipo de cambio).-

 

Crisis monetaria, crisis de acumulación

El Viejo Topo/ 87

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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense