Overblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog
18 mai 2012 5 18 /05 /mai /2012 19:07
Las intifadas árabes y la contrarrevolución

Santiago Alba Rico

Martes 15 de mayo de 2012, por Revista Pueblos

Hacer un balance de las convulsiones que vienen sacudiendo el mundo árabe desde hace más de un año obliga a moverse al mismo tiempo en dos niveles paralelos cuya convergencia puntual no debe inducirnos a simplificaciones ideológicas. Por un lado, tenemos a unas poblaciones humilladas durante décadas -política, social y económicamente- que han escogido el peor momento para reclamar democracia. ¿Por qué es el peor momento? Porque la democracia, que ha sido siempre el privilegio económico de los centros capitalistas, está retrocediendo a toda velocidad en las metrópolis occidentales que la predicaban y la impedían fuera de Europa. La guerra que llaman crisis está desmantelando en Occidente la combinación de Estado de Bienestar y de Estado de Derecho, disolviendo su matrimonio “natural” con el capitalismo y reconstruyendo muy deprisa las condiciones que hace 80 años llevaron al fascismo y a la guerra mundial. En este sentido, la ingenua reclamación de libertad de los árabes, espontánea, arrolladora, desconcertantemente subversiva, sólo puede ser canalizada por las fuerzas ya organizadas de la región, y en particular las islamistas, que carecen de un programa económico alternativo y que, para aplicar el ajeno, tendrán que poner en cuestión los propios principios de las revoluciones que las han llevado al poder. En Túnez, por ejemplo, donde todos los problemas sociales permanecen inalterados o agravados, han bastado cuatro meses para desacreditar a un gobierno que, frente a las protestas, vuelve a recurrir, como la dictadura, a la represión policial. Podemos decir que el Estado español, cuesta abajo, y Túnez, cuesta arriba, uno bajando y otro subiendo, convergen hoy en el máximo de democracia formal compatible con el capitalismo global en recomposición destructiva.


Pero es que los pueblos árabes han elegido además la peor región del planeta, y no sólo el peor momento, para reclamar democracia. Dos factores atenazan el mundo árabe desde el final de la segunda guerra mundial, convirtiéndolo en una bomba de relojería muy difícil de desactivar. El primero es el pacto del Quincey, firmado entre Abdel Aziz Ibn Saud y Franklin D. Roosevelt en 1945, en virtud del cual Arabia Saudí entregaba la hegemonía energética mundial a los EEUU a cambio de poder difundir libremente, gracias a los ingresos del petróleo, la más reaccionaria, fanática y puritana versión del islam: el wahabismo. El segundo factor tiene que ver con la recolonización de la zona en el mismo momento en que todo el resto del mundo se encaminaba hacia su descolonización formal: Israel, en efecto, se convierte en 1948 en el “ariete occidental” -habría dicho Herzl- para penetrar y neutralizar “las amenazas de Asia”. Son estos intereses vitales para las potencias occidentales (el petróleo e Israel) y la respuesta panarabista o panislamista del último medio siglo los que han encerrado en un cepo a pueblos y riquezas durante décadas, convirtiendo a unos y a otras en rehenes de disputas geoestratégicas cuyas víctimas nadie tomaba en consideración. Cuando estalla en diciembre de 2010 la revolución tunecina y se extiende enseguida a todo el mundo árabe, son los jóvenes que reclaman dignidad, exponiendo su vida, los que se sacuden el fatalismo que se había apoderado de todas las fuerzas políticas que, sobre el terreno, negociaban con o se resignaban a las dictaduras que aseguraban el estatus quo en la región.

En un contexto como éste, donde se concentra el mayor número de intereses geoestratégicos del mundo y donde, por tanto, todas las potencias intervenían ya de distinta forma, las intifadas populares, al amenazar el orden regional, han obligado a un esfuerzo contrarrevolucionario cuyos efectos podemos empezar a medir. Dos son especialmente preocupantes. Uno tiene que ver con el interimperialismo regional que enfrenta a Arabia Saudí e Irán y que, tanto en el olvidado Bahrein como en la Siria metonímica, donde se cruzan todas las ambiciones de la zona, está pervirtiendo el democrático impulso original, ciudadano y pan-nacional, para convertirlo en un conflicto sectario sunní/chií. El otro efecto colateral desgraciado es el distanciamiento de un sector de la izquierda mundial, pero ahora también árabe, que, frente a la agresión imperialista, se contrae en la defensa geoestratégica del estatus quo, abandonando las potencialidades revolucionarias de las intifadas, especialmente en Siria. La víctima de esta creciente hegemonía de la geopolítica es sin duda el movimiento popular, marginado por las elecciones (Túnez o Egipto), acallado por la intervención extranjera (Libia o Bahrein), sacrificado por el equilibrio interimperialista (Siria) o sofocado por una combinación de represión y reformas (Marruecos, Jordania, Arabia Saudí, Yemen). Si hay algo realmente subversivo en el mundo árabe es la democracia; y si en algo están de acuerdo todas las fuerzas que se disputan el territorio, con Israel a la cabeza, es en impedirla por todos los medios.

Queda en pie esta doble revolución -contra la dictadura de los tiranos y la dictadura de la geopolítica- por parte de pueblos que todos ignoraban interesadamente y que han alzado la voz tras décadas -siglos- de silencio, reclamando su derecho a regresar a “la corriente central” de la historia para decidir su propio destino. El proceso acaba de empezar y será largo; y el camino estará plagado de obstáculos y de cadáveres. Pero la memoria del año ya transcurrido, y de la dignidad conquistada, garantiza que la lucha, victoriosa o no, es la única alternativa para los condenados de la tierra. “Trabajo, libertad, dignidad nacional”, la triple reivindicación de las revoluciones árabes sigue más viva que nunca.-

 

Fuente original: http://www.setmanaridirecta.info/

arabe-primavera1.jpg

Partager cet article
Repost0

commentaires

Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense