Está soñando Zerzan, y sus sueños son aterradores, son pesadillas. Imaginemos un mundo como el de Zerzan, eso ya lo ha hecho la ciencia ficción, la que ve al futuro y la que ve al pasado. El primitivismo como su hermano gemelo el libertarianismo no son expresiones anarquistas ni mucho menos. Al contrario, el sentido de la evolución apunta en otra dirección. Apunta hacia la sociedad comunista, hacia la “toma del montón”, hacia el tiempo libre suplantado por el ocio, hacia la creación que suplanta a un trabajo que sería realizado solamente por máquinas, en suma todas las utopías más o menos coinciden en que usaremos las conquistas del intelecto en beneficio de toda la humanidad. Pero lo de Zerzan es otra cosa. Muy distinta. Zerzan tiene como modelo una sociedad de ombligos que no cesan de mirarse a sí mismos, como Narcisos anarcoliberales. Y, la vía de la subjetividad hoy sólo es posible obtenerla en la masa y no fuera de ella. Es con la gente, y cada día hay más gente, entonces los problemas humanos que son todos ellos problemas sociales sólo pueden solucionarse con la ayuda de los colectivos… Colectivizaciones, comunismo libertario, es el viejo ideal de los anarquistas. Y, en el mundo de hoy mismo, hay cosas que se parecen a ese viejo ideal pero que no son iguales, por ejemplo, la nueva ley del consejo federal que introduce orientaciones interesantes sobre la instauración del poder popular aunque la burocracia –como protoclase dominante- metió una trampa dejando, provisionalmente, al ministerio del ramo la designación de los voceros de las comunas: yo me pago y me doy el vuelto. Bueno, en la próxima reforma la intentaremos de nuevo. Agarrando aunque sea fallo…