OPINIÓN
SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
MAGÍSTER EN RELACIONES INTERNACIONALES
Los gobernantes de la España reciente han querido construir la idea de que son un Estado del “primer mundo”, y que han tenido y tienen todas las condiciones para serlo.
Mienten impúdicamente. España siempre, desde tiempos inmemoriales, ha sido un país parásito. Su economía –por siglos– se ha basado en la expoliación y la dependencia de otros y en la limosna que han podido recoger.
En 1492, el mismo año que Colón llegó a nuestro continente, los reyes –en nombre de la misma lucha civilizatoria y religiosa que esgrimieron Aznar y Bush– expulsaron a los árabes y judíos de su territorio. La gracia le costó casi cinco siglos de atraso, porque a cambio de su consagración como “Reyes Católicos”, detuvieron el desarrollo capitalista en su país, el que sí se produjo en el norte de Europa. La culpa la pagaron nuestros pueblos originarios que fueron sometidos al peor genocidio del que se tenga conocimiento en la historia al implantar en nuestras tierras el atrasado régimen feudal español.
Cuando 130 años después los europeos llegaron al norte del continente, el capitalismo se había desarrollado en Inglaterra y Holanda y –aunque reprodujeron el mismo genocidio– las instituciones creadas apuntaban a un sistema superior de gobierno. En parte, esto explica las diferencias de desarrollo entre el norte y el sur de nuestro continente.
Los reyes españoles durante tres siglos financiaron sus lujos y extravagancias y se dedicaron a pagar las deudas contraídas para financiar su genocidio mientras los pueblos de España eran sometidos a la exclusión y la pobreza.
España renació apenas a finales del siglo XX, y nuevamente gracias a un factor externo, esta vez de la mano de Alemania.Hoy, nuevamente este país y Francia tienen que acudir a salvar a España de la incapacidad de sus gobernantes, y de su monarquía parásita.
Mientras su pueblo protesta en las calles, los reyes toman vacaciones en su palacio de las Baleares, y se gastan decenas de millones de euros en la visita del Papa.
Cobran su compromiso con el Vaticano, suponiendo que la visita del Papa va a hacer olvidar su situación económica y nuevamente apelarán a Francia y Alemania para que se sacrifiquen por ellos y paguen su falsa condición primermundista.
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La izquierda en desacuerdo
La última decisión del gobierno ha sido reformar la constitución y fue anunciada el lunes de esta semana. Esto provocó el rechazo de varios sectores resaltando la coalición española Izquierda Unida, que llamó ayer a los españoles a movilizarse contra la pretensión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de introducir en la Constitución un techo al gasto público.
El coordinador federal de IU, Cayo Lara, reveló que ya se pusieron en contacto con diversas organizaciones políticas, sociales y sindicales para tomar las calles en rechazo a esa iniciativa y exigir que se someta a un referendo. En sintonía con Lara, el vocero de la coalición de izquierda en el Congreso consideró que Zapatero se convirtió en el alumno más aventajado de las políticas neoliberales en Europa.-
PL
FOTO AFP
26/08/11.-