Dentro de varios días no quedará nada del capital natural del que disponemos. Los seres humanos hemos acabado con el agua de los depósitos naturales, la hierba de los pastos, los peces de los mares y ríos, las cosechas de las tierras fecundas, todo. Al mismo tiempo se ha agotado el espacio para almacenar los desechos, incluidos los gases invernadero que causan el caos climático.
Esta estadística terrible la presenta la organización internacional Global Footprint Network, que durante muchos años ha calculado el impacto de los diferentes estilos de vida en el medioambiente. La organización confrontó los gastos realizados por la humanidad durante un año con la capacidad de recuperar los recursos. Este impacto es equivalente a la “huella” que los seres humanos dejan en la frágil ecología de nuestro planeta.
Según Global Footprint Network, después del 21 de agosto de este año los hombres estarán en la "bancarrota ecológica". La organización lo llama El Día Mundial del Sobregiro, pues a partir de esta fecha la humanidad comienza a vivir más allá de sus medios ecológicos. Después de ese día, entraremos al equivalente del gasto deficitario, utilizando recursos a un ritmo más rápido de lo que el planeta puede regenerarlos en un año calendario. En 2010 este fatídico día llegó un mes antes de la fecha que se había marcado el año pasado (el 25 de septiembre de 2009).
Como vemos, cada año despilfarramos las riquezas naturales más rápido. Pero, como no se puede parar el gasto (y las alternativas no se implementan), nosotros vamos a resolver este problema simplemente retrasándolo, dejándolo a nuestros nietos, aseguran los ecólogos que fueron citados por el diario italiano La Repubblica.
Nosotros procederemos a utilizar el agua de las capas subteráneas; aumentaremos la ganadería de pastos sacrificando prados y creando desiertos; devastaremos mares y ríos pescando más de lo que las especies se pueden reproducir naturalmente; y seguiremos perdiendo cada minuto bosques del tamaño de 65 campos futboleros. Encima dejaremos que los gases invernadero arrojen calor sobre nuestras cabezas, provocando más inundaciones e incendios.
Según comentó el científico italiano Roberto Brambilla, para bajar nuestro impacto sobre el medioambiente no se necesita demasiado esfuerzo: hay que consumir menos carne; en vez de utilizar el automóvil, preferir el metro o montar en bicicleta; utilizar las fuentes de energía renovables; así como seguir el ejemplo de los indios y chinos, quienes según la opinión del experto, usan sólo lo necesario y dejan más de la mitad de los recursos para otras especies de seres vivos.
De lo contrario, para satisfacer nuestras demandas al nivel actual necesitaríamos un planeta 1.5 veces mayor que la Tierra, afirma la organización. Anteriormente Global Footprint Network calculó que si todos los seres humanos vivieran como los estadounidenses, la humanidad necesitaría cuatro planetas como el nuestro. Al estudiar la situación en 100 estados, los ecólogos revelaron que el 80 por ciento de los países consumían más de lo que su territorio les podía suministrar, agotando sus propios recursos, importándolos de otros países y contaminando el océano y la atmósfera.
Un europeo promedio consume y deshecha dos veces menos, pero en la perspectiva a largo plazo eso tampoco es una carga justa para la Tierra. En cuanto a Rusia, los habitantes de este país necesitan cerca de 4.5 hectáreas para vivir, afirman los ecólogos. Los que menos consumen y contaminan la atmósfera son los habitantes de países pobres como Malavi, Haití o Bangladesh, que necesitan sólo media hectárea para mantenerse.
