Donde más se desarrolló el anarquismo fue en España, hasta 1939. Al examinar esa experiencia se extraen diversas lecciones. Toneladas de literatura se han producido sobre el particular pero, en el fondo, el fascismo nacionalcatólico derrotó a la izquierda republicana democrática de la cual formaba parte el movimiento anarquista tras una guerra de tres años que, en cierta forma, fue preámbulo de la Segunda Guerra Mundial. Esto es lo primero que debemos retener.
El anarquismo español era básicamente anarcosindicalista, es decir, actuaba en las asociaciones proletarias al lado de otras corrientes ideológicas, y conservaba la hegemonía porque sus mensajes eran más adecuados al desarrollo español del momento. La CNT, donde el control anarquista era hegemónico, nunca fue una organización anarquista sino una organización sindical, hasta el punto de que los anarquistas tenían sus propias organizaciones, entre ellas la Federación Anarquista (FAI) y participaban activamente en los “cuadros de defensa confederales” –era una época en la cual la existencia misma de las organizaciones sindicales estaba siempre sometida a la represión gubernamental y/o patronal a través de mercenarios.
Según Santillán, al estallar la guerra civil española, en 1936, la FAI no contaba con más de 30.000 afiliados en todo el país. La CNT funcionaba como “la cantera” de la cual los grupos anarquistas reclutaban sus cuadros.
Tras la sublevación fascista los cuadros revolucionarios plantaron lucha de guerrilla urbana en muchos sitios de la España republicana y la mayor parte de los trabajadores sindicalizados generaron nuevas formas de organización, las colectivizaciones, mediante las cuales atendieron al frente y a la retaguardia.
Han transcurrido 70 años. Hoy, el anarquismo español es bastante minoritario, no influye en la sociedad española y la CNT actual es una estructura que más que anarcosindicalista es “anarquista obrera”. La CGT, una escisión de la CNT de hace 30 años, tiene más volumen y mayor periferia, y todavía se reclama anarcosindicalista.
Evidentemente, se trata de otros tiempos.
La actuación de la CNT durante la guerra civil española tiene dos formas de verse, la historiográfica partidaria y la pragmática. La primera, encandila; la segunda, reclama enseñanzas.
En primer lugar, la CNT entra a formar parte del Gobierno de la República y del catalán. Los ministros de la CNT habían sido anarquistas radicales toda su vida, y lo siguieron siendo. En segundo lugar, los anarquistas fueron perdiendo influencia en las masas trabajadoras a expensas de los stalinistas del PCE, porque toda la ayuda a la España republicana quedó en manos de Moscú y de Stalin. Entre el stalinismo, por un lado, y anarquistas y trotskistas, por el otro, se entabló una “guerra civil” dentro del frente republicano. Triunfante Franco el anarquismo derrotado sale además escindido de la experiencia española.
En los otros países en los cuales el anarquismo tuvo auge de masas, ya se había desinflado para 1939.
Hay que pesarse el pasado sobre la base de los tiempos que nos tocan enfrentar.-