¿Qué impide que las potencias atlantistas más Israel comiencen una guerra contra Irán? No cabe duda que Libia es un centro de entrenamiento para los especialistas de la guerra aérea, gracias a la cual los gadafistas han sido arrinconados. Es poco probable que países periféricos posean el poder de guerra aérea que atesoran los países centrales, para la cual hay toda una industria tecnológica (y científica) en investigación y desarrollo punteros. Pero la respuesta debe residir en el propio programa nuclear iraní: ¿hasta qué punto ha llegado?
Todos los disparates de la OTAN y, en general, del Imperio, tanto en Afganistán como en Irak al parecer no hacen sino reeditarse en Libia. El Imperio es como el caballo de Atila, por donde pasa aplasta cualquier atisbo de civilización. El Imperio intervino en Colombia con el pretexto de la guerra contra las drogas; la guerra prosigue. Intervino en Afganistán, con el pretexto de la guerra contra el terrorismo; le guerra prosigue y el terrorismo industrializado también. Y, gracias a la una información de inteligencia según la cual Irak estaba fabricando “armas de destrucción masiva”, aplastó a esa nación. Lo mismo hizo el Imperio en el sudeste asiático hará treinta años.
Una guerra contra Irán podría tener consecuencias de otro tipo que se harían sentir desde el peñón de Gibraltar hasta el Pacífico. Aparte de que es muy improbable que Irán pueda ser pacificado de manera como lo ha sido Irak o Afganistán, que realmente no están pacificados.
El dinero no sería un obstáculo para la guerra en Irán, como ha demostrado lo que hicieron con Libia, simplemente congelando los recursos del país en la banca internacional. En cierta forma, quizá Libia deba ser el espejo en el cual se estaría viendo Irán, aunque se opusiera a Gadafi y a su régimen.
Es harto evidente que la supremacía de la OTAN en la guerra aérea la convierte en el más peligroso atracador del mundo contemporáneo. Un poder que, prescindiendo del nuclear, puede convertir una nación en un remedo de la Edad de Piedra, no es para darle la espalda.
Como dan risa los subjetivistas y demás solipsistas que siguen creyendo que las cosas se dan con sólo pensar en ellas.-