Esto y aquello
Anarquismo y Sionismo
Bakunin era antisemita, a pesar de quienes han querido tapar ese lunar de uno de los fundadores de la doctrina, entre otros, el mismo Max Nettlau. Si bien ese antisemitismo bakuniniano era propio de la nobleza rusa de su época –Bakunin era, en cierta forma, de la nobleza- se exacerbó en el momento de la polémica con Marx en la Primera Internacional. Esto se puede constatar leyendo “Estatismo y anarquía”, quizá el único libro escrito por Bakunin y, curiosamente, en ruso.
Ahora bien, ha existido toda una tradición anarquista en el seno de la comunidad judía, especialmente entre los obreros emigrados a Inglaterra y a los Estados Unidos, desde principios del siglo pasado. Muchos eran de origen ruso o polaco, fenómeno que también se vivió en Buenos Aires. Hay que destacar que no eran religiosos por ser judíos, conservando los principios ateos del anarquismo. Hubo incluso un rabino que aseguró que si el Talmud se lee apropiadamente se apreciará su similitud con el anarquismo.
Un importante anarquista judío de origen ruso pero exiliado en los Estados Unidos devino en mano derecha de Lenin y encargado del acercamiento entre bolcheviques y anarquistas. Se encargó de Emma y Berkman cuando ambos acudieron a Rusia en los primeros meses de la revolución bolchevique.
De los pensadores anarquistas el que más vínculos tuvo con el judaísmo fue Rocker, hasta el punto de que una biografía suya editada tan sólo en inglés –hasta ahora- le da el título de “El Rabino de la Anarquía”.
Pero Rocker cometió desaguisados aún peores. Encabezó durante la década de los cincuentas del siglo pasado el sector reformista del anarquismo, al lado de Rüdiger, Souchy y Santillán, en el marco de la Guerra Fría, por oposición a la Rusia estalinista y cuadrándose del lado de los Estados Unidos. Si bien la entidad anarcosindicalista en la que se apoyaban los rockerianos era la SAC sueca, es importante destacar que la CNT de España en el Exilio, en una serie de congresos de la AIT le llevó la contraria a Rocker con todo y lo “teórico” del anarquismo que fue.
Desde esa óptica los rockerianos cometieron cosas como: apoyar a Israel, basándose en las experiencias de los kibbutz; y, por otro lado, combatir a la Revolución Cubana basándose en la alianza de ésta con los “países socialistas”.
Santillán, rockeriano de pura cepa, por ejemplo, combatió la insurgencia latinoamericana y a los sectores radicales de la CNT española que, en 1966, se opusieron al Cincopuntismo, el cual se convirtió en el trofeo del mismo Santillán, Miró y Peirats. Tras la muerte del Caudillo, Santillán arribó a España dando unas declaraciones en las cuales decía, entre otras cosas, que el anarquismo no era ni de izquierdas ni de derechas, por lo cual fue citado por el comité nacional de la CNT (Gómez Casas) el cual le solicitó que no hablara en nombre de la Organización.
El batiburrillo entre sionismo y anarquismo fue disolviéndose con la desaparición de escena de los interesados. Pero el anarcoliberalismo quedó impregnado de ciertos aromas sionistas cuando siempre se esgrimía el argumento de que el Mufti de Jerusalén había apoyado a Hitler. Lo cual se tomaba, en cierta forma, como que los árabes eran todos nazis, y más los palestinos de los cuales poca cosa se decía en los medios anarquistas oficiales.
Realmente el anarcoliberalismo rockeriano surgió a raíz de la experiencia anarquista en la guerra española, en la Segunda Guerra Mundial y en el marco de la Guerra Fría. Antes de esto, Rocker era un radical vanguardista como pocos. Igualmente sucedió con Santillán y con Souchy. Nettlau murió durante la guerra. Estos voceros del anarquismo apuntaron sus baterías contra Rusia y contra Cuba, fundamentalmente, sin entrar en mayores análisis ni de la guerra española ni de las condiciones imperialistas en la salvación del sistema capitalista. En ese sentido, más que favorecer a los Estados Unidos, favorecían a Inglaterra, lo cual era una ironía, porque gracias a Inglaterra la dictadura del general Franco –el liquidador del movimiento anarquista histórico- se pudo salvar de la crisis de postguerra.
Hoy, que el genocidio de Gaza se desarrolla ante la mirada expectante del mundo entero, los bastiones del anarcosindicalismo realmente existente han echado por la borda aquellas simpatías por los kibbutz que hoy no tienen nada de socialistas, y han apoyado abiertamente a los palestinos y atacado al sionismo. Asimismo algunos núcleos de comunistas libertarios han reivindicado para sí el criterio de que lo que se libra en Palestina es una guerra colonial, lo cual es totalmente correcto.
Sin embargo, algunas reminiscencias anarcoliberales que por ahí andan –por ejemplo, el grupo de Manchester- siguen manejando el criterio antiestatal como rasero para analizar el caso de Gaza, lo cual es un error. El hecho de que Hamás se defienda no significa que se le pueda comparar con la agresión israelí. El hecho de que Hamás sea partidario de un Estado palestino no significa que sea comparable al Estado sionista. Es decir, la ignorancia deliberada sobre la cuestión colonial que es, a la vez, la cuestión nacional, deja a los anarcoliberales al margen de todas las corrientes socialistas, libertarias y comunistas que del mundo son, y, a la vez, los coloca al margen de la historia, como la del imperialismo británico o yanqui en América Latina. Porque los únicos Estados que hay son los Estados imperiales, ya que son los únicos que tienen el derecho a conquista. Y esto ya lo dijo Bakunin: un Estado sólo puede llegar a serlo si es capaz de conquistar a otros.-
Floreal Castilla.-
13 de enero de 2009.-