Caracas, jueves 14 de febrero, 2008 Opinión | ||
Los demócratas están rompiendo moldes y haciendo historia Como perro buldog Huckabee se niega a retirarse de la contienda Republicana a pesar de no tener ninguna opción. Ello obliga a McCain a tener que dedicar tiempo y energía a prevalecer electoralmente sobre aquel en lugar de concentrarse en reorganizar al partido de cara a la contienda frente a los demócratas. Más aún, enfrentarse a Huckabbe implica confrontar a la derecha cristiana y a los sectores más conservadores del partido. Los esfuerzos necesarios para diferenciarse de aquel lo distancian cada vez más de un sector altamente poderosos en recursos económicos, mediáticos y capacidad de movilización electoral. Se trata de un componente del partido que nunca lo ha querido pero sin cuya movilización le será difícil ganar en noviembre próximo. Ello inevitablemente parece conducir a la necesidad de forjar un acuerdo con Huckabbe y con los sectores que lo respaldan, posiblemente ofreciendo a éste la candidatura a la Vicepresidencia. De ello ocurrir, McCain se alienaría a buena parte de los sectores independientes y centristas que lo apoyan, componente central para prevalecer electoralmente sobre los demócratas. McCain se encuentra atrapado entre las exigencias contradictorias de contar con el apoyo de la derecha cristiana y de los sectores centristas. Los demócratas están rompiendo moldes y haciendo historia. De manera inédita una mujer y un negro, representantes de las denominadas minorías de ese país, compiten con opciones por la primera magistratura. Romper la barrera del género sería impactante, pero mucho más lo sería vencer la de la raza. Curiosamente el mayor obstáculo para vencer el tabú de que la Casa Blanca está vedada a razas distintas a la blanca, proviene de los hispanos. Una comunidad como la hispana, a la que siempre se le atribuyó un papel decisivo de apertura de compuertas raciales, se está transformando así en el último dique de contención para la llegada de un negro a la Presidencia. El tradicional antagonismo entre negros e hispanos, quienes compiten por espacios similares en la base de la pirámide social estadounidense, se ha convertido en el mayor obstáculo para Obama y en la principal carta electoral de la muy blanca Hillary. Los demócratas se precian de haber establecido un sistema de elección de candidatos mucho más democrático que el de los republicanos. En efecto, estos últimos recurren al sistema de que el "ganador se lo lleva todo". Es decir, a la vieja modalidad según la cual cualquier precandidato que gane en un estado aunque sea por un voto, se lleva a la totalidad de los delegados asignados a dicho estado. Los demócratas, en cambio, recurren al sistema proporcional para garantizar que cada voto cuente. Junto al método proporcional, los demócratas cuentan con la figura de los "superdelegados", es decir, 800 notables del partido que participan como delegados por el simple hecho de serlo. Todo parece indicar que en una carrera tan competida como la actual, serán estos superdelegados quienes terminen decidiendo entre Clinton y Obama. Un partido que vanagloria su apertura se confirmaría así como quintaesencia de un partido oligárquico. |