¡Qué vuelven los Gachupines!
Parece sacado del Realismo Mágico, pero es cierto. El Presidente mexicano Calderón (Fecal), entronizado mediante un descarado fraude electoral cometido en contra de López Obrador, acaba de designar para el cargo de Secretario de la Gobernación –equivalente del Ministerio del Interior- a un ciudadano gallego.
En efecto, Juan Camilo Mouriño es ciudadano español. No tanto porque no haya nacido en México, sino porque en 1996 ingresa a México usando un pasaporte del reino de España. De padre gallego y madre mexicana –a última hora, se ha sabido que la madre también era gallega, pero nacionalizada mexicana en el momento de tener a su hijo-, Mouriño se acogió a la nacionalidad española y tal decisión le impide legalmente el ejercicio de un ministerio.
Pero Mouriño es la cabeza visible de una operación geopolítica de altos vuelos: nada menos que la entrega de Petróleos Mexicanos (PEMEX) a la multinacional borbónica Repsol. Su trabajo consiste en diseñar la estrategia para quebrar al movimiento sindical petrolero –de raigambre histórica en el sindicalismo azteca-.
Para ello debe arremeter –que es lo primero que ha hecho- contra el Ejército Popular Revolucionario (EPR) que se nutre de militancia sindical. Diezmar a la organización armada; liquidar al indómito sindicalismo petrolero, y entregar al rey de España el monopolio mexicano de petróleo.
Mouriño es un hombre clave. Porque parte de la tecnocracia mexicana prefiere a España que a Estados Unidos, por razones de peso –o de pesos, que viene a ser lo mismo.
Mouriño es una pieza donde juega la Casa Real borbónica, el Opus Dei y los intereses españoles en todos los planos. Ojo: “en todos los planos”. En el plano ideológico, hay muchos “activistas” jugando el juego. “Sigan ustedes pendientes de Chiapas que yo me embolsillo el petróleo”, dicen que dice el que te conté. A decir verdad, jamás los Borbones han renunciado a la “Nueva España”. Quizá Mouriño antes que Fecal sea mejor candidato para Virrey.-