¡Qué los parta un rayo!

¡Ah, palo de agua! Van unos cuantos días lloviendo a cántaros, como se decía antes. Y sólo un gobierno preocupado por la gente puede enfrentar, como viene haciéndolo, las innumerables calamidades que los aguaceros arrastran. El ejército ayuda en Falcón y en otras entidades federales, porque la llovizna no para…

Me cuentan que el “encuentro” convocado por los anarcoliberales para el fin de semana pasado se hizo en el CCCT, en una cafetería que hay por esos lados, y que los delegados eran tan sólo cinco carajitos vestidos de negro con emblemas alusivos al anarquismo postmoderno, como para pasar inadvertidos. Los Testigos de Jehová suelen reunir más gente cualquier domingo, y con su “El Libertario” no han sido capaces de levantar ninguna organización salvo los viajes pagados que levantan los miembros del “equipo editor”, miembros todos de esa misma cofradía que siguen pensando en clave eurocentrista en tierras americanas, viviendo, por tanto, en la luna… Uno les señala la luna y sólo ven el dedo, es que no son sino un puñado de vanidosos, envidiosos y pobres diablos…

Para gente así ni siquiera la presencia militar de los gringos les perturbaría de sus sueños utópicos. No importa el “tipo de Estado” dicen, porque todos son iguales. ¿Iguales todos los Estados? Nazismo y stalinismo no eran idénticos a Chavismo; si no quieren ver la realidad, adiós, qué los parta un rayo…