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EL ECO DE LOS PASOS sostiene el apoyo crítico a la Revolución Venezolana desde el punto de vista del Comunismo Anarquista.- Colaboraciones a: cntfai@cantv.net

28 de Febrero de 2011

La consolidación del Imperio del siglo XXI ha quedado patente con el acuerdo del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la rapidez con la cual tramita el caso libio el Tribunal Penal Internacional de La Haya y con las operaciones preliminares de la US Navy y sus accesorios en el Mar Mediterráneo. Digamos que se ha cumplido la “parte jurídica”, es decir, la soberanía imperial ha sometido a Libia a sus dictámenes y ha dictado sentencia.

Pero queda lo otro, digamos el de las recetas tradicionales, porque Gadafi debe irse, ya que será sometido a los tribunales y tendrá que defenderse, pero no podrá seguir ejerciendo las funciones del proconsulado; pero, qué vaina, todo hace considerar que ¡Gadafi no quiere irse! Que se aferra a sus convicciones y a su tiranía. A Gadafi le pasa como le paso a Carlos Andrés Pérez, guardando las distancias, cuando el Derecho Interno venezolano decidió someterlo a juicio ejerciendo, como ejercía, la Presidencia de la República. Pues bien, el guión constitucional disponía que Pérez debiera irse. Y se fue, en efecto. Después vino todo lo que vino.

Pero el Imperio, aferrado a la dogmática del Derecho Internacional que él mismo ha elaborado para garantizar “la paz de los negocios globales” (la guerra es, por si hiciera falta recordarlo, el más beneficioso de los “negocios globales”) no las tiene todas consigo en el caso Libia-Gadafi. No se trata de Mubarak-Egipto. En este último, el tirano cumplió el guión imperial como dios manda, pero Gadafi es otra cosa, distinta a Mubarak, y Libia no es Egipto.

El Imperio y sus agentes policiales –concretamente la US Navy entre otros- están desesperados por cerrar el caso Libia-Gadafi. Porque salir de Gadafi es para resquebrajar a la OPEP, es decir, una organización que controla casi el 40% del mercado petrolero mundial. Cuando se estaban preparando los caldos para que el Imperio se fuera abriendo camino entre los estrategas de los viejos imperialismos la “operación Venezuela” fue la más arrojada de las operaciones especiales para agrietar a la OPEP. En efecto, durante toda la década de 1989-1999, los procónsules venezolanos colaboraron con la estrategia del consenso de Washington para la liquidación del cartel petrolero. La llegada de Chávez al gobierno venezolano paralizó la operación de altos vuelos; y, entre otros factores, eso motivó que se aceleraran los planes para el golpe del 11 de abril de 2002, durante el cual se derribó a Chávez por 48 horas.

Libia es, al lado de Irán y Venezuela, uno de los miembros de la OPEP con posiciones más anti imperiales. Es decir, estos países le pajean la vaina a los  integrantes del Imperio a nivel global, y, casi siempre, son tolerados hasta que les consiguen la caída. Con Irán tienen años aplicándole la “histeria antiatómica” (como si Alá con garras nucleares pudiera ser muy distinto que Cristo con las mismas garras). Y, ahora, a Libia le aplican, al fin, el ácido. Ya se ha sabido que Arabia Saudita bombeó barriles de petróleo adicionales para paliar el hambre europea debido a la caída de la fuente libia. Si a Irán y a Libia le ha deparado el Imperio su actual destino. ¿Qué le pasará a Venezuela y a Chávez?

 

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