¿Por qué el Comunismo Libertario y por qué en Venezuela?
Los comunistas libertarios plantean que la sociedad humana debe organizarse sobre la comunidad de bienes y de pasiones. Es decir, sobre las comunas, o las comunidades, o sobre la federación de los grupos de afinidad o la confederación de federaciones de comunas y/o de grupos de afinidad. En un sistema organizativo de tal índole quedan aseguradas tanto la libertad como la igualdad de las mujeres y de los hombres sobre la base de la solidaridad entre los integrantes de la especie humana.
No se trata de ninguna utopía en absoluto. Así vivían los primeros pobladores de Venezuela, especialmente los integrantes de la etnia caribe antes de que se suscitara la invasión europea. Incluso, después de este acontecimiento histórico que destruyó las comunidades primitivas venezolanas asimismo se organizaron las poblaciones de africanos importados sometidas a la esclavitud.
Los estudios etnográficos más solventes corroboran esta especie. Los primeros habitantes venezolanos desconocían el poder político centralizado y la apropiación individual del excedente económico socialmente creado. Las tribus se federaban entre ellas sin un centro de toma de decisiones, más bien en forma de una tupida red cuyos nodos se intercomunicaban entre sí.
Se calcula que la población venezolana en el momento del arribo de los invasores europeos era de unas 500.000 almas. Desconocía la esclavitud, ya que los capturados en las guerras tribales eran sometidos a castigos pero, a la vez, eran incorporados a las tribus victoriosas y hasta podían establecer familias dentro de ellas. Por tanto, no había clases sociales en el sentido moderno.
No se trata de una idealización. Ni es semejante al caso de las civilizaciones precolombinas: aztecas, mayas o incas. Los habitantes primigenios de Venezuela vivían en la anarquía más absoluta.
Con el arribo del invasor europeo surgen las clases sociales y el poder político centralizado. La base material se transformó. El indio fue capturado por el invasor y esclavizado con el objeto de ser una cosa al servicio del conquistador y, a la vez, un instrumento de trabajo ya que, en la época floreciente de los primeros cincuenta años de invasión (1500-1550) se les usaba para obtener las perlas que yacían en el fondo del mar de las costas venezolanas.
Las perlas enriquecían a los invasores y a sus reyes; pero a la vez sirvieron para poner en alerta a los nodos indígenas menos cercanos a la costa que comenzaron la resistencia a la invasión. Las perlas fueron, hace cinco siglos, el petróleo de entonces.
Establecido el poder político centralizado del invasor comenzó la conquista del interior de Tierra Firme. Pero en menos de medio siglo la población originaria fue devastada, por lo cual se comenzó a importar esclavos africanos. Era ésta la fuente de la mano de obra para explotar las haciendas y las plantaciones de cacao.
El mestizaje arranca de entonces.
Cuando los ecos de la Revolución Francesa (1789) llegan a Venezuela ya la sociedad que encuentran se ha mutado ostensiblemente. A la escisión entre la colonia y la metrópoli en las relaciones comerciales y económicas subyace una sociedad donde los conflictos de castas y colores se superponen.
Los mantuanos que se independizan de la metrópoli constituyen, a decir verdad, la “Junta conservadora de los derechos de Fernando VII”, pero los regimientos de los patriotas primigenios rechazan a los pardos.
Será en 1816 cuando Bolívar, que viene de Haití con la ayuda que le ha dado Petion, convierte la guerra de independencia en la guerra social que realmente fue al decretar la abolición de la esclavitud. Desde ese momento el pueblo llano se incorpora a las fuerzas patriotas. Ya los pardos han encontrado la vía para acceder al poder.
Tanto en el congreso de Angostura como en el Constituyente de Cúcuta –de donde surge la Gran Colombia- el mantuanaje disfrazado de patriota le da largas al asunto de la abolición de la esclavitud y a la ley de repartos. En el congreso de Cúcuta se avanza un paso al decretar la ley de vientres: hijo de esclava será libre después de los 18 años previa indemnización al amo. Esta disposición será modificada años más tarde elevando la edad a 21 años.
La oligarquía venezolana consolidó su poder de clase social dominante a partir de la independencia. Esto significó que la guerra social continuara. Un estudioso venezolano llamó al conflicto venezolano “la guerra de clases y colores”. Y estaba en lo cierto.
Desde 1821 a 1830, en el marco institucional de la Gran Colombia, no cesaban en Venezuela los alzamientos y las insurrecciones populares contra los amos de la tierra y los dueños de esclavos. Estas expresiones del pueblo en armas continuaron luego de la separación de la Gran Colombia. La Guerra Federal no fue sino la continuación de la “guerra de clases y colores”, esta vez con el añadido de que el capital comercial y usurero de los mantuanos ya comenzaba a despuntar como el capital monopolista criollo.
Floreal Castilla.-
08 de agosto de 2007.-
